El ministro de Economía y Finanzas de Ecuador, Richard Martínez Alvarado, contó detalles de las negociaciones que lleva adelante para reestructurar la deuda de su nación y se mostró optimista -aunque “no triunfalista”- en que el acuerdo con los bonistas se concrete en los próximos días. Sobre todo, con grupos pequeños de inversores que se opusieron a la oferta que presentó el funcionario del gobierno de Lenín Moreno pero que fue aceptada por BlackRock y Ashmore, los principales tenedores de títulos ecuatorianos.
En diálogo exclusivo con Infobae, uno de los hombres clave del gabinete se refirió a la importancia de tener las cuentas en orden, mostrarse al mundo previsible y no situarse en la misma vereda del Socialismo del Siglo XXI: “Sus resultados están a la vista”, remarcó. Además, apoyó al candidato de los Estados Unidos para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) al asegurar que el rol de Mauricio Claver-Carone “puede ser determinante”.
– Son semanas, días complicados… ¿usted cómo está, cómo se siente? Imagino que vive un tiempo frenético.
– Sí, son semanas duras. Pero el ánimo arriba. Siempre, a pesar de la adversidad, hay que mantener el optimismo y la fuerza de voluntad para superar un momento tan complejo que vive no sólo el Ecuador, sino la humanidad en su conjunto. Así que el ánimo tiene que estar bien arriba.
– ¿Se complicó el acuerdo con los acreedores en los últimos días? Hubo grupos financieros más pequeños que no se acercaron a la propuesta de su gobierno.
– Yo no diría que se haya complicado. Creo que es un proceso normal en el que hay grupos minoritarios que quieren tener más rentabilidad y el país tiene una situación muy compleja en la cual definitivamente sería muy doloroso hacer más sacrificios de los que están planteando. La propuesta de reestructuración tiene un apoyo importante del 53% y que es del grupo más grande de inversionista. Ese número creció del 45% al 53% en cerca de dos semanas. Entonces, creo que es importante señalar que hay un grupo minoritario que quiere maximizar sus aspiraciones y nosotros los hemos invitado a sumarse a la mayoría que considera que hay un trato justo, equitativo y ordenado de la mesa y que atiende tanto a las necesidades del Ecuador como de los tenedores de bonos.
– ¿Con el 53% se cumplen los porcentajes de la cláusula de acción colectiva y no se tiene hold out? ¿O los que están afuera pueden acelerar un default?
– Necesitamos de un 66% para cumplir con las cláusulas de acción colectiva en nueve de las diez series. De 53 nosotros hemos hecho acercamientos informales, obviamente a través de nuestros asesores y estimamos que estamos por encima del 60 por ciento. Pero el pronunciamiento formal del grupo mayoritario -que es el grupo ad hoc- es del 53 por ciento. El número final se conoce al cierre del proceso de votación que es el 31 de julio.
– Una pregunta que para la Argentina (otro país que está reestructurando su deuda) puede ser fundamental. ¿Cómo hicieron en Ecuador para lograr un acuerdo con el grupo ad hoc que incluye como líder a BlackRock? ¿Cuál fue la clave?
– Se han pronunciado el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina)… el día de hoy se pronunció Naciones Unidas respaldando el proceso. Entonces tiene un gran apoyo de la comunidad internacional. El grupo minoritario señalaba que aspira al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los ODS de Naciones Unidas. El hecho de que nosotros hemos señalado es que la mejor forma de alcanzar esos ODS es con un alivio fiscal fuerte, que es lo que hemos logrado mayoritario en acuerdo. En la negociación, cada país maneja su estrategia en función de la circunstancia y por respeto no me pronuncio sobre lo que sucede en la Argentina. Lo que puedo decir de nuestro lado es que no fue obviamente una negociación nada fácil. Son negociaciones muy duras, pero lo que creo que en nuestro caso permitió que logremos un acuerdo con estos grupos grandes es que hemos trabajado mucho sobre pasos concretos que permitían acercar posiciones. Y trabajamos sobre un objetivo compartido, que eso es para mí lo más importante, que es recuperar el crecimiento del país y darle oxígeno al país para que pueda atender las demandas sociales. Siendo ese un objetivo compartido entre los bonistas de ese grupo y el Ecuador, eso facilitó las aproximaciones para llegar luego al número. No partimos del número, sino partimos del concepto y objetivos comunes.
– En el cierre con BlackRock y Ashmore, ¿plantearon en su estrategia alguna llamada entre el presidente Lenín Moreno y por ejemplo Larry Fink, CEO de BlackRock o alguna reunión con el de Ashmore? Es decir, ¿plantearon esa estrategia o siempre se manejaron desde el ministerio con los bancos que colocaban los bonos?
