Carlos Pérez-Ariza,
La ayuda de España, Zapatero/Sánchez, facilita a Maduro salir del molesto Edmundo Sánchez Urrutia, ganador de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Es verdad que evitan el secuestro, pero le quitan uno de sus mayores dolores de cabeza
¿Colaboración con el advenimiento de la democracia a Venezuela o apoyo al dictador Maduro para que siga afianzándose en el poder? Es cierto que el presidente electo estaba ante una coyuntura peligrosa para él: ser encerrado en los calabozos de tortura de los especialistas cubanos no era una decisión fácil para un hombre de 75 años, cuya supervivencia habría sido comprometida. La salida al asilo político en España era una opción de seguridad para él. No obstante, el hecho es que la opción diplomática, facilitada por el gobierno español en obvio acuerdo con Maduro, abiertamente amistoso con el régimen dictatorial venezolano actual, le otorga un respiro al hombre del chándal.
Es de suponer que la cúpula de la agrupación política habrá valorado que esa era no solo la mejor opción, sino la única con margen de seguridad. Tal decisión abre una nueva etapa, inédita en el panorama postelectoral. Un presidente electo por amplia mayoría obligado a irse al exilio, en vez de ser reconocido por el dictador Maduro y entregarle el poder como sucedió en Chile, por ejemplo. Da claramente la fiereza del régimen cubano-venezolano en mantenerse en el poder a toda costa. Está por ver si la estrategia de la oposición ganadora maneja este nuevo escenario con la habilidad suficiente para obligar al presidente usurpador a aceptar su derrota. La hidra tiene muchas cabezas y aliento venenoso.
De España se esperaba que arrastrara a la UE a una condena más firme y potente, que oblige a Maduro y su camarilla a entregar el gobierno a los legítimos ganadores. No quedándose tan solo en pedir la comprobación de los votos. El asilo político en Madrid, si bien da tranquilidad a Edmundo Gutiérrez Urrutia, también descarga al régimen chavista de esa presión. Han sido rápidos en otorgar el salvoconducto para salir del país, porque era la solución para quitarse de encima al presidente electo. Y no exponerse a la crítica y presión internacional si lo apresaban con nocturnidad y alevosía.
Ahora, la pelota está en el tejado de María Corina Machado, que tendrá que manejar la presión contra el discurso de la posverdad de Maduro, tildando de cobarde a González Urrutia y acusándole de que huyó porque no pudo probar que ganó las elecciones. Además, el presidente electo tendrá que manejar a la distancia el apoyo internacional a la causa democrática venezolana. Tal vez, la opción de España no haya sido la mejor dado el gobierno de Sánchez, compañero y heredero de Zapatero, amiguete de Maduro, que de nuevo le ha hecho un buen servicio.
Se puede esperar ahora la orden de detención contra María Corina Machado, que es la verdadera piedra en la bota de la dictadura. En tal caso, ¿qué haría ella, asilarse? Está claro que el régimen no da su brazo a torcer. Se resiste a aceptar la realidad. Salir del poder les supone un problema mucho mayor. Están en su búnker sin escuchar la tormenta que se les viene encima. Los esperan graves sanciones por parte de la justicia de Estados Unidos y de la Corte Penal Internacional, si su fiscal general se desprende de sus compromisos familiares. Como quiera que sea, la película continúa.