Joe Biden nunca ha sido la bombilla más brillante de la caja, como dicen en Estados Unidos, pero el inocultable deterioro de sus facultades, visibles ya en casi cualquiera de sus comparecencias públicas, empieza a preocupar seriamente a los habitantes del país más poderoso de la tierra en uno de los momentos más críticos de su historia.
No es extraño que una encuesta recién publicada por Yahoo/YouGov revele que más de tres cuartas partes de los votantes se muestra un poco o muy preocupado por el declive mental y físico de Biden. En concreto, un 39% dice estar «muy» preocupado por su «salud y agudeza mental»; otro 21% está «algo» preocupado y el 17% está «ligeramente» preocupado. Además, estas preocupaciones se encuentran entre el 82% de los independientes incluidos en la encuesta. Sólo el 23% de los estadounidenses no teme en absoluto por las facultades cognitivas o la salud de Biden.
La encuesta también preguntó a los encuestados si consideran que el presidente es competente para cumplir las obligaciones de su cargo. Prácticamente la mitad, un 49%, cree que carece de competencia frente a solo el 35% que cree que es capaz de hacer su trabajo adecuadamente.
El problema para los demócratas no es el actual mandato –las presidenciales están a la vuelta de la esquina–; el problema es que Biden, con un índice de popularidad del 41%, ha declarado que tiene la intención de presentarse a la reelección, aunque no ha hecho un anuncio oficial. Según fuentes consultadas por Breitbart News, está considerando el lanzamiento de una campaña en abril. Los demócratas, comprensiblemente, están alarmados. De ganar, saldría de la Casa Blanca con una edad superior a la esperanza de vida estadounidense, y no queremos imaginar en qué condición mental.