sábado, septiembre 7, 2024
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Tras derrota demócrata en Virginia, Biden ruega al Congreso

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó el miércoles a los demócratas a «avanzar» y votar sus controversiales proyectos de reforma, bloqueados en el Congreso por disidentes de su propio partido, a raíz de la rotunda derrota del candidato demócrata a gobernador de Virginia, una elección considerada como una prueba de su popularidad.
«Ningún gobernador de Virginia ha ganado nunca siendo del mismo partido que el presidente de turno», señaló Biden a los periodistas, negándose a asumir la responsabilidad de este fracaso, que se considera un momento crucial en su presidencia.

«Sé que la gente quiere que se hagan las cosas y por eso sigo presionando muy fuerte para que el Partido Demócrata avance y vote» sus planes, uno de modernización de infraestructura y otro de gasto social y clima, que son objeto de intensas negociaciones en su partido, explicó Biden, que ya ni siquiera menciona a los republicanos.
A un año de las cruciales elecciones de medio mandato que podrían cambiar los equilibrios de poder, la derrota en Virginia es un duro fracaso para Biden, quien personalmente hizo campaña junto al candidato demócrata Terry McAuliffe.
«Vamos a ganar» en Virginia, dijo con notable optimismo el martes el mandatario, quien se alzó con este estado con un cómodo margen de 10 puntos porcentuales en los comicios presidenciales de noviembre del 2020.
Para los republicanos, la victoria de Glenn Youngkin ofrece una posible hoja de ruta estratégica para el 2022, y tal vez incluso para los comicios presidenciales del 2024, pues logró retener la base electoral del exmandatario Donald Trump, de quien se distanció para recuperar votos de os independientes en los suburbios acomodados.

Popularidad de Biden por el suelo

Y pese a que el gobernador demócrata de Nueva Jersey, Phil Murphy, se impuso al aspirante republicano Jack Ciatarelli con un muy estrecho margen, esa victoria oficialista no es suficiente para impulsar la presidencia de Biden, cuyo índice de popularidad a esta altura del mandato alcanza los peores en la historia política reciente.
Ahora, el presidente debe volver a sumergirse en las angustias del Congreso, donde sus dos enormes planes de contraproducentes gastos son objeto de interminables negociaciones entre los extremistas socialistas (ahora llamados progresistas) y moderados de su propio partido.
Biden espera ansiosamente que su proyecto «Reconstruir mejor» (Build Back Better) de reforma social y climática por 1,75 billones de dólares se apruebe y se convierta en su pírrica victoria personal, en medio de una situación económica y de inmigración caótica que atraviesa EEUU, en gran parte creada por su propio gobierno.
El proyecto incluye 555.000 millones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que la Casa Blanca ha descrito como «la mayor inversión jamás realizada para abordar la crisis climática».

Planes de gastos de la Casa Blanca bloqueados en el Congreso

El mandatario no pudo -como esperaba- subirse al podio de la COP26 en Glasgow con este cheque aprobado, como garantía del «regreso» de Estados Unidos a la escena internacional, luego de que Trump (2017-2021) retirara al país del acuerdo climático de París.
Pero el peor fracaso de Biden en la cumbre climática es que tres de los cinco principales emisores de contaminantes hacia la atmósfera no acatarán ninguna de las regulaciones que plantea el Acuerdo de París. China, Rusia e India están fuera de las actuales normas de reducción de emisiones.
El proyecto de Biden -ya reducido a la mitad- es impugnado principalmente por el senador moderado Joe Manchin, demócrata del estado tradicionalmente conservador de Virginia Occidental, cuyo voto es crucial ante la exigua mayoría demócrata en la Cámara Alta.
«Siempre he sido claro: si no puedo ir a casa y justificar (los programas de gasto), no puedo votar», dijo Manchin el lunes, expresando su preocupación por el impacto de estos planes en la deuda pública y la inflación.
«Las querellas políticas deben terminar», agregó, en alusión al bloqueo impuesto por el campo demócrata progresista al segundo plan de Biden para invertir 1,2 billones de dólares en infraestructuras, que cuenta el apoyo de demócratas y algunos republicanos.
Aprobado por el Senado en agosto, el proyecto está bloqueado en la Cámara de Representantes por los demócratas socialistas que exigen votar los dos proyectos en forma simultánea, pues temen que los centristas se nieguen a apoyar el costoso plan social, una vez que se apruebe el de infraestructura.
En medio de este impasse, Biden intenta restaurar la imagen de su presidencia, fuertemente empañada después de la caótica retirada de Afganistán en agosto y la desaceleración económica, escasez y alta inflación de 5,4%.
Fuente: Diario las Américas

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