La economía mundial debe convivir con la incertidumbre y el coronavirus, dice un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), suerte de centro de estudios del club de países desarrollados al que la Argentina se postuló durante el gobierno de Mauricio Macri.
En un reporte difundido hoy la organización proyecta que el PBI mundial caerá 4,5% este año, un punto y medio porcentual mejor (más leve) de lo que se había proyectado inicialmente, pero a su vez señala que la posibilidad de nuevos rebrotes de coronavirus echa sombras sobre 2021, por lo que enfatiza la necesidad de que los países diseñen e implementen reglas de funcionamiento para convivir con la pandemia.
El informe presenta datos y proyecciones sobre la evolución del PBI en el trienio 2019, 2020, 2021 para los miembros del G20, que la Argentina integra junto a otros 19 países y la Unión Europea. El único que crecerá este año es China (1,8%), en tanto los países en que el PBI caerá más brutalmente son Sudáfrica (11,5%) y la Argentina (11,2%).
A su vez, si se considera el trienio completo, la Argentina será el país de peor evolución, pues luego de una caída de 2,1% en 2019 y de 11,2% este año, crecería sólo 3,2% en 2021, con lo cual al cabo de tres años estaría 10,3% por debajo del PBI alcanzado en 2018, que fue a la vez un año de fuerte caída de la actividad económica. De los 19 países listados, sólo México y Sudáfrica están cerca de tan mal desempeño para el período considerado.
La primera ola
El informe precisa que en la primera mitad del año el PBI de varios países avanzados y emergentes declinó más del 20% y que el colapso pudo ser revertido gracias a las rápidas respuestas fiscales y monetarias, sin las cuales la caída anual habría sido mayor. “La producción repuntó rápidamente luego de la flexibilización de las medidas de confinamiento y la reapertura inicial de los negocios, pero la recuperación global perdió ímpetu en los meses del verano (boreal”, dice un pasaje.
El gasto personal y familiar en bienes durables rebotó rápidamente, pero el gasto en servicios, que en los últimos años se había consolidado como el sector más dinámico de la economía global, siguió siendo débil, especialmente en aquellos sectores que requieren proximidad entre trabajadores y consumidores o viajes internacionales.
La cantidad de horas trabajadas cayó fuertemente en todos lados. Programas de apoyo gubernamental lograron sostener el ingreso de las familias, pero la inversión empresaria y el comercio internacional siguen siendo débiles, lo cual limita la recuperación industrial de las economías exportadoras.
Incertidumbre
Por todo eso, la OCDE señala que el panorama está sujeto a “considerable incertidumbre y depende de la expansión del Covid-19 y de los “desarrollos políticos”. Básicamente, sus proyecciones asumen que continuará habiendo rebrotes locales y esporádicos del virus, que deberán ser respondidos con “intervenciones locales y específicas” antes que con “confinamientos nacionales”. La vacuna, dice, se asume que no estará “ampliamente disponible” sino hasta fines de 2021.
El informe asume que continuará habiendo rebrotes locales y esporádicos del virus, que deberán ser respondidos con “intervenciones locales y específicas» antes que con confinamientos de alcance nacional. Y que la vacuna no estará ampliamente disponible sino hasta fines de 2021.
La caída del 4,5% de este año es menor de lo que la propia OCDE había previsto inicialmente, en la primera oleada de coronavirus, que pegó fuerte en China, Europa y Norteamérica, pero aún así no tiene casi precedente histórico y muestra grandes diferencias entre países, con mejoras notables respecto de la previsión inicial para China, pero más débiles para India, México, Sudáfrica y la Argentina.
Si el virus se retrae la recuperación puede ser más fuerte que lo proyectado, dice el informe. Pero también señala que en caso de un “fuerte resurgimiento” y medidas de confinamiento más astringentes las proyecciones para 2021 deberían ser recortadas entre 2 y 3 puntos porcentuales, lo que estirararía el tiempo de aumento del desempleo y de caída de la inversión.
Por todo eso, alega, las medidas fiscales, monetarias y estructurales deben ser mantenidas para preservar la confianza y limitar la incertidumbre. La OCDE también llama a una mayor cooperación global para mantener la fronteras abiertas a los flujos de comercio, inversión y equipamiento médico y contribuir de ese modo a la recuperación económica.