– Una estrategia muy técnica. Digamos, procuramos que las discusiones no se manejen dentro de un escenario de opinión pública que pudiera politizar o generar un riesgo. Y eso fue un logro del país. Mucha gente quería opinar, pero apelamos a las fuerzas oficiales y de oposición para manejar esto con mucha técnica. Y eso ayudó.
– O sea, ¿no hubo un cierre donde el presidente de Ecuador habló con Larry Fink? ¿Se dio una conversación entre el presidente y el CEO?
– No. Posteriormente se han organizado algunas conversaciones pero más sobre la base de un estrechón de manos.
– Ministro, usted tiene mucha fe o se lo nota tranquilo en que van a llegar a un acuerdo. ¿Qué va a significar este acuerdo en términos económicos y políticos para el Ecuador?
– Mire, no somos triunfalistas. Pero creo que hemos dado pasos importantes para tener una expectativa positiva. Insisto, no sólo sobre el acuerdo material con los tenedores sino con el acuerdo de la comunidad internacional. Eso es importante matizar. Uno no puede cantar victoria antes de tiempo. Es como todo proceso de votación, pero las cosas avanzan bien. Yo creo que el futuro del Ecuador tiene mucho de dependencia de este acuerdo, de esta reestructuración. Porque al igual que todas las economías de América Latina estamos enfrentando desafíos enormes y en el caso nuestro la posibilidad de recuperarnos, de volver a crecer, de tener espacio fiscal para atender a los más vulnerables y se llega con un acuerdo de esta naturaleza. El acuerdo tiene varios componentes, la tasa de interés, el período de gracia, el recorte nominal, la liberación de flujo y el plazo. Por el lado de la tasa de interés, tenemos que por un lado los papeles de las series ecuatorianas están en un promedio ponderado de 9,2% y con el acuerdo lo pasamos a 5,3%, entonces tenemos ahí unos intereses que son escalonados que van desde el 0 hasta el 6,9% pero en promedio estamos hablando de 5,3 por ciento. En cuanto al flujo, tenemos un alivio en los próximos 10 años por cerca de 16.500 millones de dólares y el próximo año tenemos un pago muy pequeñito de 79 millones. Entonces en flujo tenemos un beneficio, también. En el caso del capital tenemos una reducción de cerca del 9 por ciento. Nos pasa de 17.300 a 15.800. El plazo también se extiende de 6,1 a 12,7 años en promedio porque finalmente los bonos tienen un vencimiento hasta 2030 y el bono más largo vence en el 2040.
– Usted planteó que los organismos multilaterales respaldaron. ¿Qué papel tuvo para lograr el cierre el gobierno de los Estados Unidos? ¿El Departamento del Tesoro?
– No. El Tesoro no ha participado. Fue una negociación directa entre el gobierno ecuatoriano y los bonistas. No intervienen terceros porque son temas muy delicados y el respaldo viene posterior a que se concreta el acuerdo.
– Ministro, todo América Latina, cuando termine esta pandemia va a necesitar una gran ayuda para salir de las respectivas crisis. ¿Cómo imagina ese proceso? ¿Qué países van a quedar mejor parados para recibir esa ayuda?
– Por principio, aquellos países que tengan una macroeconomía ordenada, unas cuentas públicas transparentes y unas finanzas públicas sostenibles. Son los que van a tener mayor facilidad de acceso al financiamiento. Claro, allí hay países que estamos en la ruta de ese camino. El Ecuador venía con unas finanzas públicas muy deterioradas y por eso nosotros empezamos una ruta de transición hacia un modelo de finanzas públicas más ordenadas, más transparentes… y en el medio de eso cayó la pandemia. Pero la capacidad de resiliencia de los países depende de muchos factores: cuál es la estructura productiva, la estructura de empleo, los niveles de informalidad… El desafío es enorme. Hay muchos sectores que van a tener que repensarse, como el del turismo que es un sector que en el Ecuador está muy golpeado y en todo el mundo en general. Y obviamente demanda un proceso de construcción de mediano plazo que se repiense en algunos sectores que son importantes en muchos países de la región.
– En ese contexto de créditos y financiamiento, imagino que el Banco Interamericano de Desarrollo va a tener un papel clave en todo América Latina. ¿Por qué Ecuador apoya al candidato de los Estados Unidos, Mauricio Claver-Carone?
