martes, noviembre 26, 2024
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Vencido, nervioso y despreciado: el último discurso de apertura de sesiones de Alberto Fernández

Aunque públicamente Alberto Fernández insiste con volver a postularse, lo más probable es que no vuelva a brindar otro discurso de apertura de sesiones en el Congreso. No cuenta ni con la preferencia del kirchnerismo y la mayoría de los argentinos literalmente lo detesta. Con esas verdades a cuestas, sumado al fracaso de una gestión indefendible, el presidente de Argentina hizo una presentación sombría. Tuvo dificultades para leer, dijo mal varias palabras y no pudo pronunciar correctamente muchas oraciones. En fin, un discurso equiparable con lo que muchos consideran que fue la peor presidencia de la democracia argentina.

En sintonía con la historia del kirchnerismo, la presentación tuvo los ejes de siempre: responsabilizar al macrismo por los problemas estructurales y buscar en cuestiones internacionales (como la pandemia o la guerra en Ucrania) las excusas para las problemáticas evidentes como la inflación.

Fernández, a lo largo de su largo y trabado discurso, reivindicó el rol del Estado ante “los embates privatizadores” que se le escuchan a la oposición y celebró el retorno de Luiz Inácio Lula da Silva a Brasil. Sin nombrar a la dictadura chavista aseguró que luchó “en contra del bloqueo” que perjudica a los ciudadanos venezolanos y defendió la integración del régimen cubano en los foros internacionales. Claro que tampoco hizo mención a la isla y se limitó a defender la unidad de “América Latina y el Caribe”.

No faltaron en las gradas las usuales caras de las Abuelas de Plaza de Mayo y también estuvieron presentes excombatientes de Malvinas, los que Fernández aprovechó para mencionar en su discurso consiguiendo el aplauso fácil de la bancada oficialista. En un burdo acto propagandístico, digno del régimen de Nicolás Maduro, Fernández también hizo referencias concretas a una familia presente que pudo conseguir «el sueño de la casa propia». Mientras tanto, miles de usuarios indignados en las redes sociales recordaban la verdadera situación de vivienda en Argentina, donde la compra de una propiedad es prohibitiva por la falta de crédito y moneda, mientras el mercado inmobiliario está partido por la fallida ley de alquileres.

A su lado, incómoda, estuvo sentada la máxima responsable de esta fallida coalición peronista. Cristina Kirchner, en su rol de vicepresidente, estuvo distante de su compañero de fórmula y no mostró ningún entusiasmo ante el discurso. Una vez más, Fernández se deshizo en la obsecuencia que mostró desde el primer día de gobierno y hasta encontró un espacio en la presentación para calificar como «perseguida» a CFK. Cabe destacar que este nuevo desatino público fue presenciado por los miembros de la Corte Suprema de Justicia, que asistieron hoy al Congreso.

Puede que la imagen por la que se recuerde esta triste jornada sea el desprecio de Cristina, que le rechazó un vaso de agua al mandatario. Lógicamente, la insólita escena fue comentada y replicada en las redes sociales. Clarísima manifestación de un binomio completamente roto, con una de las dos partes desesperada por hacer públicas las diferencias.

De esta manera, tras el último patético discurso de apertura de sesiones parlamentarias, comienza el epílogo de un triste capítulo de la historia argentina. Si algo deja el Frente de Todos, además de un Estado quebrado y un país con 50b% de pobres, es el recordatorio de que las políticas populistas no funcionan. Muy pronto comenzará una nueva historia, pero el punto de partida es muy difícil.

Fuente: Panam Post

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