Los cubanos que, actualmente, se encuentran sin papeles en Rusia se han convertido en la nueva fuerza laboral para los servicios públicos del gobierno de Vladímir Putin, enfrentando la ola gélida histórica que ha mantenido los termómetros de Moscú por debajo de los 50 grados bajo cero.
Con palas en mano, recorren las calles de los distritos de Arbat y Khamovniki, llevando puestos los reconocibles chalecos naranjas que identifican a los trabajadores estatales reclutados por el mandatario. Su misión es desplegar 150.000 equipos las 24 horas, de este modo hacen frente a las condiciones extremas.
Hablar español les delató. Dejaron al descubierto que no provenían de África sino de Cuba, mientras su estatus migratorio queda en el limbo. Durante su estancia en Moscú, ellos buscan ganar unos rublos para sobrevivir en el país. La mayoría salió de La Habana con una visa de turista para ver si podrían trabajar, al menos, un año. El frío de Rusia les quema las manos y los huesos les duelen por las horas de trabajo, pero la realidad es que también la necesidad los presiona.
Este grupo de inmigrantes, para estas tareas, tiene un capataz que los organiza e instruye funciones. Quienes cumplen reciben 34.000 rublos (9330 pesos cubanos, que en el mercado informal pasan a ser 33 dólares), un monto que duplica los 4000 pesos que percibe un trabajador en la isla, cifra que se sitúa en 14 dólares, luego de que la moneda cubana llegara a cotizarse en 280 pesos por dólar.
Infiltrados y engañados
El Gobierno de Putin infiltra a los cubanos como quitanieves en los operativos desplegados por el Kremlin, a pesar de que este grupo de extranjeros tiene condición de ‘ilegales’ en la nación. A pesar de ello, las órdenes que provienen del Ejecutivo se enfocan en mantenerlos activos para enfrentar el frío. De allí parten asignaciones como remover los 40 centímetros de nieve acumulados en el sur y sureste de Moscú, pero el mandatario oculta la información.
Según el medio MSK1.RU si bien la Institución Presupuestaria del Estado Distrito de Zhilishchnik Arbat niega la contratación de brigadas de barrenderos cubanos, alegando que sólo cuentan con personal de la Comunidad de Estados Independientes, el servicio de prensa de la prefectura del Distrito Administrativo Central confirmó que los cubanos efectivamente están ayudando en todas estas funciones.
Esconderlo es imposible, porque ya existen antecedentes de una red de tráfico de cubanos a Rusia con complicidad del régimen castrocomunista que lidera Miguel Díaz-Canel. En aquella ocasión, la dictadura e la isla facilitó el reclutamiento para pelear en la invasión a Ucrania. La oferta para ello era la obtención de la ciudadanía rusa para los firmantes y sus familias. A esto se le sumaba un pago por unos 2300 euros. Estos hallazgos se conocieron al mismo tiempo del envío de tropas cubanas a Bielorrusia, para “recibir formación militar”.
El afán del conflicto armado de Putin contra Ucrania mermó la mano de obra de Rusia, así lo señala un estudio del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias de Rusia, que reporta la escasez de 4,8 millones de trabajadores, especialmente donde no se requieren altas calificaciones: conserjes y trabajadores en general.
En la peor temporada
Los cubanos que se encuentran hoy en Rusia en condiciones de ilegalidad, hoy enfrentan la nevada más grande de Moscú en casi 150 años. Hasta los momentos, los termómetros han registrado cerca de 20 grados bajo cero, mientras que en Siberia alcanzan los 50 grados bajo cero. Es una ola gélida que se extiende desde el hemisferio norte. Los pronósticos apuntan a la persistencia de las insoportables condiciones meteorológicas para trabajar.
A pesar de este escenario, los cubanos aceptan estos puestos de trabajo, cuya función incluye soportar rachas de viento de hasta 144 kilómetros por hora. No tienen más opción, ante el estatus irregular migratorio que les impide mejorar sus oportunidades de empleo.
Sólo en 2019 ingresaron a Rusia cerca de 28.000 cubanos con visado de turista. Desde entonces, han resistido desde la pandemia hasta la guerra contra Ucrania que desató Putin.
“Los cubanos, dentro de Rusia, somos un negocio que da mucho dinero, porque no tenemos estatus legal y las compañías no nos contratan sino nos ponen a trabajar por un salario muy, muy por debajo de lo que se paga”, confesó una cubana en anonimato a El Periódico el año pasado.
Volver a la isla es poco factible. Un pasaje de avión ronda los 790 euros (más de 800 dólares), una cifra impagable para cualquier cubano en Moscú, considerando que su salario mensual no supera los 250 dólares y más de la mitad cubren los gastos de comida y alquiler. La esperanza que guardan es convertir a Rusia en un “trampolín” para llegar a otro país europeo, preferentemente España e Italia, Serbia, Finlandia o Bielorrusia.