Trump creará una red social propia, nueva, que podría estar disponible en dos meses, según declaraciones de Jason Miller, uno de sus asesores senior, a Fox News.
La aparición de esta nueva opción en el actual monopolizado mercado del Social Media, tendrá consecuencias múltiples, que redefinirán por mucho la geoestrategia de la política interna y de las futuras elecciones en Estados Unidos.
Serán consecuencias beneficiosas, pero no sólo para los amantes de la auténtica libertad, y para los conservadores y patriotas en Estados Unidos, sino en América Latina y en todo Occidente.
Para empezar, los casi 75 millones de norteamericanos que votaron por Trump, y sus 88 millones de seguidores en Twitter —antes que impunemente le arrebataran la cuenta en esa empresa militante del izquierdismo—, sin duda harían uso de la nueva plataforma, lo que le daría un enorme impulso económico.
Advertimos que la nueva red social en la cual estarían ya trabajando con Trump varias empresas, será un éxito desde sus primeros minutos, porque en el presente no existen redes fuertes que den cabida al conservadurismo en Estados Unidos y el mundo. Todo lo que hay es lo que ya conocemos, la mafia del Big Tech y su globalismo socialista.
Parler y Gab Social, entre otras empresas medianas o pequeñas, han intentado ser una opción, pero no han podido levantar el vuelo ante las presiones de la dictadura digital, de la cibercracia californiana.
Actualmente las Big Tech actúan como un monopolio de la información y de la opinión, como una tiranía que aplica sus reglas comunitarias internas a todos sus usuarios, por encima de las libertades expresadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y aún de la Constitución estadounidense.
Twitter y Facebook son dos de las principales compañías que, escudadas, atrincheradas en su carácter de empresas privadas, establecen criterios ideológicos, progresistas, sesgados, que acotan la libertad de expresión, de opinión, de conservadores en todo el mundo.
Eso sí, favorecen sin rubor, muy claramente, a Joe Biden, al Partido Demócrata y en especial al globalismo, con el que mantienen una gran cercanía ideológica.
Zuckerberg y Dorsey censuraron a Trump por cuestionar la limpieza de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, con lo que aplastaron su derecho a disentir, como si sólo fuera políticamente correcto expresar lo mismo que las autoridades electorales y no existiera libertad para criticarlas, de poner en tela de juicio su actuación.
El totalitarismo de las big tech y sus políticas de callar la boca, y aun «cancelar» a quien no piense como ellos, no son un chiste, sino una vergonzosa realidad que opaca a la democracia estadounidense.
Son los GULAGS digitales que imponen los niños ricos del Silicon Valley a la derecha cristiana, mientras ellos cobran miles de millones, hacen dietas extrañas y meditan en alguna aldea del lejano oriente.
Pero lo que no “cancela” Twitter por ejemplo, y esto dicho por el gobierno de Rusia, es la “pornografía infantil y material sobre drogas ilegales y suicidio infantil”, lo que podría equivaler a que ese país suspenda el servicio de esa red de manera temporal o definitiva.
Ante este contexto, en el que Trump no goza ya de cuentas en esas redes sociales progresistas, con reglamentos totalitarios, antidemocráticos e injustos, el surgimiento de una nueva plataforma, de cuna conservadora, marcará un hito histórico que reabre la puerta a la plena libertad de expresión.
Trump se revela como uno de los mayores defensores del derecho humano a la libertad de expresión, y con su propia fortuna pone en marcha una red social que será la casa del conservadurismo internacional, de la derecha popular y del patriotismo.
Pero les garantizo que ahí todos serán bienvenidos, no se «cancelará» a nadie por expresar opiniones críticas, ni por expresar su fe, su religión, su amor a la patria, a la familia, o por criticar el destructivo progresismo, ese que promueve la industria del aborto, y la división entre negros y blancos, entre mujeres y hombres, entre la comunidad homosexual y la heterosexual.
Recordemos el CPAC que tuvo lugar en Florida, donde el pasado 28 de febrero Trump reapareció públicamente, que llevaba por título este año: “America Uncanceled”. Los conservadores queremos países donde nos sintamos libres de disentir, de opinar libremente, sin que nadie se atribuya el falso derecho a imponer su criterio por encima del de otros, así sea avalado por organismos internacionales que cada día son más cómplices del globalismo progresista.
La perniciosa cultura de la mordaza, de la anulación del otro que no piensa como uno, alegando además la corrección política, debe ser combatida en todos los frentes. La cancelación es anulación, algo en contra de los principios cristianos, y en contra de los más básicos derechos humanos.
La nueva red social de Trump es ya uno de los sucesos más esperados en este 2021, por su significado altamente disruptivo en un sistema dominado por el progresismo totalitario, y representa un respiro para la libertad y la defensa de los valores fundacionales de Occidente.
No pocos conservadores hemos experimentado en carne propia la censura en la social media de las big tech. A mi amigo Frank Polo, ex balsero, político cubano en Miami que busca un espacio en la Casa de Representantes, y al que esto escribe, nos han censurado varios programas de análisis geopolítico, “lives” transmitidos por Facebook, en los que se criticaba justamente la postura recalcitrante de la «cancelación».
O bien, cuando hablamos contra el terrorismo doméstico de Antifa, de los excesos de Black Lives Matter y su supremacismo racista, o a favor de revisar los opacos resultados de los comicios presidenciales. A Frank Polo incluso le suspendieron su cuenta. Así se las gastan los enemigos de la libertad de expresión y detractores de los derechos que establecieron los Padres Fundadores.
Trump siempre ha sido un hombre de negocios exitosos, y de proyectos en grande, por lo que debemos esperar que el lanzamiento de su red social sea una plataforma ambiciosa de micro-blogging, en la que los millones de usuarios podrán postear textos, fotos y videos. Tal vez una cierta fusión de Twitter y Facebook, pero sin arbitrarios criterios de “cancelación”.
Esto tendrá además un impacto económico que pegará de lleno en las finanzas de las empresas de Mark Zuckerberg y de Jack Dorsey. No sólo cuando la red social de Trump esté lista, sino incluso esta semana que inicia el lunes 22, en los índices bursátiles. Facebook cerró el viernes 19 en 290.11 puntos en el índice Nasdaq, y Twitter con 66,23 en el NYSE. Veremos.
Trump es un experto en guerras comerciales y en competencia económica. Ahora que se ha decidido a entrar en el mercado de la Social Media, su producto, una red social previsiblemente abierta y democrática, será altamente competitiva y en poco tiempo tendrá contra la pared a quienes le “cancelaron” sus libertades. No habrá un conservador en el mundo que no se suscriba a esta esperada novedad.
Fuente: Diario las Américas