MIAMI. – “Abierto a conversaciones”, siempre que Washington lo respete, así se ha declarado Maduro, tras el reciente anuncio de que Estados Unidos le ofrece un plazo hasta el 5 de noviembre, para otorgarle una especie de amnistía y que abandone el poder o de lo contrario, vendría a cumplir cárcel en una prisión en Estados Unidos.
Así lo revela un artículo publicado este domingo en The Wall Street Journal, que cita fuentes anónimas, conocedoras del tema. La diferencia entre la respuesta que habría ofrecido ahora Nicolás Maduro y la postura intransigente mostrada por él hasta el momento consiste en que, hasta ahora, ante cualquier intento de mediar en la crisis que padece la nación sudamericana, Maduro ha respondido “Estados Unidos que se ocupe de sus propios asuntos”.
Las conversaciones en Estados Unidos no se habrían llevado a cabo sin los preparativos de meses de la oposición venezolana para documentar y hacer público el recuento de votos, que mostró que Edmundo González Urrutia ganó por casi 38 puntos porcentuales, obteniendo 7,3 millones de votos frente a los 3,3 millones de Maduro.
Maduro, el tema sobre la mesa de negociaciones
Hasta ahora, las conversaciones se han llevado a cabo virtualmente entre Jorge Rodríguez, presidente del Congreso de Venezuela y hombre de confianza de Maduro, y Daniel P. Erikson, quien dirige la política hacia Venezuela en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Los funcionarios estadounidenses han señalado que no obligarán a las compañías petroleras occidentales a abandonar Venezuela, según la información del WSJ.
Estados Unidos presiona a Nicolás Maduro para que este renuncie al poder a cambio de una amnistía en un momento en donde se fortalecen las pruebas de que el régimen venezolano perdió las elecciones presidenciales el pasado 28 de julio, dijeron fuentes familiarizadas con el asunto a Wall Street Journal.
El 5 de noviembre sería la fecha límite concedida por el gobierno de Joe Biden, para que Nicolás Maduro abandone el poder tras haber perdido las elecciones, o sería arrestado en una cárcel estadounidense como lo informó en DIARIO LAS AMÉRICAS en su edición web la madrugada de este 11 de agosto.
Estados Unidos podría efectuar el arresto de Maduro basado en varios argumentos, entre ellos: es un prófugo de la Justicia estadounidense con cargos de narcotráfico que pesan en su contra y una recompensa de 15 millones de dólares ofrecidos por su captura, así como los crímenes que bajo sus órdenes se comenten contra la población civil que se manifiesta en las calles pacíficamente en reclamo del respeto a su decisión emitida en la urnas según informa en un video que circula en redes sociales, el periodista Jaime Bayly, quien asegura haber obtenido esta información de fuentes confiables, en Londres.
El ultimátum dado a Maduro, del cual habría sido portador el jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken, es una decisión adoptada por el presidente Joe Biden, según Jaime Bayly, quien asegura haber obtenido esta información de fuentes confiables, en Londres.
Estados Unidos ha discutido indultos para Maduro y sus principales lugartenientes que enfrentan acusaciones del Departamento de Justicia, dijeron tres personas familiarizadas con las deliberaciones de la administración Biden según los periodistas Juan Forero, Patricia Garip y Kejal Vyas del WSJ.
Se ha puesto “todo sobre la mesa” para persuadir a Maduro de que se vaya antes de que termine su mandato en enero. Otra persona familiarizada con las conversaciones dijo que Estados Unidos estaría dispuesto a brindar garantías para no perseguir a esas figuras del régimen para su extradición, dijo el medio estadounidense.
Las conversaciones representan una luz para la oposición política venezolana que recopiló meticulosamente recuentos de votantes que muestran que su candidato, el poco conocido exdiplomático Edmundo González, derrotó a Maduro de manera aplastante en las elecciones del 28 de julio con 67% de los votos.
Acción internacional
La acción internacional puede ser la única vía para expulsar a Maduro, quien durante 11 años de régimen autoritario ha supervisado una implosión económica, un aislamiento diplomático y el éxodo de casi ocho millones de venezolanos, más que Siria y Ucrania devastadas por la guerra. Maduro ha dado un refugio a las pandillas transnacionales, dicen funcionarios estadounidenses y colombianos, y ha permitido que Rusia, China y otros rivales de Estados Unidos se afiancen en el hemisferio occidental, refirió el WSJ.
Estados Unidos había hecho una oferta de amnistía a Maduro durante conversaciones secretas en Doha, Qatar el año pasado, pero se negó a discutir acuerdos según los cuales tendría que dejar el cargo, dijeron personas relacionadas con el tema. Una persona cercana al régimen dijo que la posición de Maduro no ha cambiado por ahora, agregó el WSJ.
