martes, diciembre 24, 2024
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Se enfría el consumo y crece la fatiga económica en el país

MIAMI.- El enfrentamiento de la administración de Joe Biden contra el sector petrolero estadounidense se convirtió en un bumerán para la Casa Blanca, a pesar de alabanzas y justificaciones de la prensa liberal con el actual gobierno.

La escalada de precios desde el 2021, que derivó en la peor inflación en los últimos 50 años, obligó a la Reserva Federal (Fed o Banco Central) a llevar las tasas desde 0-0,25% a 4,25%-4,50%, y el final aún está lejos, según el presidente de la entidad financiera, Jerome Powell.

El consumo representa casi el 70% del movimiento de la economía estadounidense. El objetivo primordial de elevar las tasas es desacelerar el avance económico y desestimular el consumo para que ceda la presión alcista sobre los precios.

Hasta ahora, la mayor incidencia ha sido en la industria inmobiliaria con 10 meses consecutivos de caída en la venta de casas nuevas y de uso, un 35,4% menos respecto a noviembre de 2021 y un -7,7% en comparación con octubre.

En los últimos tres meses, cuando normalmente los valores de consumo se disparan por la Navidad y el fin de año mediante los viajes de familia, vacaciones, compras y regalos, los indicadores confirman el agotamiento financiero y la cautela de los consumidores.

A pesar de las ofertas del Black Friday y el Cyber Monday de finales de noviembre, el gasto de los consumidores sólo aumentó 0,1% frente a 0,9% en octubre, como se esperaba. Y los consumidores gastaron más en servicios que en bienes.

Los pedidos de bienes duraderos, como vehículos o aparatos electrónicos, cayeron 2,1% en noviembre, según los datos del Departamento de Comercio.

Productos encarecidos

Uno de los factores a tomar en cuenta, como parte de las estadísticas que ofrecen las instancias reguladoras gubernamentales, es que el valor agregado de los productos por la inflación entrega cifras que en muchos casos no reflejan la realidad.

Ahora el consumidor paga el doble o más por el mismo producto que hace un par de años atrás como es el caso de los alimentos, la compra de viviendas, vehículos, muebles, seguros, electrodomésticos, ropa, calzado y artículos para el hogar.

Lo anterior aumenta las ganancias de las compañías por concepto de ventas, aunque el consumo sea mucho menor. Sin embargo, desde septiembre las ventas minoristas comenzaron a estancarse, una señal de que el poder adquisitivo de la mayoría de los estadounidenses sufre el incremento de las tasas de interés, tras erráticas políticas económicas del gobierno de Biden.

En ese mes, el monto total de gastos fue de 684.000 millones de dólares, sin un gran cambio frente a la alta inflación de precios de 0,4% mensual, de acuerdo con el índice de precios al consumidor CPI. Los analistas esperaban un aumento del 0,2% en las ventas minoristas.

Con la excepción de las compras de alimentos, salud y ropa, los estadounidenses se apretaron el cinturón en septiembre en el gasto en automóviles (-0,6%), muebles (-0,7%), productos electrónicos y electrodomésticos (-0,8%), materiales (-0,4%) y productos de ocio (-0,7%).

Por su parte, las ventas de gasolina cayeron (-1,4%) luego del descenso en los precios en agosto.

«Las ventas fueron más débiles de lo esperado», manifestó Rubeela Farooqi, economista jefe de la consultora HFE.

«Se espera que el consumo se desacelere en el tercer y cuarto trimestre», agregó el experto, quien se refirió también en ese momento a que «los mayores costos de endeudamiento y una alta inflación, que no parece disminuir de forma acelerada, seguirán como los vientos en contra para el consumo».

Tormenta invernal

A pesar de que el gasto en servicios se mantiene relativamente estable, tampoco ha despuntado como esperaban los analistas en la época navideña, afectada además por una fuerte tormenta invernal en casi t

odo el país que avanzó desde el noroeste hacia el centro, este, y sur y que causó severas afectaciones en la producción, distribución, ventas y transportación de mercancías en varios estados; y en especial, en los viajes aéreos y por carreteras en Navidad que se traducen por ende en menos consumo.

