La reservas de petróleo estadounidense están en su nivel más bajo desde 1984, según el Departamento de Energía. Este panorama tiene atentos a los expertos y al mercado de crudo, porque si bien era un escenario predecible, no deja de ser preocupante que la potencia mundial flaquee en cuanto a la cantidad de barriles en su Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, en inglés) y marque un récord que no se veía desde hace 38 años.
Que la SPR guardara al 26 de agosto 450 millones de barriles en comparación con los 621 millones de hace un año es el resultado de varios factores, pero principalmente del golpe al suministro mundial de crudo debido a la invasión de Rusia contra Ucrania. Por este motivo, la Administración demócrata de Joe Biden anunció en marzo pasado la liberación de un millón de barriles diarios durante seis meses para completar una cifra total 180 millones de barriles de crudo. Oficialmente, Biden dijo que lo hacía para satisfacer el mercado y controlar el aumento del combustible, pero en realidad, cuidaba su golpeada popularidad.
Liberar barriles de las reservas fue visto más como una decisión política que estratégica. El fin en sí mismo, era manipular el mercado debido a la alta inflación, la baja popularidad y las elecciones intermedias de noviembre. Y tal como advirtieron expertos, el resultado no fue sustancial.
Pero el escenario podría empeorar en octubre según proyecciones del Instituto de Investigación Energética citados por el portal Oil Price. Las reservas podrían llegar a un mínimo histórico de los últimos 40 años con 358 millones de barriles.
Vender más de lo que se produce
La Agencia Internacional de Energía lo advirtió a mediados de junio: «el suministro mundial de petróleo puede tener dificultades para mantener el ritmo de la demanda el próximo año». Y esta liberación de reservas de petróleo que ordenó Biden no es infinita. Ahí está la advertencia.
«Al ritmo actual, EE. UU. está vendiendo más barriles de su reserva que la producción de la mayoría de los países medianos de la OPEP, como Argelia o Angola», indicó un artículo de Bloomberg por esos días. Sin embargo, no hay mayor pronunciamiento en Washington por actitudes que respondieron a motivaciones políticas.
Pero también es un arma de doble filo. Eliminar ese suministro adicional de las reservas de petróleo, «significaría que los inventarios comerciales se agotarían rápidamente, ejerciendo una presión alcista sobre los precios del petróleo», apuntó el portal.
Además de todo este escenario, hay un factor importante. El crudo almacenado en las cavernas en Louisiana y Texas no coincide muchas veces con las necesidades de refinerías. Estas por lo general trabajan con petróleo de acidez media y permite procesarla con mayor facilidad para obtener gasolina. Pero esta clase de petróleo también es limitada.
Otro tema para resolver
Si bien la inflación se desaceleró en julio con 8,5 % en comparación a 9,1 % del mes anterior, de acuerdo a los informes del Departamento del Trabajo, eso no significa que la Administración Biden pueda respirar tranquila en términos económicos. Aún hay temas por resolver y eso incluye cubrir la demanda de petróleo debido a que ya no cuenta con el suministro ruso por la guerra que el presidente Vladímir Putin decidió declarar contra Ucrania.
Ahora las reservas de petróleo también son un problema por marcar su nivel más bajo en más de 35 años. Quizás la Administración demócrata, sabiendo lo que iba a pasar, buscó alternativas en países que antes no eran una opción. Venezuela por ejemplo. Joe Biden ha demostrado su complacencia con el régimen chavista flexibilizando sanciones mientras enviaba comisiones a Caracas para conversar con la dictadura. Lo que se presume, es que el tema del abastecimiento de crudo estuvo sobre la mesa.