Maduro ha dicho que está abierto a conversaciones siempre que Washington le muestre respeto. En otras ocasiones, le dice a Estados Unidos que se ocupe de sus propios asuntos. “No se metan en los asuntos internos de Venezuela, eso es todo lo que pido”, dijo Maduro. Brasil, México y Colombia también participan en el intento de resolver el enfrentamiento. Los funcionarios estadounidenses quieren que estos países, dirigidos por líderes izquierdistas que simpatizan con Maduro, adopten una postura más dura que su posición actual de presionarlo para que presente pruebas de que ganó.
5 de noviembre, fecha clave para Washington
Por un lado faltan cinco meses antes de la toma de posesión presidencial de Venezuela. Ahora bien, hay un fuerte vínculo con el resultado de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
El gobierno de Joe Biden pone como límite el 5 de noviembre, día de elecciones presidenciales en Estados Unidos, para que Maduro responda antes de tomar acciones, en una de las medidas más contundentes de su mandato hacia el régimen venezolano.
Según destaca el artículo, una victoria de Donald Trump podría sofocar las conversaciones si el expresidente revive sus políticas agresivas anteriores hacia Maduro que comenzaron en 2019, cuando su Administración impuso sanciones petroleras y apoyó a un gobierno venezolano en la sombra para derrocar al régimen, revela el medio estadounidense.
Recuento de votos: ¿hackeo?
El intento de Estados Unidos de ofrecer a Maduro una opción para salvar las apariencias encaja con la estrategia de la oposición, que favorece negociaciones que incluirían garantías para los líderes del régimen y una transición hacia un gobierno de González.
Y es que todo se sabía desde un primer momento. Cuando terminó la votación, los trabajadores electorales notaron que González estaba ganando en una estación tras otra, incluso en el barrio caraqueño llamado 23 de Enero, un bastión del movimiento de izquierda radical que ha gobernado durante un cuarto de siglo. «No podíamos creerlo», dijo un trabajador electoral.
Más adelante el medio de EEUU relató que «otro trabajador electoral al otro lado de la ciudad quedó atónito al ver a Maduro perder en distritos que habían sido “hiperchavistas”, en referencia al predecesor y mentor del gobernante, Hugo Chávez. Los soldados, que normalmente cumplen las órdenes del régimen, no hicieron nada para detener el esfuerzo de la oposición; todo el proceso equivalió a una mini rebelión contra Maduro en un país donde él controla todas las instituciones, incluido el Consejo Nacional Electoral.
Este medio destacó que «los observadores electorales, utilizando un código QR en las actas, enviaron los resultados electrónicamente a la oposición. También conservaron copias físicas y publicaron muchas en las redes sociales». No obstante, «los aliados del régimen y los militares lograron expulsar a algunos observadores electorales de la oposición y confiscaron actas en algunas mesas de votación», algo que no fue suficiente para detener la avalancha de pruebas.
Incluso, después de que terminara la votación, el régimen guardó silencio, a pesar de que el moderno sistema de votación electrónica del país está diseñado para arrojar resultados minutos después del cierre de las urnas. «No fue hasta pasada la medianoche que el presidente del consejo electoral, el confidente de Maduro, Elvis Amoroso, dijo que el presidente había ganado, sin citar evidencia», detalla el artículo citado antes.
Jennie Lincoln supervisó el esfuerzo del Centro Carter para monitorear las elecciones, y aseguró que Amoroso no presentó resultados estación por estación, como exige la ley electoral, y todavía no lo ha hecho. Así fue como el régimen, sin mostrar pruebas, comenzó a afirmar que un hacker de Macedonia del Norte había violado el sistema, haciendo imposible compartir públicamente las actas. Como planteó Jennie Lincoln «el hackeo es falso».
“Pudimos mostrarle al mundo la verdad y lo que había sucedido en Venezuela”, dijo Machado a The Wall Street Journal.
Se agudiza la tensión
El ultimátum que habría dado Estados Unidos a Maduro constituye un verdadero punto de quiebre y una acción determinante que se une a la estrategia de resistencia y unidad sostenida por las fuerzas democráticas venezolanas y el pueblo, que reclaman se respete el derecho soberano de los votantes manifestado en las urnas, refirió WSJ.
En las últimas dos semanas, Maduro ha encarcelado a miles de disidentes, ha mantenido la lealtad de los militares y ha encomendado a la Corte Suprema, repleta de aliados cuidadosamente seleccionados, la tarea de resolver el estancamiento electoral, ganando tiempo. La ONG Foro Penal ha verificado que hasta el 10 de agosto hay 1.303 personas arbitrariamente detenidas, solo por protestar ante los resultados del CNE violentando claramente la voluntad popular.