El magistrado Alexandre de Moraes intentó de diferentes formas silenciar lo que se discute en la red social, hoy llamada X. Llevó a cabo diversas tácticas que oscilaron entre exigir a Twitter revelar datos personales sobre sus usuarios, hasta censurar temas de conversación políticos y de procedimientos electorales. Todo esto, por su empeño de acabar con la libertad de expresión como lo ha querido hacer con todo el entorno digital de Brasil.
Los detalles fueron revelados en una nueva entrega de los “Twitter Files” que Elon Musk facilitó a distintos periodistas desde que compró la plataforma. Así, el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) y actual presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE) queda desenmascarado —una vez más— al querer acabar con toda muestra de descontento contra el actual gobierno de socialista de Lula da Silva, así como de simpatía hacia la anterior gestión del Jair Bolsonaro. Presionó a la antigua directiva de la plataforma y presentó demandas para hacer cumplir sus exigencias.
Solamente uno de los episodios describe cómo en enero del año 2020 el asesor legal de Twitter en Brasil, Rafael Batista, envió un correo electrónico a sus colegas sobre una investigación policial en su contra “por negarse a proporcionar datos personales de usuarios de Twitter a la Fiscalía del Estado de São Paulo”. Ese fue el inicio de una desafortunada disputa que lo presionó para que la compañía entregara datos cuando esto no estaba contemplado en ninguna ley.
Brasil inmerso en represión
Fueron muchas las idas y venidas legales descritas en el extenso hilo de estos Twitter Files publicados por el periodista Michael Shellenberger. A eso se le suma la presión para censurar, “unilateralmente, publicaciones en Twitter de miembros en ejercicio del Congreso de Brasil”.
Un ejemplo a esos intentos fue el de Nikolas Ferreira, el diputado más votado del país en las elecciones de 2022 y quien fue suspendido de Twitter y otras redes como Instagram, luego de pedir una investigación por supuestas irregularidades en esos comicios en los que Lula da Silva resultó electo. Aunque le fueron restablecidos sus perfiles, quedó demostrado que se trató de una decisión que tuvo detrás la presión del magistrado.
“Brasil está inmerso en una amplia represión contra la libertad de expresión encabezada por un juez de la Corte Suprema llamado Alexandre de Moraes”, asegura Shellenberger adjuntando pruebas de lo que ocurría tras bambalinas. Esto no hace más que reiterar la ambición del magistrado por controlar el discurso de lo que puede decirse o no en Brasil. Telegram es una de sus mayores víctimas, ya que fue suspendida hace más de un año, por no entregar datos personales de usuarios.
“Dictadura de la toga” actúa a sus anchas
Los especialistas observan cómo poco a poco se coarta a los ciudadanos, a la prensa y a cualquiera que ose decir algo que moleste a la llamada “dictadura de la toga”. A pesar de que las acciones de censura son aplicadas a la vista de todos, el país llegó a un punto donde el Senado “está tomado por la izquierda, así como también la Cámara de Diputados”, tal como denunció en PanAm Post la comunicadora María Laura Assis.