La situación económica argentina es dramática. Con el dólar libre fuera de control, los comercios ya no tienen ninguna referencia a la hora de marcar los precios. Ya no es un tema de inflación, sino de, directamente, retirar los productos de las góndolas o directamente bajar las persianas hasta nuevo aviso. Esto, que antes pasaba con los sofisticados productos importados, ahora pasa directamente con el fiambre en un almacén de cercanía. Las carnicerías que cotizan los cortes en dólares ya van apareciendo en varios lugares y Alberto Fernández está desaparecido.
En las redes sociales, además de anunciar cacerolazos y protestas, ya piden la renuncia del ministro de Economía (y presidente de facto) Sergio Massa. El problema es que el fallido funcionario es también el candidato a presidente por el oficialismo, por lo que su salida, además de terminar de incendiar el país, sería garantía de un desastre electoral para el peronismo, peor que el sufrido el último domingo, al quedar relegado al tercer puesto.
Por ahora, en medio del vendaval, el gobierno se limita a tener reuniones con las empresas de consumo masivo. Sin ningún as en la manga para revertir la situación, los funcionarios se conforman con que las marcas no suban exponencialmente los precios hasta las elecciones de octubre. Claro que esto es muy difícil, en el marco de inestabilidad y especulación (por no decir pánico), con jornadas donde el dólar libre se dispara por las nubes. La moneda norteamericana, luego de rozar los 800 pesos, cerró a 780, 50 pesos más que ayer. Lógicamente, esto ya se siente en las góndolas, donde el incremento de los precios ya no es el único problema. Como ya dijimos, muchos productos comienzan a desaparecer, por el temor a la falta de precios a la hora de la reposición.
En el gobierno, la ausencia de Alberto Fernández no es la única representativa. Otra que brilla por su ausencia es Cristina Fernández de Kirchner, que tiene muy claro que su espacio político está al borde de la desaparición. Aunque desde Juntos por el Cambio se sugería que la aparición de Javier Milei favorecería al kirchnerismo por la dispersión del voto opositor, finalmente ocurrió todo lo contrario. El diputado libertario consiguió el apoyo de los sectores más humildes y relegó al peronismo a un tercer lugar, fenómeno que no había ocurrido nunca antes en la historia de la democracia argentina.
Aunque todo parece indicar que el referente libertario será el próximo presidente, el camino a octubre quedó demasiado largo. Con una economía descontrolada y un dólar que sube todos los días, lo cierto es que el gobierno queda cada vez más herido de cara la primera vuelta. Sin ninguna oportunidad de remontar la situación, tanto Patricia Bullrich como Sergio Massa por estas horas se conforman con ingresar al balotaje para disputar un mano a mano con Milei. Mientras tanto, el candidato de La libertad avanza asegura que ya tiene listo a su equipo para asumir mañana mismo si es necesario.
Habrá que estar atentos al minuto a minuto, porque el desastre es tan grande que es probable que existan novedades en cualquier momento. Nada parece indicar que la situación, a pesar de la decadencia, pueda mantenerse hasta las elecciones de octubre.