El regreso del republicano Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos es triunfal. De ninguna otra forma pueden interpretarse los resultados de las elecciones en las que no sólo superó por amplio margen a la candidata demócrata, Kamala Harris, sino además coronó con la victoria de su partido en las parlamentarias, que le aseguran una mayoría a favor en el Senado y muy probablemente, también en la Cámara de Representantes.
El conteo definitivo demorará unos días para conocer la composición final del Congreso, pero está claro desde ya que los republicanos se acercan a la conquista de una “trifecta”, para gobernar durante los próximos cuatro años.
Aun si la tolda roja no consiguiera el control de la Cámara de Representantes —que no parece probable— ya el presidente electo suma a su historial un nuevo precedente: ser el segundo mandatario de la historia de Estados Unidos en ser reelegido en dos administraciones no consecutivas.
Con ello, marca un hito, considerando que el único en figurar con un logro similar había sido el demócrata Stephen Grover Cleveland, quien fue presidente en 1884, perdió su mandato en 1888 y volvió a ser elegido en 1892.
Escrutinio para celebrar
Las tendencias del escrutinio permiten celebrar a Trump sin caer en ninguna modestia y esto se debe a que el Partido Republicano se alza con, al menos, 52 de los 100 escaños del Senado. El escenario no pudo ser más ideal si se tiene en cuenta que en estos comicios se elegirían a 34 de los 100 senadores, que tienen un mandato de seis años y cuya composición de la Cámara se renueva por tercios cada dos años.
La contienda de este martes lo cambió todo. Si bien en los comicios de 2018, de esos 34 puestos, los republicanos sólo ganaron 11 y la correlación de fuerzas quedó a favor de los demócratas por una estrecha mayoría de 51 puestos (incluidos en la cuenta los independientes) frente a 49 republicanos, esta vez, hay giros importantes.
Todo apunta a que de los 23 puestos que los demócratas mantenían bajo su control, la organización quedaría con ocho menos, al Trump ganar en Virginia Occidental, Ohio y Montana y figurar sus cartas como las ganadoras en Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada.
Tendencias con aires de cambio
El panorama de la Cámara de Representantes también brinda aire fresco a Trump, porque de los 435 escaños, sólo se espera el conteo final en 70 localidades para proclamar la victoria republicana que se traducirá en un camino holgado para las rebajas fiscales y las reformas migratorias prometidas de Trump que ameritan ser aprobadas por la Cámara de Representantes y el Senado.
¿Sería una paliza electoral? Ya lo es. La victoria de Trump en esta cita comicial no sólo con el Senado es más contundente que la de 2016. Los números no mienten. Trump recuperó todos los estados que el demócrata Joe Biden logró hace cuatro años al imponerse en Georgia, Carolina del Norte.
Además demolió el llamado “muro azul” que integran Wisconsin, Michigan y Pensilvania, sobre los cuales Harris pretendía retener la Casa Blanca. Sin mencionar la victoria en Arizona, en la frontera con México, otro estado que Biden ganó hace cuatro años, y en Nevada donde el voto latino se impuso. Increíble, pero cierto.