MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ,
Con su lucha apasionada en favor de su pueblo, con su amor a las personas y a su dignidad y libertad, a la verdad y a la justicia, con su apostolado incansable y su disposición a oír siempre a sus compatriotas de las más diferentes regiones, posiciones económicas y sociales e intereses; con su sacrificio personal y el de su familia, con su perseverancia incansable, María Corina Machado se ha ganado ser no solo la indiscutible líder de Venezuela, sino, cada vez más, la heroína de América Latina.
En Venezuela es mucho más que una líder política. Es una verdadera líder social, una líder espiritual, una líder moral.
Y la admiración por su extraordinaria vida de entrega, servicio y sacrificio la ha convertido en heroína de nuestra región, tan necesitada de esperanza política.
Esa extraordinaria condición no es fruto de la casualidad, ni es accidental, ni es gratuita.
Es el resultado de muchos años de concordancia entre su palabra y sus hechos, de la persistencia en el amor a la dignidad y libertad de todas las personas, de su fidelidad a la verdad, de su inclaudicable entrega al servicio de las y los venezolanos.
Solo así ha sido María Corina capaz de vencer el justificado miedo de sus compatriotas a una dictadura sin escrúpulos capaz de matar, de encarcelar, de empobrecer, de hacer emigrar a las personas.
Su palabra y sus actos son suaves y amables, pero su denuncia de la injusticia y la mentira resultan inclaudicables.
Su firmeza en posiciones claras que no se doblegan ante el poder ni ceden a la tentación del beneficio personal ha logrado unir una oposición por años dividida, donde muchos pretendidos dirigentes políticos, empresariales y sociales han caído víctimas de sus opciones en favor de intereses y ganancias inmediatas.
Es hija de una familia con riqueza dedicada a la industria siderúrgica, pero con tradición de servicio público y social y de adhesión a la institucionalidad democrática liberal. Se graduó de ingeniera industrial, cursó finanzas y fue profesora universitaria. Se casó y es madre de tres hijos.
A los 25 años, empieza una activa participación de apoyo social y en 2001 inicia una actividad cívico-política con la que asesora la convocatoria al referéndum revocatorio de 2003.
En 2005 ya es considerada una de las más coherentes adversarias del chavismo y enfrenta cargos de subversión por su participación en actividades político-educativas no partidistas.
En 2010 es electa parlamentaria con la mayor cantidad de votos en todo el país. En 2012 enfrenta frontal y valientemente a Hugo Chávez durante la presentación de su informe al Congreso, lo que vuelve a destacar su vigor y su capacidad. En 2014 se le suspende su condición de diputada, y en 2015 la Contraloría la inhibe de poder postularse a cargos públicos por un año. En 2023 el Contralor entonces y actual presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso de nuevo inconstitucionalmente la inhabilita por 15 años.
Lo que sigue es su segunda precandidatura presidencial (había participado como tal en 2012). Su avasallador triunfo con más del 92% de los votos en las primarias de 2023, y su inhabilitación y todas las casi insuperables trabas a las que la dictadura de Maduro la ha sometido hasta llegar al golpe de Estado del pasado 28 de julio, cuando se robaron la elección.
El camino ha sido lleno de sacrificios personales, de amor a su patria y de incansable actividad con su gente en todos los rincones de Venezuela. Por amor a su país no salió al exilio, pero tuvo que enviar al exterior a sus tres hijos, que se graduaron lejos. María Corina con inmenso dolor no pudo asistir a sus graduaciones, pues además de que arbitrariamente tiene prohibición de salir de su patria, es claro que si sale no la dejarían regresar. Como ella ha dicho: “no sale por los hijos de sus hijos y por los hijos de todos los venezolanos”.
Así, con esa vocación de servicio y no de búsqueda del poder, con sacrificio y no con halagos, con dedicación a sus conciudadanos más necesitados y agobiados, María Corina es artífice del gran triunfo que ha llevado a la Presidencia de Venezuela a Edmundo González.
El triunfo es de un pueblo valiente. Pero necesitó el liderazgo, la prédica, la compañía, el consuelo de esta heroína de América Latina.