Chile llega al tercer aniversario del estallido social que desató una violencia sin precedentes en el país, sin ningún balance positivo de la conflictividad. Todo está peor. Desde la delincuencia, la economía, la educación, incluso hasta la imagen internacional.
El resultado de la última encuesta del Centro de Análisis de Estudios de Mercado (Cadem) demuestra la pésima percepción de los chilenos sobre los efectos del estallido: 93 % de los consultados afirma que la delincuencia está peor, 75 % expresa que la economía está en picada, después de las jornadas de destrozos, 64% admite un deterioro de la reputación de Chile en el exterior.
Los números traducen el sentir ciudadano después del estallido social en Chile que se agudiza frente al fracaso del proceso constituyente que serviría de analgésico ante las revueltas.
La Convención que derivó del estallido social en Chile naufragó entre escándalos y la discusión de reinstalar un nuevo órgano fastidia a la mayoría. Otra encuesta reciente midió el desgano. Para el 54% de la población la séptima prioridad.
El desafío de Boric
El presidente Gabriel Boric enfrentará la fecha ahora como autoridad y no como uno más de los manifestantes. Le tocará evitar ataques al Metro de Santiago para impedir daños millonarios considerando que el estallido costó 255 millones de dólares, de los cuales 214 millones se destinaron a la reconstitución y reparación de la infraestructura, equipamientos y sistemas dañados y otros 41 millones a la recuperación de los trenes. Fatal.
El monto cubrió los daños ocasionados en 118 de las 136 estaciones del Metro de Santiago (87 % de la infraestructura). Los ataques fundieron 10 trenes y los sistemas ferroviarios no escaparon. Hubo daños en los sistemas de seguridad de tráfico, como los sistemas de señalización y pilotaje automático de los trenes y sistemas eléctricos en Línea 1 (sector San Pablo), Línea 4, Línea 4A y Línea 5.
También los sistemas de apoyo como cámaras de circuito cerrado de televisión, sistema de sonorización de estaciones, torniquetes, sistema de comunicaciones, pantallas de información, tótems, ascensores, escaleras mecánicas y plataformas, según un reporte de Pauta.
Contener la repetición de este escenario es un desafío para Boric, cuando la encuesta de Cadem revela además que 65% de los chilenos desaprueba su gestión. La cifra representa un aumento de 5 % en comparación con la misma consulta hecha el pasado 7 de octubre.
Policía intranquila
Los Carabineros tienen dos certezas: el tercer aniversario del estallido social en Chile representa una jornada compleja e incierta y la sensibilidad de la tropa está frágil. El ente tiene bajas. Desde enero reporta 942 efectivos heridos en distintos hechos de violencia.
Sin embargo, el plan de la institución policial, según La Tercera, es desplegar 25000 funcionarios en todo el país pero en el alto mando -compuesto por Marcelo Araya (actual subdirector de la institución), Enrique Monras (jefe de Orden y Seguridad) y Luigi Lopresti (director de Inteligencia)-
La orden es “apechugar”. Son las autoridades. Sus operaciones estarán concentradas en quienes cometan delitos flagrantes. También contarán con drones y cámaras corporales- para registrar las imágenes de los procedimientos en las zonas “históricamente” conflictivas.
En el caso de la Región Metropolitana prevén la designación de cinco mil policías en puntos clave de Santiago, entre ellos, la Plaza Italia, el perímetro de La Moneda, la población La Pincoya (Huechuraba), Lo Hermida (Peñalolén), Avenida Grecia con Macul (en Ñuñoa), Villa Francia (Estación Central), la Plaza de Armas de Puente Alto y distintas zonas.