En los años antes de invadir Ucrania, Rusia se propuso blindar su economía ante las sanciones por medio del desarrollo de sustitutos locales para productos extranjeros clave, como los microprocesadores. El único problema con esa estrategia es que carece de capacidad de fabricación de semiconductores avanzados, por lo que la producción de estos chips diseñados por Rusia se subcontrató, principalmente, a Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. Tras la invasión de Ucrania, Taiwán se unió a Estados Unidos para prohibir la exportación de tecnología sensible a Rusia, y TSMC se adhirió inmediatamente a esta postura.
Fuente: El Confidencial