Marco Rubio,
El Día del Trabajo es mucho más que el final oficial del verano y un fin de semana feriado de tres días. Se fundó como, y sigue siendo, una oportunidad para agradecer a los trabajadores por sus contribuciones a nuestro país. También es una oportunidad para hacer un balance de cómo les está yendo.
Esta semana, mi oficina publicará un informe en inglés sobre un grupo de trabajadores en particular: los hombres estadounidenses. El reporte, titulado “El Estado del Hombre Trabajador, y el no Trabajador”. El informe detalla los problemas que enfrentan los hombres en su rol vital como proveedores.
Desafortunadamente, la evidencia es clara: a los hombres en edad de trabajar no les está yendo nada bien. En general, están sufriendo una disminución generacional en empleos de calidad y están saliendo de la fuerza laboral en cantidades asombrosas. Estos problemas tienen consecuencias nefastas, no sólo para los hombres, sino también para las mujeres, los niños y nuestra nación.
Algunos podrían preguntarse cómo puede ser esto posible, ya que el desempleo en EEUU está cerca de un mínimo histórico. El problema está oculto, impulsado por una lenta erosión del poder adquisitivo de los trabajadores y de su participación en la fuerza laboral.
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Cómo descubrió el grupo de expertos de American Compass, en 1985, el hombre norteamericano promedio podía cubrir los aspectos básicos de un estilo de vida de clase media (alimentación, vivienda, atención médica, transporte y educación) para cuatro personas con 40 semanas de ingresos. En el 2022, este mismo hombre habría necesitado 62 semanas de ingresos para hacer lo mismo. Pero, por supuesto, hoy en día no hay más semanas en el año que hace 40 años. En otras palabras, millones de hombres (predominantemente obreros y hombres con menos educación) ya no pueden proporcionarle una vida de clase media a sus familias.
Un problema igualmente grande son los millones de hombres que han desertado por completo de la fuerza laboral y pasan sus días inactivos, o algo peor. El año pasado, hubo siete millones de hombres que desaparecieron de la fuerza laboral y 10 millones en total sin trabajo. Como señala el académico Nicholas Eberstadt, esto significa que la proporción de hombres estadounidenses sin trabajo hoy es tan grande como lo fue durante los peores momentos de la Gran Depresión.
Los niveles de depresión por falta de trabajo para los hombres estadounidenses están provocando un colapso social a nuestro alrededor. El año pasado, una cifra récord de 49,000 personas se quitaron la vida en EEUU, y cuatro quintas partes de los muertos eran hombres. También están aumentando las adicciones a las drogas, el alcohol, la pornografía, los juegos de azar y los videojuegos. Las historias individuales son devastadoras, al igual que su impacto en las familias y las comunidades locales. En conjunto, equivale a serios problemas para EEUU.
Sé por experiencia personal lo importante que es para los niños tener buenos hombres como modelos a seguir. Mi padre trabajaba hasta altas horas de la noche como mesero de banquetes para poder brindarle una mejor vida tanto a su esposa como a sus hijos, incluyéndome a mí. Su ejemplo me enseñó el valor del trabajo y la vital importancia de hacer lo correcto en familia. Mis entrenadores de fútbol americano me enseñaron lecciones similares, sobre la responsabilidad y perseverancia. También me enseñaron a recibir un golpe, una habilidad que me ha resultado muy útil a lo largo de mi vida adulta, especialmente en Washington, D.C.
Pero hoy en día son menos los niños que tienen un padre. Muchos no tienen ningún modelo masculino positivo de ningún tipo. Los titulares están llenos de consecuencias trágicas. Los hombres y los niños se sienten deprimidos, solitarios, enojados e incluso violentos, consigo mismos y con los demás. Les falta dirección.
Para empeorar la situación, a menudo parece que lo único que los políticos y los medios tienen para los hombres es la crítica. Como si los hombres fueran la fuente de todos nuestros problemas y los que sufren no tuvieran nada que culpar excepto ellos mismos.
¿Cuál es la causa fundamental de los males actuales de los hombres? No hay un único culpable detrás de esto, pero nuestro informe identifica cinco factores que son particularmente dignos de atención: la desindustrialización, las fronteras abiertas, los programas corrosivos de bienestar social, los cambios en la educación y las recientes convulsiones tanto en la cultura norteamericana como en la tecnología. Debemos responder a estos factores de frente.
Para los responsables de la formulación de políticas, esto significa desvincular industrias críticas del régimen comunista chino y apoyar el retorno de empleos manufactureros -mayoritariamente masculinos- a EEUU. Significa tomar medidas drásticas contra la inmigración ilegal y poco calificada, que ha deprimido los salarios de los hombres estadounidenses visto por Washington, D.C. como incapaces de competir. Y significa adoptar un enfoque que priorice el trabajo en los programas de redes de seguridad, no para castigar a los hombres que tienen mala suerte, sino para estimularlos a mejorar y enviar el mensaje que en EEUU se espera que los hombres sanos trabajen.
Los formuladores de políticas también pueden redirigir fondos del sistema fallido de “universidad para todos” hacia capacitaciones técnicas y de aprendizaje, lo que ayudará a niños y hombres pues generalmente están mejor preparados que las niñas y las mujeres para trabajar con sus manos. Cada año, el gobierno federal gasta alrededor de 175 mil millones de dólares en educación superior, mientras que sólo alrededor de 20 mil millones de dólares se destinan a programas de empleo y capacitación. Se trata de un acuerdo injusto que coloca a los niños –y a la clase trabajadora en general– en una dramática desventaja. Esto debe cambiar.
Finalmente, los legisladores deberían fomentar el matrimonio y la paternidad involucrada aumentando el crédito tributario por hijos para las familias trabajadoras, eliminando las sanciones por matrimonio y aumentando los beneficios disponibles para los hogares casados con un solo ingreso. Como lo confirman las estadísticas, las posibilidades de encontrar la felicidad son mucho mayores dentro de la familia que fuera de ella.
Nuestro país necesita desesperadamente soluciones políticas. Sin embargo, al final del día, resolver la espiral descendente del bienestar y la participación de los hombres en la fuerza laboral requerirá algo más que del gobierno. Será necesaria una reorientación de nuestra economía, cultura y política para servir al bien común de hombres, mujeres y niños por igual.
Si esto parece una tarea ambiciosa es porque lo es. Pero también es la única manera que tiene nuestra nación de escapar del declive. Recuerde: EEUU ha entrado en un conflicto de gran potencia con el adversario más poderoso que cualquiera que hayamos enfrentado en nuestra historia, el régimen genocida chino. Necesitaremos hombres buenos con trabajos dignos, familias estables y comunidades fuertes para afrontar los grandes desafíos que tenemos por delante.
Los problemas descritos en nuestro informe tardaron generaciones en manifestarse. Para tener alguna esperanza de éxito, nuestra respuesta debe ser a su vez multigeneracional. Será mejor que comencemos, para tener mejores noticias que celebrar en futuros Días del Trabajo.