jueves, diciembre 26, 2024
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Una causa internacional

HUGHES,

Lo han conseguido. A fuerza de información y telediarios ya nos estamos aficionando al fútbol femenino. Y no está tan mal. Es más, está muy bien. Por supuesto, no tiene nada que ver con el fútbol, es otra cosa. Es el espectáculo de ver una discusión inacabable en la que ya no sabemos bien qué quieren las futbolistas.

Quizás en Australia lo sepan porque los futbolistas de allí, hombres y mujeres, se han solidarizado. «Es el momento del cambio». ¿Qué saben en Australia de la Federación? ¿Sabrán quién fue Pablo Porta o Rubi, Rubito, Rubete? «This is an international cause«, ha dicho Xabi Alonso, que fue entrenado por Mourinho y Guardiola pero se va pareciendo más al último.

Pudimos leer comunicados de las Alexias, las Jennis, las Atheneas, porque ya nadie se llama María Dolores y cuando pensábamos que con una seleccionadora la cosa pararía, nos equivocamos. Hay dos teorías para discutir con una mujer, se dice, y ninguna de las dos funciona. Las jugadoras han depuesto a Rubiales y al seleccionador, al último y al penúltimo, pero no tienen bastante y en su lucha recibirán el apoyo del gobierno, que no contento con los jueces ahora también quita y pone entrenadores. «En cada español hay un seleccionador», se dijo siempre. Pues hasta eso se queda el gobierno. Es curioso: quiere convertirnos en una federación, pero ya vemos cómo tratan a las federaciones…

Con nuestra mente poco adaptativa nos cuesta entenderlo. Flotan en ella, como pecios, viejos códigos, pesadas costumbres, leyes y cosas «antiguas», que diría Iceta.  Los mismos periodistas que defendían los estamentos del fútbol (y no mezclar política y deporte) ahora levantan su puño. El gran feminista Ferreras, Multislip Ferreras, lo ha tenido que explicar: «Es un asunto de dignidad humana».

Al parecer quieren lo que en otras situaciones se llamaría una purga y hacer valer el consentimiento de las jugadoras en las decisiones. Esto es, en viejos términos futbolísticos, actuar como Los Galácticos. Como si todas fueran Messi y pudieran poner al Tata Martino.

No entendemos bien que son un equipo revolucionario, con una misión: «el cambio estructural». Suena un poco marxista esto, y la superestructura, que es la ideología dominante, se diría que ya la dominan, pues cuentan con el viento a favor de la propaganda y funcionan como una especie de reality feminista, un Operación Triunfo de la emancipación, unas Rigobertas Bandinis del muslo, no de la teta.

La liberación de la mujer, en este caso la liberación futbolística, empieza a dejar la incómoda sospecha de que el patriarcado tenía sus razones. Pero el fútbol femenino ha resultado ser muy divertido y aun podría serlo más. Por él podríamos llegar al gran enfrentamiento. Al momento en que, por lo que sea, por algún lance de la actualidad, el feminismo se enfrente al antimadridismo, lo que sería como ver a Godzilla luchando con King Kong. Con Vinicius ya vimos al antimadridismo topar con el antirracismo. Y hubo división de opiniones.

Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

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