El presidente de Perú, Francisco Sagasti, señaló que hay que introducir cambios en la Constitución de su país, que se promulgó en 1993, aunque remarcó que esa tarea deberá emprenderla el Gobierno que asumirá el 28 de julio próximo.
«De hecho, hay cambios que introducir en la Constitución», opinó Sagasti en una entrevista publicada este domingo por el diario La República, en la que afirmó «que es muy importante el tema constitucional» por «los vacíos que hay» en las leyes de su país.
El cambio de la Constitución promulgada durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), se ha convertido en una de las principales exigencias ciudadanas tras las masivas manifestaciones que se presentaron la semana pasada contra la destitución de Martín Vizcarra como presidente y la toma de mando de Manuel Merino, quien luego dimitió a la jefatura del Estado.
CAMBIO TOTAL O MODIFICACIONES
Sagasti señaló que el gobierno de transición que preside desde el martes pasado, tras la renuncia de Merino, no debe encargarse de este proceso, ya que solo estará en funciones durante ocho meses, en los que deberá celebrar las nuevas elecciones generales, mantener la lucha contra la pandemia y reactivar la economía nacional.
«Lo que tiene que decidir la ciudadanía en conjunto es si esto es un cambio total de la Constitución o modificaciones. Y en el tiempo que tenemos, y con los otros problemas que enfrentamos, creemos que hay que dejar esa decisión formalmente a la ciudadanía en un tiempo prudencial y que sea el nuevo gobierno el que se haga cargo», dijo.
A pesar de ello, reiteró su posición de que la Constitución «no puede seguir tal como está», aunque recordó que ya «ha sido modificada varias veces a lo largo de los últimos años».
«La Constitución es algo que la ciudadanía construye bajo la conducción de los políticos y es algo que tiene que evolucionar continuamente», sostuvo.
DESEO DE CAMBIO
Sagasti, quien es un congresista liberal del Partido Morado, reconoció que llegó al poder gracias a las masivas manifestaciones ciudadanas de la semana pasada, en las que murieron dos jóvenes y decenas resultaron heridos tras una violenta represión policial.
Luego de reconocer la importancia que han tenido los jóvenes en estas protestas, indicó que para que «esta ola de deseos de cambio» lograse materializarse se contó con el apoyo del Congreso, que llegó a un consenso para elegirlo presidente y destrabar la crisis generada tras destituir a Vizcarra y colocar a Merino como gobernante.
«Entonces, no es solamente gracias a uno o a otro, es una combinación de circunstancias que, de manera inesperada, me llevaron a este cargo», comentó.
TEMAS CENTRALES
El gobernante peruano reiteró que uno de los objetivos centrales de su gestión será «devolver la tranquilidad, la confianza, la esperanza a la ciudadanía», que rechaza a la clase política y exige cambios profundos en la conducción del país.
«Es difícil, hemos tenido años muy duros, meses muy duros, semanas muy complicadas», comentó antes de señalar que su gobierno espera «tener por lo menos un mínimo de éxito» para poder «realizar una elección libre, tranquila, sin contratiempos» en los comicios generales convocados para el 11 de abril próximo.
Aunque esas elecciones, junto con la lucha contra la crisis sanitaria y económica causada por la pandemia, «son los tres ejes principales», agregó que también lo serán la seguridad ciudadana y la educación, afectada seriamente por la situación del país.
Otro tema importante, dijo, será dirigir «la recuperación económica de una manera adecuada y recuperar parte del empleo, sobre todo en algunas actividades críticas», por lo que anunció que se va a «revitalizar la inversión pública, que ha sido ralentizada, que se ha demorado un poco por el tema de la pandemia».
También dijo que se deben «crear las condiciones para que el sector privado tenga confianza, vuelva a invertir y se recupere el empleo perdido».
Sagasti ha asumido la presidencia cuando Perú reporta la tasa de muertes más alta del mundo por la pandemia y ocupa el duodécimo lugar en casos de la covid-19 a nivel global, mientras que su economía cerrará el año con una caída de, al menos, 12 % por efecto de las restricciones impuestas para combatir a la enfermedad.
Fuente: La Vanguardia