Ni con las numerosas concesiones que ha otorgado la Administración de Joe Biden en Estados Unidos al régimen chavista, ni con la ayuda de aliados internacionales, la dictadura venezolana ha podido mantener el nivel de exportaciones de la estatal PDVSA. Así lo demuestra el balance de agosto, que indica una disminución de 38 % de los envíos de crudo fuera del país. Es decir, de 877.032 barriles por día (bpd) en julio, el número se desplomó a 544.000 bpd un mes después.
Desde que asumió la presidencia, el demócrata Joe Biden ha tenido numerosos gestos hacia la dictadura dirigida por Nicolás Maduro. Sin embargo, el más reciente balance revelado por la agencia Reuters demuestra que de nada sirven los alivios desde Washington cuando la industria petrolera venezolana es incapaz de satisfacer la demanda. En ese sentido, junto con los datos de monitoreo de buques y documentos internos de la compañía, también llegó la mención a las numerosas fallas en las distintas instalaciones.
Ni el proyecto Petrosinovensa en la Faja del Orinoco desarrollado en conjunto con China, ni los mejoradores de crudo Petropiar, Petromonagas o Petrocedeno han podido ejecutarse sin interrupciones. Apagones, problemas técnicos o falta de materiales forman parte de las jornadas que afectan operaciones por varios días.
Negocios y concesiones
En noviembre del año pasado, la Administración Biden tomó una decisión que marcó el retroceso de la posición que EE. UU. tuvo hacia el régimen chavista durante la gestión de Donald Trump. Chevron Corp recibió una licencia que le permitía expandir sus operaciones en Venezuela, así como llevar crudo venezolano al país norteamericano. El gesto fue la luz verde que permitió la llegada de barcos de Chevron a Venezuela por primera vez en cuatro años.
Para junio de este año, Petróleos de Venezuela S. A. había enviado casi 20 millones de barriles de crudo en total a territorio estadounidense. Adicionalmente, también se reanudaron los negocios, gracias al Departamento de Estado de EE. UU., con la petrolera italiana Eni y la española Repsol. De manera que las barreras se han ido levantando desde Washington y aún así, el régimen no logra mantener las exportaciones de PDVSA.
En febrero también trascendió que Maduro había entregado al régimen de Irán la reparación del Centro de Refinación Paraguaná, el más grande del país, para intentar reparar los graves daños que dejaron años de nula inversión debido a la corrupción chavista. Y aunque según la agencia de noticias “PDVSA aumentó los envíos de crudo, fueloil, mezclas de gasolina y gasóleo para aliarse con Cuba a unos 65.000 bpd (en agosto), desde 53.000 bpd en julio”, la petrolera en manos del chavismo sigue sin cumplir con las expectativas.
Nicho de corrupción
Otros números del reciente balance confirman el declive que tuvieron las exportaciones. Por ejemplo, Chevron “envió unos 147.000 bpd de crudo a sus refinerías y a otros compradores estadounidenses, por debajo de los 161.000 bpd exportados en julio”, mientras que Venezuela exportó “unas 214.000 toneladas de subproductos del petróleo y petroquímicos, frente a las 412.000 toneladas de julio”.
El desplome se vuelve aún más evidente si se toma en cuenta que en julio las exportaciones subieron a su mayor nivel en más de tres años. El alivio de sanciones estuvo relacionado con ese resultado, junto con acuerdos de pagos por deudas que terminaron dando una efímera estabilidad a los despachos de crudo venezolano.
Pedro Tellechea, presidente de PDVSA, aseguró que la producción podría llegar al millón de barriles diarios para finales de este año y 1,7 millones de barriles diarios en 2024. No obstante, la estatal petrolera continúa siendo un nicho de corrupción y eso lo demostró el reciente escándalo por la desaparición de 30 millones de dólares correspondientes al seguro de salud de los trabajadores de PDVSA.