SONIA SCHOTT,
El presidente electo Donald Trump está aprovechando su fortaleza electoral para nombrar un gabinete a medida, que lo apoye con los dramáticos cambios que se ha propuesto implementar.
El Partido Republicano, de la mano de Trump, obtuvo una mayoría unida, es decir las dos Cámaras en el Congreso y la Casa Blanca. Desde 1857, gobiernos de mayorías unidas se han producido 48 veces, 23 bajo control demócrata y 25 bajo los republicanos, según la Oficina de Arte y Archivos de la Cámara de Representantes.
Esta conveniente circunstancia permitirá al 47º presidente sacudir la escena política, económica e internacional.
Por ejemplo, se espera que deporte a miles de inmigrantes indocumentados. El Centro de Estudios de Inmigración calcula alrededor de 13,7 millones de personas en situación irregular. Dadas las altas cifras, parece un objetivo muy ambicioso si no es acompañado de una reforma migratoria.
Como política fiscal, Trump ha propuesto un arancel del 60% sobre todas las importaciones chinas y un arancel universal del 10% sobre las importaciones de todos los países. Además, la reducción de la tasa impositiva corporativa para la producción nacional, la exención de varios tipos de ingresos del impuesto sobre la renta o la derogación de los créditos fiscales para la energía verde, entre otros.
Para la agenda energética el republicano visualiza el aumento de la explotación de combustibles fósiles para reducir los costos de energía e impulsar la competitividad de las industrias estadounidenses.
Asimismo, busca sacudir a la burocracia federal estacionada en Washington.
Ahora los demócratas, tras sufrir una de las peores derrotas en décadas, no están en posición de restringir ninguna medida que tome Trump durante sus primeros 100 días a menos que, los republicanos se les unan para oponerse a algunas de sus selecciones para el gabinete.
Tal vez las más controvertidas son los anuncios de Matt Gaetz para el cargo de fiscal general y Robert F. Kennedy Junior como secretario de salud.
La nominación de Pete Hegseth, presentador de televisión de Fox News, como secretario de defensa, también podría tener problemas en el Senado.
Gaetz, se desempeñó como congresista por Florida desde 2017 hasta el 13 de noviembre pasado, cuando renunció después de su nombramiento para fiscal general. Al hacerlo, evitó una investigación ética en curso en la Cámara, por acusaciones de tráfico sexual, uso ilícito de drogas y malversación de fondos de campaña.
Por lo pronto, las senadoras Lisa Murkowski (R-Alaska) y Susan Collins (R-Maine) ya han expresado reservas sobre Gaetz, liderar el Departamento de Justicia.
Kevin McCarthy, el expresidente republicano de la Cámara, incluso predijo que el Senado no confirmará a Gaetz, quien lideró la exitosa maniobra para destituir a McCarthy como presidente, en octubre pasado.
Trump, quien busca reformar el departamento de Justicia y erradicar la corrupción en el sistema judicial, según sus palabras, no verá con buenos ojos algún intento de los republicanos del Senado para oponerse al nombramiento de Gaetz.
Robert Kennedy, enfrenta igualmente un camino difícil en el Senado en parte debido a declaraciones pasadas como oponente de las vacunas, aunque recientemente pareció tomar distancia de esas afirmaciones; se espera que traiga grandes cambios al departamento de salud, si es confirmado.
Entre los grupos de poder de Washington, causó conmoción la lista de Trump para el Gabinete, aunque no debería ya que tiene un mandato tan amplio de los votantes que estaba claro que elegiría personas comprometidas con su visión de país.
Durante su primera presidencia los miembros que lo acompañaron, no tenían una lealtad especial hacia él ni antecedentes de apoyar sus planes.
Cuando nombró a Rex Tillerson, del sector petrolero, como su secretario de Estado, pensó que su perspicacia empresarial lo ayudaría a tomar un fuerte control sobre el Departamento de Estado, pero solo duró un año. Igualmente, eligió al general James Mattis, un general retirado del Cuerpo de Marines, como secretario de Defensa pensando que aplicaría su experiencia para reformar el Pentágono. Mattis duró dos años.
Al menos una de las selecciones de Trump será confirmada sin demasiada resistencia: El senador Marco Rubio, nominado como secretario de Estado quien posee una gran experiencia en asuntos exteriores y posiciones firmes sobre China o regímenes dictatoriales como los de Cuba, Nicaragua o Venezuela.