– Muy buen punto. El BID tiene una importante posición en este nuevo escenario post-COVID. Hay varias razones por las cuales el Ecuador decide respaldar al candidato de los Estados Unidos. La primera es que su despliegue en la región ha sido importante, es una persona que ha sido cercana a la región en diferentes procesos. Segundo, la posibilidad de que se pueda movilizar una cantidad mucho más fuerte de recursos, lo que es también importante. Creo que tiene varios atributos. Pensar una agenda que permita incrementar y acelerar la cantidad de recursos en la región es muy importante. Y para eso el crecimiento económico, la participación del sector económico, la infraestructura, es muy importante. Ahora, ciertamente, como Ecuador también hemos dialogado con Mauricio Claver-Carone para nutrir la agenda de los desafíos sociales que tiene la región. Hay problemas muy fuertes en términos de acceso a bienes y servicios básicos como alcantarillado, agua potable, educación. Desafíos enormes en cuanto inclusión de mujeres, violencia femenina, violencia intrafamiliar. Y los temas del futuro de desarrollo sostenibles. Temas muy inherentes a la región, como la desnutrición infantil. Son muy nuestros, muy de América Latina y toda la agenda del BID tiene que volcarse a incrementar los recursos para garantizar más crecimiento, más inversión privada y más innovación y complementarse para reducir las brechas en nuestros países. Así que hay una oportunidad enorme, pero para eso se necesitan recursos, y en eso el rol del candidato de los Estados Unidos puede ser determinante para movilizar una mayor cantidad de recursos.
– Si Xi Jinping planteara que no hay que esperar al BID o al Fondo Monetario y ofreciera créditos a medida, ¿cuál sería la respuesta de Ecuador?
– Creo que el desafío en este momento de América Latina es mantener todas las fuentes posibles de financiamiento abiertas. Puedo hablar en el caso del Ecuador, pero en Ecuador nuestra estrategia ha apuntado a tratar de equilibrar una posición en la que el país finalmente busca sus propios objetivos. Sería una equivocación del país tomar un solo camino. Como una economía pequeña, un país pequeño debe dejar abiertas todas las puertas en términos comerciales y financieros. Ciertamente nos apegamos mucho al ejercicio de los multilaterales, desde el punto de vista de la asistencia técnica y la transparencia. Por eso regresamos con el gobierno de Lenín Moreno a retomar el contacto con las multilaterales, que eso se había perdido y han sido de gran apoyo para superar los momentos duros que nos tocaron vivir y ahora son fundamentales para el futuro.
– ¿Piensa que el avance que está teniendo Ecuador -que parece encaminarse bien aunque usted diga que no quiere ser triunfalista-, ayuda el contexto político? El gobierno de Moreno se diferenció mucho de su antecesor, Rafael Correa, e incluso de la dictadura de Venezuela. ¿Considera que esto influye para darle previsibilidad al país?
– El presidente Lenín Moreno decidió dar un giro de timón muy fuerte para salir de este proceso denominado el Socialismo del Siglo XXI, cuyos resultados están a la vista en la región. Ese proceso contribuye sin dudas en un escenario en que el Ecuador tiene hoy una mayor credibilidad en el exterior, en la comunidad internacional, que tiene muchos vectores. Por un lado se le devolvió al país la libertad de expresión, se ha actuado con mucha transparencia, la independencia de los poderes, también. El presidente ha garantizado esa independencia… la lucha contra la corrupción. Son elementos cualitativos no sólo para la democracia, sino también para la consolidación económica desde el lado institucional en el mediano plazo. El Ecuador ha iniciado un proceso de adhesión a la Alianza del Pacífico, se ha acercado también al principal socio comercial para buscar un acuerdo y ha tenido una agenda pragmática que le permite insertarse en la modernidad de la actualidad. Creo que todos esos factores han sumado para llegar a este punto. Hay una comunidad internacional que ve que es un país que a pesar de la complejidad está haciendo las reformas estructurales correctas. Eso genera un aliento y una expectativa positiva hacia el futuro.
– Es decir, ¿estar cerca de Nicolás Maduro no es negocio?
– No, no. Creo que evidentemente estar cerca de una persona que ha violentado e irrespetado los más elementales derechos de las personas en términos de libertad de expresión, que ha devastado la economía de un país tan rico como Venezuela, que ha generado un proceso de una diáspora enorme de estos queridos compatriotas venezolanos… pues definitivamente no creemos que sea el camino bajo ningún concepto. El camino está en la transparencia, en la libertad de expresión, en mayor apertura económica, mayor pragmatismo, mayor transparencia y eso es lo que está promoviendo el Ecuador.