Escuchando las peticiones desesperadas del Foro Económico Mundial para que se censuren las redes y se imponga como único el mensaje oficial, conviene recordar que este régimen ya se ha aplicado con contundencia. Por ejemplo, con las elecciones presidenciales de 2020 que dieron la victoria a Joe Biden y que se hicieron razonablemente sospechosas de fraude.
De repente, los mismos que nos decían que las elecciones que dieron la victoria a Donald Trump en 2016 habían sido un fraude propiciado por oscuras maniobras del Kremlin (la desmentida Trama Rusa), ahora expulsaban de medios y redes, y excomulgaban a todo el que osase poner en duda la limpieza de las elecciones de 2020. Incluso llegaron a vetar a Trump, aún presidente, en todas las redes sociales de importancia.
Pero la verdad se abre camino. El último indicio lo proporciona una nueva encuesta realizada por The Heartland Institute y Rasmussen Reports entre quienes votaron por correo en la cuestionada contienda. Pues bien: uno de cada cinco votantes que votaron por correo durante las elecciones presidenciales de 2020 admite haber participado en al menos un tipo de fraude electoral.
Cuando se les preguntó: «Durante las elecciones de 2020, ¿rellenó una papeleta, parcial o totalmente, en nombre de un amigo o familiar, como su cónyuge o un hijo?», un 21% respondió afirmativamente. Rellenar una papeleta en nombre de otro es ilegal en todos los estados, aunque muchos estados permiten que las personas ayuden a otras a votar.
Además, un 17% de los votantes por correo dijeron que votaron «en un estado donde ya no era residente permanente». Un 17% de los votantes por correo también admitió haber firmado una «papeleta o sobre de papeleta en nombre de un amigo o familiar». Tanto votar en un estado donde ya no es residente permanente como falsificar una firma en una papeleta o en un sobre de papeleta son actividades fraudulentas que invalidan los votos cuando son descubiertas por funcionarios electorales. Según datos electorales, más de un 43% de los votantes de 2020 votaron por correo, el porcentaje más alto en la historia de Estados Unidos.
Además, un 10% de todos los encuestados (no sólo los que votaron por correo) afirmaron conocer «a un amigo, familiar, compañero de trabajo u otro conocido que había admitido… que votó por correo en 2020 en un estado distinto de su estado de residencia permanente».
Un 8% de todos los encuestados dijo que «un amigo, familiar u organización, como un partido político, les ofreció un ‘pago’ o una ‘recompensa’ por aceptar votar en las elecciones de 2020».
En conjunto, los resultados de estas preguntas de la encuesta parecen mostrar que el fraude electoral fue generalizado en las elecciones de 2020, especialmente entre quienes votaron por correo.