La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo el domingo que prevé que el crecimiento se desacelere pero sostuvo que una recesión no es «inevitable».
«Preveo que la economía se desacelere», sostuvo Yellen en el programa de la televisión ABC «This Week», días después de que la Reserva Federal (Fed), subiera sus tasas de interés de referencia. Pero «no pienso que una recesión sea inevitable, para nada», enfatizó.
La Reserva Federal «determinada ahora a llevar la inflación a su objetivo de 2%» anual, aumentó sus tasas de interés de referencia en tres cuartos de punto porcentual el miércoles, el mayor incremento desde 1994. Se trata de la tercera alza consecutiva y lleva las tasas de referencia a un rango de 1,50%-1,75%.
El organismo también aumentó su pronóstico de inflación para 2022 a 5,2% y recortó su previsión de crecimiento a 1,7%.
Previo al aumento de las tasas de interés, se dio a conocer los índices de la inflación. El dato de precios al consumo dio cuenta de un incremento récord en 40 años en la medición a 12 meses, con un 8,6%, aunque analistas estiman que la cifra de la inflación podría ser mayor.
Yellen anticipó el domingo que la economía estadounidense se desacelere durante los próximos meses, pero según dijo, una «recesión no es inevitable».
Credibilidad en juego
La Fed está luchando aún más para frenar la inflación porque su credibilidad está en juego. Sus funcionarios afirmaron durante meses que este aumento de precios solo sería temporal y, por lo tanto, recién comenzaron a apretar las tuercas en marzo.
«En retrospectiva, (…) probablemente hubiera sido mejor subir las tasas antes», admitió el presidente del organismo, Jerome Powell el mes pasado, en una entrevista con The Wall Street Journal.
La secretaria del Tesoro de Joe Biden, Janet Yellen, también admitió que no había previsto este aumento de precios. Ahora Yellen afirmó que la inflación «no es inevitable».
Pero el alza en los precios sigue golpeando los bolsillos de los estadounidenses, un impacto que se vive a diario con los altos precios de la gasolina y los alimentos en los supermercados.
«Inyección de optimismo»
Yellen ofreció una dosis de optimismo incluso en momentos en que los economistas se preocupan cada vez más sobre una posible recesión impulsada por una inflación desbordada y la invasión de Rusia a Ucrania.
Durante una entrevista al programa “This Week” de ABC, la funcionaria también expresó su apertura a una exención al impuesto federal a la gasolina para ayudar a los conductores con los precios. Varios legisladores han presentado la idea en momentos en que el precio promedio de la gasolina ronda los 5 dólares por galón (1,32 dólares por litro). El impuesto es de 18,4 centavos por galón (4,8 centavos por litro).
“Es una idea que sin lugar a dudas vale la pena considerar”, dijo Yellen cuando se le preguntó si el gobierno la toma en cuenta. Añadió que el presidente Joe Biden quiere “hacer todo lo posible para ayudar a los consumidores”. La secretaria de Energía Jennifer Granholm dijo que “es una de las herramientas”, pero aclaró al programa “State of the Union” de CNN que “parte del desafío con el impuesto a la gasolina es, desde luego, que financia los caminos”.
Yellen dijo que el gasto general del consumidor en Estados Unidos sigue siendo sólido, y destacó que los patrones de gastos están cambiando, dado el impacto del aumento en los precios de los alimentos y energía. La funcionaria dijo que los ahorros familiares durante la pandemia de coronavirus ayudarán a sostener los gastos.
La tasa nacional de ahorros ha caído a cerca del 6%, por debajo de los niveles previos a la llegada de la pandemia, luego de alcanzar 16,6% en 2020, el más alto del que se tenga registro desde 1948, y 12,7% en 2021.
“Anticipo que la economía desacelere”, dijo Yellen. “Ha estado creciendo a un ritmo muy elevado y la economía se ha recuperado, y hemos logrado una contratación absoluta. Anticipamos una transición a un crecimiento constante y estable, pero no creo que una recesión sea inevitable”.
Crónica de una inflación anunciada
Las férreas medidas de la administración Biden contra la industria estadounidense del petróleo desde su llegada a la Casa Blanca regresaron a EEUU a la dependencia de los precios del petróleo internacional y redujeron la producción, mientras aumentaba el consumo y la inflación mes a mes.
El gobierno de Joe Biden, el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal restaron toda importancia a los precios del combustible, que se agudizaron tras la guerra en Ucrania porque antes del conflicto bélico ya estaban por encima de los 100 dólares el barril de petróleo.
Mientras tanto, la inflación galopante y problemas en las cadenas de suministro ampliados por la invasión rusa de Ucrania, han incrementado el pesimismo de los consumidores.