jueves, septiembre 19, 2024
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Rebelión en las filas demócratas

SONIA SCHOTT,

Durante la pandemia, millones de estadounidenses, en edad de retiro, dejaron de trabajar ante los temores de un cambio permanente en el mercado laboral pero ahora una investigación del Pew Research, de finales de 2023, encontró que “la fuerza laboral de las personas mayores de edad, que actualmente asciende a 11 millones aproximadamente, casi se ha cuadriplicado desde mediados de los años 1980”.

Una conclusión similar arrojo el estudio de 2024 de la firma de inversiones T. Rowe Price, encontrando que, “alrededor del 20% de los jubilados, trabajan a tiempo completo o parcial mientras que el 7% está en busca de trabajo”.

El aumento se debe en parte a que las personas de edad son un número cada vez mayor con mejores niveles de educación y gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, tienen mejor salud.

Entonces, si es tiempo de deshacerse de los estereotipos relacionados con la edad y el desempeño laboral ¿Cuándo se alcanza la edad máxima límite para dejar de trabajar?

“Las respuestas varían según el individuo, dependiendo de su salud, la naturaleza del trabajo y su situación financiera pero las investigaciones muestran que, será cada vez más común trabajar durante los años dorados” según la web Monsters.com, un popular sitio de búsqueda de empleo.

En Estados Unidos la edad promedio de jubilación varía según el estado, desde 61 años en Alaska y Virginia Occidental a 67 en Washington, DC, según la compañía aseguradora Mass Mutual.

¿Y qué pasa cuando hablamos del trabajo político más apetecido de la nación?
Según la Constitución no hay un límite máximo de edad para ser presidente mientras se esté en buenas condiciones físicas y mentales, para cumplir con las altas responsabilidades.

Pero más que la edad cronológica, es importante la salud mental y es aquí donde el presidente, Joe Biden, despierta inquietud entre algunos demócratas, llevando a la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a expresar “la gente se pregunta si el pobre desempeño del presidente Joe Biden en el debate fue sólo «un episodio» o parte de una «condición».

El tema de la salud de Biden sigue en el escenario noticioso.

Cada vez más voces demócratas piden que dimita en favor de un candidato más joven, sumando a los consejos editoriales del The New York Times, The Chicago Tribune, The Atlanta Journal-Constitution y The Boston Globe, tanto así que, Biden debió llamar a sus gobernadores para convencerles de que estaba y que seguía adelante; incluso dio una rara entrevista televisiva a George Stephanopoulos, de ABC el viernes pasado.

Normalmente, la mala actuación en un debate no es razón para dudar de las capacidades de un presidente, pero Biden apareció vacilante en muchos eventos durante los últimos meses, sonando cada vez más frágil y preocupando a los demócratas que creyeron ver en el primer enfrentamiento contra el rival republicano, la prueba final de un presidente en declive.

Habrá un segundo careo televisivo con Donald Trump en septiembre, pero mientras tanto parece que no cesaran los llamados de renuncia, añadiendo más incertidumbre al panorama político.

Un ingrediente crucial en esta crisis ha sido el apoyo de la primera dama, Jill Biden, y del resto de la familia, para que Biden continúe en la contienda.

En cierto modo, ha sido una sorpresa para aquellos que desean que desista pues, la familia debería estar al tanto del estado de ánimo y salud del mandatario y ¿la pobre actuación de Biden no hizo sonar sus alarmas?

En todo caso la intención de los demócratas es impedir que Trump sea presidente por segunda vez y pueda implementar su agenda, que consideran antidemocrática.

Después del muy polémico fallo de seis de los nueve jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos, que otorgó inmunidad procesal a Trump y a los presidentes que vendrán por acciones tomadas en la capacidad de sus funciones, existe la preocupación de que en el futuro se le otorgue a un presidente tanta discreción en sus actos que podría socavar los valores democráticos.

Biden está convencido de poder derrotar a Trump por segunda vez, pero y si cambiara de opinión y dimitiera, bajo presión ¿alguien más tendría la misma convicción de que él o ella podría ganarle a Trump? ¿Podría Kamala Harris, por ejemplo, vencer a Trump?

A menos que los principales donantes del partido retiren repentinamente su respaldo, la campaña de Biden pretende seguir viento en popa aunque el resultado sea todavía incierto.

Fuente: Diario Las Américas

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