La decisión la tomó anoche en conversación con su núcleo duro de Ferraz. La dimensión de la debacle constató la fortaleza inesperada del PP y la sensación de un cambio de ciclo que sólo permite diseñar la estrategia de contener el golpe. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comunicó a sus más fieles en el partido, entre quienes se encuentra la vicesecretaria general, María Jesús Montero, el plan adelantar las elecciones al 23 de julio «como golpe de efecto para aprovechar el desplome de Podemos» y la intención de dejarles «sin capacidad de reacción» ni tiempo de recuperarse en apenas dos meses. Según explican fuentes socialistas a THE OBJECTIVE, el plan de Sánchez es «aglutinar todo el voto de la izquierda» para favorecer la recogida de voto del socio minoritario, en sus dos facciones electorales.
Lo que ya anoche se percibió como «inasumible» era continuar durante «seis meses infernales» hasta la convocatoria electoral de diciembre. El cuanto más tarde peor supone para el PSOE «agravar la gangrena». Y la ventana de oportunidad es aprovechar la debilidad de sus socios: «Puede servir de acicate para «recuperar el voto de Podemos y volver a cifras bipartidistas», explican fuentes socialistas a este diario. Sólo así el PSOE se ve con opciones de mantener el Gobierno, ya que la abducción de PP a Ciudadanos y la concurrencia de dos fuerzas en la derecha sería imbatible frente a la confluencia de dos o tres fuerzas en la izquierda, a mucha distancia en los resultados cuantitativos.
Tanto fuentes de la Ejecutiva como barones territoriales del PSOE empezaron a pedir a Sánchez «que haga algo ya» y actúe en los planos del Gobierno y el PSOE para resucitar tras la hecatombe. En la dirección federal se hablaba ya de cambios en el partido y en el Gobierno, algo «insuficiente» para muchos dirigentes socialistas, incluso ministros, «visto lo visto en las urnas». «Eso ya no vale», explica un barón a este periódico, «fíjate lo que rentabilizamos la última crisis de gobierno» en la que José Manuel Rodríguez Miñones y Héctor Gómez entraron en el Consejo de Ministros.
Sin embargo, la lectura interna y orgánica también es clave. Los intentos de «moverle la silla» a Sánchez por parte de la vieja guardia y algunos sectores del PSOE que pedían actuaciones inminentes, forzaron a una decisión dramática que no permitiera a nadie margen de actuación. El secretario general del PSOE disuelve el Parlamento y obliga al partido a elegir sus listas in extremis en apenas veinte días. Un movimiento con el que obliga al partido a elaborar sus listas en un tiempo récord y a garantizarse su candidatura a las generales sin contestación interna. «Sánchez va a ser el candidato y eso no se discute», dicen fuentes de Ferraz.
Y si se intentara discutir, se haría acortando tanto los plazos que no daría tiempo a encontrar un candidato alternativo.«¿Donde vamos a encontrar ahora un candidato?», bromean fuentes socialistas. De hecho, el control interno es fundamental en la medida en que Sánchez se garantiza también el control de las listas en todos los territorios ante la precipitación de los plazos.
Fuentes del partido avanzan la convocatoria inminente de un Comité Federal que tendrá que abrir el procedimiento de elaboración de las listas. Igualmente, se espera también la convocatoria de un Consejo de Ministros Extraordinario para la comunicación formal de la disolución. Porque, aunque se trate de una prerrogativa constitucional del presidente , Sánchez no sólo ha pillado con el pie cambiado a Podemos y al PSOE sino también a su propio Gobierno y a la Ejecutiva Federal del PSOE, reunida esta mañana y «en estado de shock».