lunes, diciembre 23, 2024
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Roberto Jefferson llama a votar por el PTB: «En segunda vuelta vamos con Bolsonaro»

Un hombre como el exdiputado Roberto Jefferson, quien ha estado en la arena política desde la década del 70, no es alguien cuyas palabras puedan ser tomadas a la ligera. Menos cuando las mantiene, a pesar de ser apresado por ellas. Hoy, este dirigente quien fuera candidato a la Presidencia de Brasil, hasta que el Tribunal Superior Electoral impugnara e inhabilitara esta iniciativa, se mantiene incólume en sus opiniones contra lo que se ha denominado como “la dictadura de la toga”, es decir, el Supremo Tribunal Federal.

El bolsonarista, quien es presidente honorario del Partido Laborista de Brasil (Partido Trabalhista Brasileiro, PTB, en portugués), ha sido categórico en sus alegatos. Como lo hizo en su momento, pide hoy el cierre del ente judicial, por considerarlo como “la letrina” del Partido de los Trabajadores (PT), tolda política izquierdista que acompaña al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Jefferson hoy está bajo arresto domiciliario por un dictamen del Supremo Tribunal Federal, que le acusó de una serie de presuntos delitos, entre ellos: calumnia, difamación, injuria, incitación al crimen, apología del crimen, y asociación para delinquir. Todos encerrados en el expediente que más tarde se denominó «milicias digitales», donde le describen como promotor de la anarquía a través de sus redes sociales.

Sin embargo, el exdiputado no muestra una pizca de arrepentimiento en sus palabras, ni de la opinión que dio desde estos espacios. Al contrario, se hace cargo de ellas y explica sus razones para pedir la claudura de un organismo que, a su juicio, ha dejado a sus magistrados como militantes y «cachorros» de Lula da Silva, señalados también de marxistas y acusados de recibir asesoría del Foro de Sao Paulo. En una entrevista exclusiva con PanAm Post reiteró su posición:

¿Que si me arrepiento? Si yo pudiese ahora, cierro el Supremo. Cerrado. Tenemos dos cortes superiores en Brasil. El Supremo Tribunal de Justicia y el Supremo Tribunal Federal. El Tribunal Supremo de Justicia tiene 33 magistrados, el Supremo Tribunal Federal tiene 11 magistrados. El supremo es un tribunal constitucional (…) No hay en los últimos cinco años una materia constitucional discutida en el supremo.

La razón de sus palabras es el saboteo constante y la persecución de la que ha sido objeto el PTB. Hasta ahora, el TSE de Moraes ha dejado ver solo medidas dictatoriales en torno a este partido, manteniendo a Roberto Jefferson como preso político en su casa, con una tobillera electrónica, sin debido proceso por más de un año. Ahora persigue empresarios.

La candidatura de Jefferson: una cuestión de táctica y estrategia
Roberto Jefferson es cuidadoso en sus declaraciones, a pesar de que por momentos, baja la guardia y da paso a destellos de una ira contenida cuando el nombre de Alexander de Moraes sale a colación. La clara pugna que mantiene con el magistrado que hoy dirige el Tribunal Superior Electoral es imposible de disimular. Tampoco le interesa guardar las formas respecto a ello.

Sin embargo, lejos de la impotencia que le invade a ratos por estar bajo arresto domiciliario, producto de las decisiones de la llamada «dictadura de la toga», él defiende con vehemencia un par de argumentos en torno a su entonces candidatura, y ahora la del padre Kelmon Luis Souza en conjunto con el pastor Luiz Claudio Gamonal, apoyada por el PTB. Alega que esta iniciativa no fractura a la derecha, como se puede pensar, sino que la robustece en varios aspectos, pues ataca frentes que Bolsonaro no confronta.

En primer lugar Jefferson asevera que, a pesar de no confiar en el sistema electoral de Brasil, emprende esta campaña «para denunciar públicamente, para hacer este debate (sobre la corrupción) público (…) Este sistema electoral es un sistema corrompido que no representa la voluntad del pueblo de Brasil. Mi presencia abriría la discusión en torno a ello con toda fortaleza. Yo no tengo, no debo nada al Supremo Tribunal Federal, ni a aquellos malandros de la justicia electoral».

