viernes, diciembre 27, 2024
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Retórica política pone en duda transparencia del voto

La elección del presidente 47 de Estados Unidos está a poco más de 30 días, pero el sistema electoral del país permite que desde ya los sufragantes puedan elegir entre la actual vicepresidenta Kamala Harris, abanderada del partido demócrata, o el expresidente Donald Trump, representante de los Republicanos.

El voto por correo y el voto anticipado es aplaudido por algunos, pero criticado por muchos, ya que genera, como en el 2020, dudas sobre la transparencia del proceso.

“Definitivamente en los últimos años se ha generado desconfianza en el proceso electoral en Estados Unidos por varias razones”, comenta en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS el analista político César Grajales. “La narrativa de algunos legisladores, que dicen que exigir la documentación es racista, discriminatorio o que se busca suprimir el voto de un grupo social. Todo ese tipo de cosas empieza a generar una narrativa alrededor de posibles trampas y esto se ha replicado en diferentes estados, no solo en Georgia o Arizona. Según los demócratas, está cruzada por asegurar el proceso electoral ha sido interpretada como racista o contraria a las minorías. Cuando, por el contrario, asegurar el proceso es precisamente respetar el voto de cada uno de los estadounidenses. Muchos decían que se iba a suprimir el voto. Hablando de Latinoamérica, si usted no presenta su identidad, su carné o su cédula, no puede votar. Estados Unidos es demasiado generoso en el proceso electoral. Aquí se puede votar por correo, en elección temprana durante muchos días, y también el día de la elección. En nuestros países, uno vota un día y se acabó. Pero acá es un drama, y generalmente lo protagonizan los demócratas, quienes, en mi opinión, son los que más dudas generan al proceso electoral. Creo que todo mecanismo que fortalezca la seguridad beneficia tanto a demócratas como a republicanos, porque si hay discrepancias, al menos sabemos que se siguieron las reglas y el proceso fue justo».

Los dos estados que menciona el analista tomaron medidas de última hora para garantizar la transparencia del voto. Georgia aprobó un reglamento que obligará a sus condados a contar a mano y de forma electrónica todas las boletas en las cercanas presidenciales, mientras que Arizona la nueva medida requiere que los condados cuentan a mano los sobres con boletas que se dejan en los centros de votación el día de las elecciones, antes de que se tabulen los votos.

Para Isadora Velázquez, abogada de inmigración y analista demócrata, hacer cambios en el proceso lo considera beneficioso, pero siempre y cuando se realice con tiempo y no a última hora para que así el elector pueda entenderlo y tener mayor confianza.

“El mejor ejemplo de los riesgos de nuevas regulaciones a último momento se vieron reflejados en las elecciones del 2020”, recuerda la letrada. “En lugar de comprender la necesidad de dichas regulaciones por la pandemia de COVID-19, muchos utilizaron dichos cambios para justificar una desconfianza -en su opinión- irracional sobre los resultados electorales. Nuevas regulaciones pueden traer muchos beneficios incluso en la transparencia electoral de los resultados. Pero lo ideal sería que dichas regulaciones se implementen con suficiente tiempo antes de cada elección para tratar de eliminar los muchos argumentos sin base que se presentan ante la transparencia electoral”, considera Velázquez.

En lo que sí coinciden tanto Grajales como Velázquez es en que debe priorizarse la democracia por encima de intereses partidistas.

“En mi opinión, siempre se buscará algo para criticar, más aún si justifica un resultado u otro. Hasta ahora no he visto credibilidad alguna en las críticas más allá de usarlas como excusa”, detalla Velázquez, mientras que Grajales rememoró algo sucedido en 2020, aunque para él Donald Trump sí perdió las elecciones.

