Uruguay asumió este jueves 2 de julio la presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur (Mercosur) de manos de Paraguay, que organizó de manera virtual la cumbre de jefes de Estado debido a la pandemia del COVID-19.
Uruguay comienza así a ejercer la presidencia pro témpore sin canciller, en medio de una pandemia y con crisis en Argentina y Brasil pero con la mira puesta en ratificar el acuerdo del bloque con la Unión Europea.
El presidente, Luis Lacalle Pou, dijo sobre la renuncia de su canciller que “su mejor aporte” es “guardar silencio”, luego de una rueda de prensa tras la cumbre virtual.
El Mercado Común del Sur está ante el desafío de alinear estrategias en medio de diferencias políticas y económicas que van desde el proteccionismo argentino a la apertura brasileña. Uruguay, como marca su tradición, busca el camino de en medio -aunque con vistas a darle prioridad a la apertura-.
“Es hora”
Durante su campaña electoral, el actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, usó el eslogan “Es ahora” como forma de decir que era el momento del cambio de rumbo en su país tras 15 años de la izquierda en el poder.
Esta misma frase usa el decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica de Uruguay y doctor en Asuntos Internacionales, Ignacio Bartesaghi, ante la consulta de Efe sobre los próximos desafíos en el bloque regional.
El experto enfatiza que “es ahora” el momento de mostrar que Uruguay quiere algo distinto para el Mercosur.
“Es ahora el momento y la oportunidad. Con este presidente, con estas características y en este momento de coyuntura internacional”, explica.
La agenda externa
“Tenemos que asegurarnos que el Mercosur siga adelante con sus negociaciones externas. No creo que el Mercosur haya negociado muchos acuerdos. Solo lo hizo con la Unión Europea y lo hizo tarde. Los otros acuerdos no están para cerrarse, están paralizados”, enfatiza el decano.
Según explicita, el desafío de Uruguay durante la presidencia va a ser dar señales de que no piensa aceptar una vuelta atrás en la apertura del bloque sudamericano y la estrategia debería ser adelantar negociaciones bilaterales a las que luego se sumen el resto de los países del bloque.
El martes, un día antes de renunciar como canciller de Uruguay, Ernesto Talvi presentó en conferencia los lineamientos del país para el semestre de presidencia del Mercosur. Entre otras cosas, destacó el objetivo de terminar de concretar el acuerdo con la UE.
El tratado con la UE está actualmente en revisión jurídica y después pasa a traducción, lo que dura entre tres o cuatro meses, por lo que podría no lograrse.
“Lo que es peor es que me informan fuentes de Europa que la Comisión Europea no tiene capacidad técnica para traducir dos acuerdos al mismo tiempo y el que está entrando primero ahora es el de México. Si eso sucede olvídate de firmar este año”, subraya.
Por su parte, el miembro de la Comisión de Asuntos Internacionales del Frente Amplio (coalición de izquierda que gobernó Uruguay entre 2005 y 2020) Sebastián Hagobian dice a Efe que, si bien la Cancillería buscará ratificar los acuerdos con la UE y Efta, la crisis del COVID-19 “agudizó las diferencias” que hay con los países que no están conformes.
A su vez, opina que esta situación puede llevar a algunas naciones hacia el proteccionismo y eso puede “complicar concretar el acuerdo”.
Una interna compleja
El Mercosur pasa por una etapa compleja a nivel interno con grandes diferencias entre sus dos gigantes, Argentina y Brasil. Al respecto, Bartesaghi comenta que los desafíos están en la armonización de normas en sectores excluidos como la azúcar o el automotor y la baja del arancel externo común.
Argentina, según el experto, apunta a cerrarse y, si puede, va a retrasar las negociaciones en curso mientras que Brasil, que impulsaba una fuerte reforma del Mercosur con tendencia a flexibilizarlo, tiene a un presidente “muy debilitado políticamente”.
Para el decano de la Facultad de Ciencias Empresariales, Uruguay demuestra “estar poco concentrado en la política internacional” tras haber dejado pasar “el desliz de Argentina” cuando anunció que se bajaba de las negociaciones con la UE -que finalmente no hizo-.
“Uruguay tendría que haber avanzado sus contactos con Brasil, que pensaba más en clave bilateral, que pensaba un Mercosur distinto. No supimos aprovechar el error que tuvo Argentina”, señala.
Hagobian considera que las diferencias ideológicas que hay en el Mercosur “juegan muchísimo”, ya que hay una división muy grande que cada vez se acentúa más.
“No se ha logrado tener una supranacionalidad que permita tener políticas de Estado y geopolíticas que se desarrollen a lo largo del tiempo. Acá es cambio de Gobierno y cambia el país. Es como empezar de cero. Esa es la gran diferencia que tenemos con la UE”, acota.
Presidencia con inestabilidad institucional
A menos de 24 horas de la presidencia semestral de Uruguay su canciller, Ernesto Talvi, anunció por carta que renunciaba a su cargo. Si bien ya lo había adelantado semanas atrás, no estaba clara la fecha y, ante la sorpresa general, este miércoles hizo efectiva su marcha.
“Es un muy mal momento para demostrar debilidad institucional en la Cancillería, es un pésimo momento el tomado por Talvi para anunciar que se iba. No favorece porque teníamos que estar muy concentrados, con una diplomacia muy fina”, enfatiza Bartesaghi.
Hagopian, en tanto, dice que “es un papelón” y “una mancha en la historia de la política exterior de Uruguay”, ya que un país chico tiene que dar certezas jurídicas y políticas.
“Que el canciller renuncie por diferencias a la interna de la Cancillería, pero también por diferencias estratégicas al posicionarse él como más candidato a 2024 y como un actor político más que como un hombre de Estado sin duda es algo que se debe lamentar y se debe cuestionar”, concluye.
Fuente: Efecto Cocuyo