Fue sonar la campana del fin del debate de anoche y salir corriendo Kamala como alma que lleva el diablo, mientras Trump se quedaba para seguir debatiendo sobre el debate con los periodistas. Si hay que dar un resumen de la velada, ese podría ser el más revelador.
Trump no tenía necesidad alguna del debate. Es muy improbable que pudiera perder un solo voto aunque se hubiera limitado a canturrear una tonada durante toda la sesión. Todo el mundo sabe lo que Trump ha hecho y lo que Trump opina sobre cualquier cosa bajo el cielo, tirando más a lo bocazas que a lo lacónico.
Era Kamala la que se lo jugaba, si no todo, al menos, mucho. Porque la vicepresidente es un conjunto vacío, no ha hecho nada en la administración de la que es presunto número dos y ha dicho lo menos posible desde que fuera alzada a la nominación con desprecio del voto popular demócrata, y ese poco consistente en palabrería vacía y enrevesada y toneladas de banalidades biensonantes.
Así que el establishment preparó cuidadosamente el debate para dejarla bien o, para ser más preciso, dejar mal a Trump. Porque Harris es meramente un holograma para los demócratas, una mujer no blanca genérica que no es Trump. Y eligieron una cadena amiga, la ABC, y una amiga íntima como moderadora, la mujer que le presentó a su marido, y un manifiesto demócrata para combatir los tres juntos contra Trump.
De hecho, si el debate tuvo un perdedor absoluto, un protagonista que quedó como la chata de Pumarín a ojos de todos, fue la prensa del régimen. David Muir y Linsey Davis de ABC News fueron el blanco de innumerables ataques de los usuarios de redes sociales por su descarada parcialidad contra el candidato republicano. El sesgo se manifestó de varias maneras, desde hacerle a Trump preguntas más hostiles que las que le hicieron a Harris, hasta presionar a Trump con preguntas de seguimiento mientras se le permitía a Harris evadir responder preguntas sin seguimiento hasta verificar los hechos de Trump y permitirle mentir con impunidad.
Reacciones contra el sesgo mediático
El sesgo izquierdista de ABC News quedó en evidencia durante la cobertura previa al debate de la cadena, y el analista de medios Stephen L. Miller señaló: «La cobertura previa al debate de ABC bien podría ser la de The View [una tertulia televisiva estridentemente progresista] en este momento. Es una locura».
El comentarista político Noah Pollak publicó en X: «Los presentadores de ABC se ponen en ridículo protegiendo a Harris de tener que responder si apoya los abortos tardíos por nacimiento parcial». Y la popular activista Ann Coulter señaló: «Pero es genial tener a tres demócratas debatiendo con Trump esta noche. ¡Gracias, ABC!»
Quizá la más beligerante de la noche en este sentido fue la periodista independiente Megyn Kelly, que tiene su propio programa online y comentaba en vivo durante el debate. Kelly cargó duro contra la aquiescencia lacayuna de David Muir y Linsey Davis. «Estos moderadores son una vergüenza y este es uno de los debates más parciales e injustos que he visto», escribió Kelly a sus 3,1 millones de seguidores. «Debería darles vergüenza, @ABC».
«Cuando él anota un punto, se aseguran de que ella también pueda seguir con su candidatura», añadió. » Debe ser muy agradable que los moderadores te cubran como candidato. Es mucho más fácil». Y concluía: «El descaro absoluto de ABC al seguir verificando los hechos SOLAMENTE sobre Trump mientras le permiten mentir en cada respuesta es exasperante».
Orgullo del establishment
Se entiende que el establishment se sienta orgulloso de sus trucos infames como el de anoche, pero se desconoce si sabe a lo que se expone con la maniobra. Ver a la mujer que presentó a Kamala a su marido poniéndoselas como a Felipe II y haciendo piña con ella para lapidar a Trump, a los tres inmoderados moderadores recreando un auto de fe contra el expresidente, quizá no sea el mejor espectáculo para favorecer a la candidata demócrata.
Kamala no parecía una damisela en apuros; parecía una alumna con problemas cognitivos pero hija del ministro a la que los miembros del tribunal deben aprobar como sea.