lunes, noviembre 18, 2024
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¿Tenemos el poder de decidir en política?

En democracia, la consulta popular es una oportunidad para ejercer los derechos soberanos y tener voz en política.

Los procesos electorales sirven para contribuir en la toma de decisiones y la orientación de la acción del Estado, en base a los requerimientos de la mayoría, según los principios del Estado de Derecho.

Obviamente, la democracia ideal busca mantener un equilibrio abriendo espacios a las minorías, con ideales comunes con los cuales todos se sientan más o menos cómodos.

En otras palabras, la inclusión respetando las diferencias, es esencial.

Sin embargo, el setenta y uno por ciento de los votantes cree que la democracia está en riesgo, según una encuesta reciente del New York Times/Siena College, aunque solo el siete por ciento lo identificó como el problema más importante que enfrenta el país.

“Los estadounidenses enfrentan preocupaciones más inmediatas: la peor inflación en 40 años, la pérdida del derecho federal al aborto después de 50 años y la percepción de que el crimen está aumentando, si no en sus comunidades, en las ciudades cercanas”, de acuerdo con un artículo publicado por el New York Times titulado “Los temores sobre el destino de la democracia dejan a muchos votantes frustrados y resignados”, de Jonathan Weissman.

Es cierto también, algunas distorsiones sociales han motivado la negatividad en el comportamiento político.

“Si bien los votantes en elecciones democráticas son llamados a las urnas para expresar su preferencia a favor de un conjunto determinado de partidos y candidatos hay una proporción constante de electores que materializan su elección con un voto en contra” según los resultados de un estudio publicado en 2021 titulado “Negatividad y Comportamiento Político: Un Marco Teórico para el Análisis del Voto Negativo en las Democracias Contemporáneas.

La polarización afectiva reciente, sugiere que la negatividad sigue siendo una característica importante del comportamiento político de los estadounidenses. Los datos de la encuesta de las elecciones presidenciales de 2020 muestran que el 30% de los votantes declararon haber emitido un voto negativo.

En esta ecuación, argumentos internos y externos pueden influir en las preferencias comiciales.

Tanto política como económicamente, la guerra entre Rusia y Ucrania está teniendo un efecto negativo para millones de hogares en Estados Unidos, Europa y otras partes del mundo.

Por ejemplo, la dimisión de Liz Truss, la primera ministra británica, tras su intento fallido de mejorar la situación económica del Reino Unido a través de drásticos recortes de impuestos, especialmente para los ricos, demostró que ningún país puede actuar independientemente y esperar resultados positivos instantáneos.

Su programa de reducción tributaria no solo provocó que la libra cayera dramáticamente, sino que los mercados financieros reaccionaron con desconfianza ante sus políticas.

Incluso el presidente Joe Biden se sintió impulsado a decir en público que pensaba que las decisiones económicas de Truss eran un error que habían causado un efecto dominó perjudicial en los mercados globales.

Si bien la mayoría de los economistas consideraron que la apuesta del gobierno británico fue demasiado arriesgada y casi destinada al fracaso, no hay duda de que una de las principales razones por las que Truss se equivocó y tuvo que renunciar fue por haber subestimado las consecuencias de la guerra en Ucrania.

La inflación está aumentando tan abruptamente que cada vez más familias en Estados Unidos y en Europa tienen dificultades para hacer frente a sus gastos.

Todo esto es parte del plan del presidente ruso Vladimir Putin para debilitar la estructura global, reducir la influencia de Estados Unidos y causar divisiones en Europa.

Por su parte, el líder chino, Xi Jinping, quien se aseguró el pasado domingo, un tercer mandato sin precedentes como secretario general del Partido Comunista de China, es otro de los desafíos.

Con este nombramiento, reforzó su control sobre el país, en momentos en que China se ha vuelto cada vez más agresiva tanto en el frente militar como en el económico, mientras parece alinearse del lado de una Rusia belicista.

En democracia, la participación ciudadana puede revertir el curso político mientras que en regímenes autoritarios los deseos del líder priman sobre los de sus ciudadanos.

Fuente: Diario las Américas

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