WASHINGTON– Las ventas minoristas en Estados Unidos fueron peores a lo esperado en junio, según datos del gobierno divulgados el martes con un consumo por, mientras el consumo se encuentra por debajo de los pronósticos.
Según la Reserva Federal, la inflación se ha reducido dramáticamente, pero la realidad es otra para los consumidores que pagan casi los mismos precios que a mediados del 2022 cuando los niveles inflacionarios sobrepasaban el 8%.
Las ventas minoristas se recuperaron apenas un 0,2% respecto a mayo, a 689.500 millones de dólares, indicó el Departamento de Comercio. En este dato hay que tomar en cuenta que algunas cadenas de tiendas se encuentran en liquidación como Buy Buy Baby, un factor que aumenta las ventas y las cifras de consumo en meses de verano donde tradicionalmente se reportan datos muy favorables.
Los consumidores siguen apelando al crédito para sostener sus finanzas, pero llegará el momento en que sea insostenible después de casi tres años de una altísima inflación.
«Las finanzas de los hogares no están maltrechas, pero las vulnerabilidades son cada vez más evidentes si se considera el aumento de los impagos de tarjetas de crédito y una mayor utilización del crédito» para consumo, precisió la analista, quien anticipó que «el descenso de los gastos de consumo se profundizará» en los próximos meses», comentó Lydia Boussour, economista de EY.
El aumento de las ventas al menudeo estuvo por debajo del 0,5% mensual esperado de acuerdo al consenso reunido por Briefing.com.
Las ventas de vehículos y autopartes se debilitaron considerablemente el mes pasado, y cayeron las de comida y bebidas, y en general las de artículos de consumo diario.
Las gasolineras tuvieron una caída de ventas de 1,4% respecto a mayo, en cambio las ventas de muebles se recuperaron 1,4% sobre mayo.
En la comparación interanual, los bares y restaurantes facturaron 8,4% más en junio, pasadas las restricciones del covid-19.
Si se considera la inflación, «los volúmenes de ventas minoristas permanecieron estables el mes pasado, con las familias manteniéndose prudentes y más selectivas en sus gastos ante los aumentos de precios», resumió la economista Boussour.