Severos retrasos y cancelaciones de vuelos fueron reportados, cuando millones de estadounidenses se agolparon en los aeropuertos y unos 112 millones de conductores acudieron a las carreteras, según la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) y la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA), respectivamente.

Más de 2.200 vuelos fueron cancelados en EEUU el jueves 22 de diciembre debido a una gran tormenta invernal que trastornó los planes de viaje para la Navidad con una triple amenaza de fuertes nevadas, vientos huracanados y frío intenso.

Al menos cinco estados (Kentucky, Missouri, Oklahoma, Georgia y Carolina del Norte) implementaron planes de emergencia y es probable que otros los sigan.

Algunas aerolíneas, como United Airlines, alentaron a sus clientes a consultar el estado de sus vuelos e incluso, a cambiarlos sin cargo financiero.

La tormenta se sumó al descenso de las ventas minoristas en noviembre que cayeron más de lo esperado y registraron un 0,6% negativo respecto al mes anterior. Y el cierre de 2022 tampoco debe cumplir las expectativas de optimismo de algunos analistas.

De acuerdo con las cifras, el gasto general de los consumidores se ha debilitado y se ha desplazado cada vez más hacia productos de primera necesidad, como alimentos y medicinas ante un fuerte brote de influenza en EEUU. El gasto se ha alejado de los artículos menos necesarios para cambios en el hogar; la ropa informal y los electrónicos.

El informe mensual del Gobierno sobre las ventas al por menor cubre alrededor de un tercio de todas las compras de los consumidores, pero no incluye el gasto en la mayoría de los servicios, que van desde los boletos de avión y los alquileres de viviendas hasta las entradas de cine y las visitas a los centros médicos.

Compras y petróleo

En los últimos meses, los estadounidenses han reducido las compras de bienes físicos y han gastado más en servicios: viajes, estancia en hoteles y restaurantes, entre otros, algo tradicionalmente normal en esta época del año.

La inflación sigue siendo una grave dificultad para millones de familias que hacen malabares para poder pagar sus cuentas. Aunque los precios de la gasolina han bajado, los alimentos, el alquiler, los autos usados y otros bienes y servicios se han encarecido el doble por encima de algún aumento salarial en apenas 7 estados.

Mientras, el precio del petróleo en EEUU siguió su ascenso desde la segunda semana de diciembre cuando las reservas comerciales de petróleo en el país registraron una fuerte baja de 6 millones de barriles, al tiempo que se esperaba un aumento de 2,5 millones. La tendencia parece continuar con la disminución reciente del valor del dólar estadounidense.

«Si es un punto de quiebre, esto podría marcar el inicio de varios años de debilitamiento del dólar», según Bill O’Grady, de la firma Confluence Investment. «Eso podría ser muy favorable para los precios del petróleo», agregó.

Desde inicios de septiembre de 2021 el gobierno de Joe Biden utilizó 239 millones de barriles de crudo de las reservas estratégicas del país (SPR), cerca de 38,4% de las existencias, para tratar de contener los precios del crudo y sobre todo de la gasolina.

Las reservas estratégicas se ubican ahora en su nivel más bajo desde enero de 1984.

Tasas de interés

Los mercados se han desplomado después de que el Banco Central estadounidense eliminara las esperanzas de terminar la subida de tasas de interés a la espera del efecto de las agresivas alzas.

Sin embargo, el presidente de la Fed Jerome Powell reiteró que «la batalla contra la inflación está lejos de terminar» y que «serían necesarias nuevas subidas en 2023» hasta llevar la tasa referencial por encima del 5%.

Desde hace meses, la política monetaria de EEUU afecta los negocios y el gasto del consumidor. El Banco Central Europeo también advirtió que se prevén más alzas en las tasas de interés.

«Los inversores no logran digerir la retórica ofensiva de los bancos centrales, en un contexto de desaceleración clara de la economía», comentó en una nota de análisis Edward Moya, de Oanda.

Esta semana, indicadores macroeconómicos en EEUU confirmaron que la mayor economía mundial muestra claros signos de fatiga.

«Estos datos alimentan los temores de los inversores, que temen que los bancos centrales vayan demasiado lejos en su ajuste monetario», resumió Angelo Kourkafas, de Edward Jones.

Fuente: Diario las Américas

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