Genaro Mosquera,
En Venezuela la dramática situación de crisis continúa profundizándose, induciendo la
consecuente inestabilidad política, económica, social y laboral, e influida por el colapso de
los servicios públicos. Se ha llamado sin éxito a la unidad opositora, la ciudadanía observa
cautelosamente y sorna los movimientos de quienes desean una salida negociada que
algunos actores están usando interesadamente métodos ya trajinados e inútiles,
desinformando a los venezolanos cuya aspiración es el deseo de un cambio rápido de
régimen.
Todos sabemos que la salida negociada sugerida no tendrá resultado, que obedece a las
directrices de preservar el poder y a los intereses de países alineados con un modelo
antioccidental que, incluso, continúan manejando el planteamiento electoral fraudulento,
lo cual conducirá a otra estrategia fallida y engañosa al considerar las debilidades del
aparato electoral
El rescate de la democracia es el norte para reconstruir a Venezuela a través de una
acción planeada y basada en la exigencia popular para desarrollar una acción inteligente
para el rescate de la institucionalidad, entre ellas se arremete contra las pocas
instituciones formales de la educación y a escondidas se preparan programas para
cambiar leyes, reglamentos y se emiten decretos, de esa manera facilitan sus propósitos
de legitimación, pero también, para apoderarse de una vez de la educación con la clara
intención de ideologizar a sus componentes para sus propios intereses, incluyendo a la
educación universitaria, fuente crítica de sus desafueros e ilegalidades. Las instituciones
universitarias se debaten en silencio frente a la agonía de remuneraciones vergonzosas,
paralización de sus actividades y decadencia de sus estructuras las cuales han sido
destruidas sistemáticamente, dejando a las universidades como espacios vacíos dirigidas
por autoridades en la mayoría de las universidades cuyos periodos vencieron hace ya
mucho tiempo.
Es evidente la grave situación que tiene la educación en Venezuela y muy especialmente la
educación superior, independientemente de la cuestionada calidad e ineficiencia del
sector donde se destaca la pérdida de su misión y objetivos; para su recuperación no solo
se requieren recursos extraordinarios, sino un gran esfuerzo de voluntad para su
reconstrucción la cual difícilmente se acometerá, no solo por esa falta de disposición de
quienes deberían mantenerlas, sino de la resolución de obstáculos financieros,
organizacionales, de liderazgo, y de gerencia.
A esta problemática ahora se suma la ya advertida intervención oculta o disimulada de la
universidad por parte del régimen, que decidió tomarlas mediante un plan de conversión
destinado a reforzar sus esquemas socialistas limitando su autonomía, ejecutando un plan
de reconstrucción unilateral y financiero cada vez más restringido orientado solo a
mantener una nómina cuyos montos son los más pequeños del mundo y por lo tanto, ha
sometido a la comunidad universitaria al humillante efecto de sus ridículos salarios,
convirtiendo a docentes, investigadores y prestadores de servicios en personas
sin recursos suficientes para mantener siguiera un nivel de vida modesto.
Pretenden construir a través de un sistema educativo ideológicamente leal a sus objetivos
para lo cual, eligen de manera forzaba a potenciales estudiantes a carreras profesionales
cuyo contenido es totalmente deficiente, apoyada en una educación fanatizada sustentada
en diseños curriculares definidos por decreto, sin objetivos claros y no acordes al
desarrollo de las verdaderas necesidades del país, de la ciencia, tecnología e investigación.
El régimen provoca abiertamente la intervención directa, eliminando por decreto con una
reglamentación sin discusión en el Consejo Nacional de Universidades, cambian
unilateralmente la permisologia, establecen y cambian profesiones y las convierten en
otras con una acción vinculada al supuesto proceso productivo socialista. Cambian la
orientación, objetivos y valores de la universidad por decreto creando nuevas
instituciones, e igualmente centralizan el proceso de selección Ante las circunstancias
enunciadas y de muchas otras, la comunidad universitaria debe prepararse ante la
creciente, potencial perdido de autonomía, y de libertad académica mediante el control
omnímodo del régimen con su franco diseño de provocar la pérdida de la democracia y
libertad.
Es el momento de actuar poderosamente a la intervención del sistema educativo, para lo
cual es necesario accionar buscando el apoyo gremial, privilegiando un tema más general
para defender la educación, e ir más allá de resolver el asunto salarial y de la seguridad
social, lógicamente actuando con la vinculación y apoyo del sector estudiantil y, de esta
manera, contribuir a defender la educación, su universidad y consecuencialmente su
futuro. Se hace evidente movilizar esa poderosa fuerza de cambio, que permita entrar en
sinergia con una representación adecuada de la sociedad civil a objeto de planear y lograr
motivar a la población venezolana para el rescate de la educación antes de caer
apabullados por los intereses y pretensiones del régimen,
Algunos dirigentes de universidades se alinean con el sector oficial con la excusa apoyada
en una normativa emitida ilegalmente por el régimen mediante reglamentos que cambian
las reglas, violando no solo la Ley de Universidades, sino incluso, la Constitución
Nacional. Es necesario llevar a cabo una agenda que enfrente los planes del régimen de
destrucción de la educación universitaria y su aspiración de sustituirla por otra,
formulando un conjunto de objetivos generales en defensa de la educación, entre otros:
-Promover la celebración de elecciones universitarias en las universidades nacionales, y
experimentales; -Oponerse a la eliminación por decreto de las profesiones y cambiarlos
por otras que tienen objetivos discordantes con la demanda profesional.; -Evitar que la
educación en pleno se ideologice en función de intereses de una planificación marxista.;-
Defender la libertad de cátedra y la realista interpretación de la autonomía universitaria; –
Rescatar el espíritu rector de la universidad y, de la investigación como elementos claves
del desarrollo.; -Enfrentar como lo ha hecho históricamente la universidad a los procesos
de intervención.
Es necesaria la creación de un frente universitario representativo, integrado por los más
relevantes académicos, profesores y estudiantes que tiene la universidad y apoyados en
una estrategia de defensa del sistema universitario que debe ser compartida con su
comunidad, en unión con lo más representativo de la sociedad civil integrada por un
conjunto de personalidades con todas las exigencias de moralidad y competencia que
oriente la búsqueda compatible con los deseos de disponer de una educación de calidad,
en libertad y democracia, factores que exige la mayor parte de la ciudadanía. Por
supuesto, esa fuerza vital, debe potenciarse con las academias, los gremios profesionales y
sindicatos de trabajadores.
Es necesario que se estructure una programación realista y se logre establecer un vínculo
adecuado con sus pares de la sociedad civil dentro del marco de algunas prioridades
sugeridas: -Salir al paso de la actitud poco ética de autoridades estimuladas por el
régimen e iniciativas aisladas sin sentido integral más allá del individualismo, -propiciar
un encuentro con los líderes más representativos de la sociedad civil a fin de resistir las
presiones intervencionistas del régimen; -constituir un grupo multidisciplinario de
profesionales para estudiar, analizar, autoevaluar y evidenciar las características de un
plan estratégico con su debate natural, consensos, diferencias y una eficaz metodología
de acción para luego presentar un trabajo que pueda ser tomado en cuenta por todos y
cada uno de los proponentes, hasta llegar a un solo “Plan universitario, educativo y
del país”.
El sistema educativo en general deberá organizarse para enfrentar decididamente la
defensa de la educación frente a un régimen que tiene el poder y la fuerza ideologizada, de
la cual hará gala apoyada en su fanatismo con la intención de mantenerse por largo
tiempo en el poder y el modelo político que nos ha sumido en una profunda crisis.
Fuente: El Nacional