En los ultimos meses, la democracia iberoamericana ha perdido tres elecciones ante los candidatos del Foro de Sao Paulo: Pedro Castillo en el Perú, Xiomara Castro en Honduras y Gabriel Boric en Chile.
La gente no votó a ciegas, puesto que en las tres naciones se divulgaron ampliamente los nexos de estos candidatos con el Foro de Sao Paulo (FSP) y el Grupo de Puebla. Sin embargo, las mayorías optaron por los abanderados comunistas.
Inexplicablemente, no sirvió de nada usar como escarmiento el caso de Venezuela. Hubo miles de migrantes venezolanos dispuestos a hablar de sus experiencias; y además se difundieron videos comparando lo que ocurrió con Hugo Chávez hace 23 años y lo que podría suceder en esos tres países.
¿Por qué los pueblos desoyeron los consejos? ¿Por qué eligieron perjudicarse de esa manera?
Seguidamente se exponen algunos motivos -más no los únicos- que podrían haber influido:
Primero, durante décadas la población ha sido bombardeada con la contracultura del hedonismo, el facilismo y el relativismo. Por tanto, a los electores -particularmente a los más jóvenes- poco les importaron las críticas sobre los candidatos del FSP, aunque éstas fuesen válidas.
Segundo -y relacionado con lo anterior- porque las campañas electorales de la derecha apelaron a la fría razón, mientras que la izquierda recurrió a las emociones. Análisis aparte habría que hacer sobre el uso de las redes sociales en la estratagia de los marxistas.
Y tercero, las campañas de Keiko Fujimori, Nasry Asfura e incluso la de José Antonio Kast, fueron un tanto insípidas. Se limitaron a promover el progreso económico, las libertades y el rechazo al comunismo.
Pero para mover -y conmover- al ser humano, no basta hablarle de bienestar económico y de democracia. Es necesario abordar los asuntos trascendentes que le dan sentido a la vida, como son la defensa de los valores y pricipios de la Civilización Cristiana, el apego a la familia, y la búsqueda de la belleza y de la verdad.
Los consultores profesionales que manejan las campañas -cobrando grandes cantidades de dinero- son extremadamente pragmáticos y diseñan sus estrategias como si estuviesen vendiendo un producto comercial. Consideran que los temas trascendentes, como los arriba mencionados, son cursis y no se traducen en votos.
Sin embargo, están equivocados, como ha quedado demostrado en Perú, Honduras y Chile; puesto que no se derrota a los comunistas con pragmatismo. En eso los marxistas son insuperables.
Para vencer la prédica comunista -basada en el resentimiento, en las mentiras y en falsas promesas- hay que contraponer un mensaje que mueva los corazones con aquello que los jóvenes más anhelan: el amor verdadero, un sentido trascendente de la vida y la esperanza de un futuro mejor.
Habría que estudiar los discursos de Churchill, Adenauer y Gasperi para vislumbrar que no se pueden emprender grandes proyectos políticos sin abordar temas profundos y de trascendencia.
Churchill no prometió mejoras salariales, sino «sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas». Sin embargo, los británicos lo siguieron, porque Churchill también ofreció «optimismo y esperanza», así como también la «victoria a toda costa».
Ojalá la derecha colombiana saque provecho de estas experiencias fallidas e incorpore estos conceptos en su estrategia, porque si se pierde Colombia a manos de Gustavo Petro, muy seguramente caerá toda la región.