Donald Trump y Kamala Harris han protagonizado el que por ahora será su único debate presidencial antes de las elecciones del 5 de noviembre. Producido por la cadena de televisión ABC News y emitido por las principales emisoras de los Estados Unidos, el cara a cara ha transcurrido según lo esperado: candidato republicano en tierra hostil, demócrata en casa y moderadores de parte.
Harris, que ha permanecido oculta, cuando no ignorada durante años por sus medios de comunicación teóricamente afines, ha tratado de cumplir con su nueva aura manufacturada de líder nacional y centrada intentando plantear una caricatura de las ideas de su contrincante.
La candidata que arrasará en todos los condados y barrios de rentas más altas de los Estados Unidos ha asegurado que el expresidente «sólo pretende bajar los impuestos a los ricos», mientras ella, vicepresidente en ejercicio, aspira a «mejorar la situación de la clase media y trabajadora», centrándose en las familias jóvenes y en los altos precios de los alquileres de la vivienda.
El candidato republicano ha acusado a la demócrata de «copiar» la política de «cuatro frases» del actual presidente, Joe Biden, cuya gestión ha dejado la «mayor tasa de inflación» de la historia del país —entre interrupciones y correcciones de los moderadores de ABC— y ha prometido que los ciudadanos estadounidenses «no van a tener precios más altos».
Sobre política migratoria, ha recordado a la demócrata que tiene «a miles de personas llegando a nuestro país desde cárceles y prisiones, de instituciones mentales. Llegan y le quitan puestos de trabajo que están ocupados a afroamericanos, hispanos e incluso a los sindicatos».
Fact checkers sólo para Trump
El debate, preparado a la medida de Kamala Harris, ha contado con «verificadores para las mentiras que pudiera decir» el presidente 45 de los Estados Unidos, quienes no han dudado en interrumpirle en varias ocasiones, mientras obviaban acusaciones falsas como la de que su administración fue responsable de la humillante retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, llevada a cabo durante el mandato de Joe Biden.
Odio e intento de asesinato
En respuesta a los constantes intentos de caricaturizarle, cuando no de ridiculizarle, Trump ha señalado la responsabilidad de los demócratas y sus periodistas afines por «las cosas que dicen» sobre su figura por el intento de asesinato que sufrió durante un mitin en Pensilvania en el mes de julio. «Probablemente recibí un balazo en la cabeza por las cosas que dicen de mí. Hablan de democracia, que soy una amenaza para la democracia. Ellos son la amenaza a la democracia», ha dicho tajante.
El aborto, eterno argumento demócrata
Entre la habitual temática woke, epicentro moral del partido demócrata y sus votantes urbanos, Harris ha vuelto a utilizar el derecho al aborto como elemento de polarización, recordando la sentencia de la Corte Suprema que anuló la doctrina Roe vs Wade que lo elevó en 1973 al grado de consagrado por la Constitución de los Estados Unidos, algo que no dice el texto, al reconocerlo sin restricciones durante el primer trimestre del embarazo.
Trump ha recordado que los «radicales» demócratas apuestan por permitir que el bebé sea abortado en el noveno mes e incluso tras su nacimiento, y ha justificado la decisión de la Corte Suprema al respecto como una forma de dar más poder de decisión a los estados.
Harris se ha comprometido a firmar «con orgullo» proyecto de ley que restablezca las protecciones otorgadas por el mencionado fallo, y ha alertado a su parroquia de que Trump «firmaría una prohibición nacional del aborto».
El relato
Después del cara a cara, la lectura de casi cualquier periódico en papel o digital de casi cualquier lugar del mundo deja el mismo mensaje, poco menos que literal: «Kamala acorrala a Trump». Llama la atención sobremanera el verbo elegido, no tan común, pero omnipresente este miércoles en la prensa, acaso sustituido por el sintagma «pone contra las cuerdas», en un síntoma inequívoco de que ese texto, igual de fondo y sólo retocado en la forma, no iba a verse alterado por el trascurso del debate.
Pocas horas después, los medios de comunicación del titular y el editorial compartido publican encuestas en las que Harris ya remonta a Trump. Consultas que han debido de realizarse durante la madrugada de los Estados Unidos.