Ahora, en la práctica, ¿cómo esta iniciativa de no ir en conjunto con el mandatario Jair Bolsonaro puede beneficiar a la derecha? Jefferson tiene una explicación para ello: «Mi candidatura fue estratégica. Mira bien el caso de Colombia, que lanzó cuatro candidatos de izquierda y solo uno de derecha. Los cuatro de izquierda deconstruyeron al de derecha (…) Aconteció en Colombia y Chile. También pasó con Francia (…) Bolsonaro no tiene mucha coraza. No es un hombre que se exprese bien. Es buen amigo, tiene carácter, pero no se expresa bien y aquí es necesario pegarle a izquierda y yo puedo hacerlo. Me gusta hacerlo».

Abrir el abanico de la derecha es la apuesta de Jefferson y y sin miramentos asevera que esta estrategia no perjudicará al actual presidente brasileño, pues considera que hoy por hoy, la base electoral del mandatario es robusta e inquebrantable.

Bolsonaro tiene su candidatura consolidada dentro del espectro de electores de él. Lo que yo iría a arrastrar es a los cristianos conservadores que no votan por él. Lo que vamos a hacer es animarlos a votar. Vienen conmigo y en la segunda vuelta llevarlos a votar por Bolsonaro. Si se les abandona en la elección de la primera vuelta, ellos no votan en la segunda en la segunda vuelta. Si ellos vienen conmigo voy a despertarles ese sentimiento en ellos y en la segunda vuelta les diría “vamos conmigo, a votar por Bolsonaro”.

En el contexto del debate presidencial que ocurrió el pasado 28 de agosto, Jefferson tiene un punto sólido, pues actualmente, aparte del líder brasileño, no existe otra propuesta de derecha en Brasil en la campaña presidencial. Entre sus contrincantes solo figuran por el centro, la senadora Soraya Thronicke, con el partido Unión Brasil (UB) y el candidato Luis Felipe D’Avila con el partido NOVO. Asimismo, por parte de la izquierda moderada está la senadora Simone Tebet con el Movimento Democrático Brasileiro (MDB), para cerrar con Luiz Inácio Lula da Silva con el Partido de los Trabajadores (PT), por la izquierda radical.

En este sentido, quedó en evidencia como en sus diversos matices solo hay un punto de convergencia entre los candidatos y es el ataque radical al mandatario brasileño y la invisibilización de los logros de su gestión que ha dado resultados como la recuperación del país a niveles prepandémicos, en contraste con los países de la región. Es por ello que la propuesta del PTB, partido de derecha conservadora, sería clave para dar la batalla en el campo electoral.

La historia de Jefferson en torno a la izquierda
La pugna entre Roberto Jefferson y Luiz Inácio Lula da Silva es de vieja data y no parece terminar pronto. Y es que el exdiputado fue quien denunció hace 17 años por corrupción a una serie de funcionarios que militaban en el Partido de los Trabajadores (PT), a su líder, que era el entonces presidente Lula da Silva, así como también al parlamento entero.

Ese esquema de corrupción que salió a la luz pública se conoció como Mensalão (mensualidad, en español). Sus investigaciones provocaron que varios dirigentes de la mencionada tolda política fueran detenidos, pues se trató de un escándalo que incluyó cuentas bancarias pertenecientes a agencias de publicidad, a través de las cuales se pagaron sobornos millonarios desde el PT.

Cuando restan solo algunas semanas para las elecciones, el fantasma del caso Mensalão sigue como uno de los recordatorios del historial oscuro que posee el partido de Luiz Inácio Lula da Silva. El lavado de dinero, la corrupción y las asociaciones ilícitas existieron, fueron comprobadas por la justicia, a pesar de que el Supremo Tribunal Federal haya eliminado las condenas al expresidente y lo haya habilitado para volver al ruedo político.

Fuente: Panampost

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