Si usted lleva siguiendo estas páginas durante algún tiempo, esto no le parecerá noticia. No lo es, en realidad: que la «trama rusa» que pendió como una espada de Damocles durante todo el mandato de Trump y le llevó a un juicio de «impeachment» era un montaje se sabía y se demostró una y otra vez a lo largo de estos años.
Pero ahora es oficial, tanto que en la propia CNN —la cadena que abrió durante años sus telediarios cada lunes y cada martes con la «colusión de Trump con el Kremlin»— se han pronunciado estas dos frases impensables tras la publicación del Informe Durham: «Exonera completamente a Donald Trump» y «resulta devastador para el FBI». Bienvenidos a la realidad, tantos años después.
Y el que, desde luego, no se iba a quedar callado es el interesado, Trump, no exactamente conocido por su timidez y lenguaje moderado. A través de un portavoz, Trump ha declarado que el informe «demuestra» un esfuerzo coordinado del Gobierno federal para interferir con las elecciones estadounidenses de 2016. «¡VAYA! Después de una extensa investigación, el investigador especial John Durham concluye que el FBI nunca debería haber lanzado la investigación Trump-Rusia», escribe el expresidente en su propia red, Truth Social. «En otras palabras, estafaron al público estadounidense, tal como le están estafando en este momento aquellos que no quieren ver GRANDEZA para AMÉRICA!».
«El Informe Durham detalla con gran minuciosidad el engaño demócrata que se perpetró contra mí y el pueblo estadounidense. Esto es fraude electoral presidencial de 2020, al igual que ‘rellenar’ las urnas, sólo que más». «Este acto totalmente ilegal tuvo un gran impacto en las elecciones. ¡Con medios honestos, estamos ante el crimen del siglo!».
El informe, hecho público por el investigador especial John Durham tras de más de tres años de investigación, concluye que el FBI no tenía inteligencia ni pruebas verificadas cuando abrió una investigación sobre Donald Trump y su campaña en el verano de 2016; culpa al FBI y al Departamento de Justicia por no seguir sus propias reglas en una investigación que nunca debería haber tenido lugar, incluida la vigilancia de la agencia de un ciudadano estadounidense sin fundamento y concluye que “el Departamento y el FBI no cumplieron con su importante misión de estricta fidelidad a la ley en relación con ciertos eventos y actividades descritos en este informe».
Además, «el personal del FBI también ignoró repetidamente requisitos importantes cuando continuaron buscando renovaciones de esa vigilancia FISA mientras reconocían, tanto en ese momento como en retrospectiva, que no creían genuinamente que había una causa probable para creer que el objetivo estaba involucrado a sabiendas en actividades clandestinas». Mientras, la investigación sobre las oscuras relaciones de negocios de la familia Biden con intereses extranjeros duerme el sueño de los justos.