“Tenemos al expresidente Trump que dice que él no perdió las elecciones en 2020. Yo particularmente, en muchos medios de comunicación lo he dicho, creo que el expresidente perdió las elecciones porque hubo unos errores en el cálculo político. Con el tema del COVID, mucha gente lo sintió insensible por la forma en la que habló al principio de la pandemia”, explica Grajales. “Sin embargo, como presidente de Estados Unidos tiene toda la libertad de pedir un conteo y recuento, de tener dudas de la elección presidencial y de preguntar. El querer silenciar al expresidente Trump porque él quiere saber si en X estado fue válido o no, me parece también un error garrafal que le vuelve a dejar dudas al proceso electoral. Llámese Trump o llámese el candidato que sea, creo que tiene la libertad de pedir un reconteo si tiene dudas. Eso es parte del proceso democrático”, precisó Grajales.

“Así que la seguridad del proceso electoral en Estados Unidos nos corresponde a todos. Tanto a los legisladores, como al que va a votar que debe asegurarse de que votan solo los ciudadanos. También el que pierda la elección, que lo acepte. Eso es contribuir al proceso democrático de la nación número uno del mundo, los Estados Unidos de América”, añade Grajales.

Conteo de votos, ¿manual o electrónico?
Los resultados de los comicios del próximo 5 de noviembre, aunque pudiese haber una tendencia esa misma noche, probablemente no se conozcan con exactitud hasta días después. El reconteo de votos, luego de la experiencia de 2020 pareciera ser un destino en estas elecciones.

“Esperemos que este año, si se piden conteos, se respeten y sobre todo que estamos en Estados Unidos y no puede ser que se demoren tres días para contar votos”, se cuestiona Grajales. “Ojalá que el conteo, cualquiera que sea, manual o electrónico, sea eficiente y podamos demostrar que podemos tener esa agilidad. Entre más tiempo se demore un conteo, más suspicacia genera en el votante estadounidense”.

Velázquez coincide en que la rapidez en el conteo dará mayor confianza y aceptación a los electores.

“El conteo manual siempre ha estado disponible. Podemos recordar los tiempos de Bush v. Gore como ejemplo. El implementarlo como única opción no sería eficaz”, sigue. “El conteo electrónico es más rápido y se ha demostrado confiable. Lamentablemente muchos medios no han demostrado el objetivismo periodístico necesario para que la confianza pública y la transparencia electoral así lo reflejen. El conteo manual siempre es más lento. El no tener los resultados de manera cercana lamentablemente genera desconfianza”.

Voto por correo
Para Emilio González, coronel retirado y exdirector de Inmigración de EEUU y uno de los críticos del sistema actual, la expansión del voto por correo durante la pandemia fue un detonante de irregularidades. «Las personas que intentaban hacer cosas malas o pervertir el proceso electoral tenían la excusa del COVID. Acuérdate de que en el 2020 casi todo el mundo votó por correo. Eso abrió muchos abusos y estamos viendo los resultados de esos abusos», señala.

González menciona que los estudios en curso en estados clave como Arizona, Georgia y Pensilvania sugieren que se relajaron los reglamentos del voto por correo, permitiendo que personas no elegibles participaran en las elecciones. «Votaron un sinnúmero de gente muerta, gente que no vivía en su propio estado», afirma, señalando que estos problemas minaron la confianza en el sistema electoral.

Pese a estas críticas, González confía en que los mecanismos para prevenir tales irregularidades han mejorado de cara a las próximas elecciones. «Yo creo que eso ya se ha corregido y creo que para estas elecciones estarán mucho más atentos y alertas a cualquier tipo de irregularidad que pueda suceder», afirma.

La creciente desconfianza en la transparencia electoral de Estados Unidos, alimentada tanto por la retórica política como por cambios en las normativas, refleja un desafío que afecta la percepción del voto y la integridad del proceso. Aunque el voto por correo y el voto adelantado buscan facilitar la participación, sus detractores argumentan que abren la puerta a posibles irregularidades. Sin embargo, las medidas recientes adoptadas por varios estados buscan reforzar la confianza en el sistema. La clave para preservar la democracia estadounidense radica en el equilibrio entre la eficiencia de los procesos y la seguridad de estos, evitando que la incertidumbre socave la legitimidad de los resultados.

Fuente: Diario Las Américas

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