CARACAS/ESPECIAL. – El chavismo no logra salir de los mínimos históricos de autodefinición política en los que se ha sumido desde que Nicolás Maduro llegó al poder en 2013 en Venezuela.
Cuando Maduro asumió la presidencia por designación de Hugo Chávez, en abril del año 2013, el 44% de la población se autodefinía como chavista. Durante la última década el número de venezolanos que abiertamente sostiene que se identifica con la llamada Revolución Bolivariana ha tenido recuperaciones coyunturales y esporádicas, pero nunca se ha acercado a los números con los que Maduro tomó formalmente el mando del país.
Según el más reciente estudio de la firma Delphos, apenas 22% de los venezolanos dicen identificarse con el chavismo. Un grupo, además, que se divide a partes iguales entre quienes se dicen chavistas y avalan la gestión de Maduro; y quienes, a pesar de definirse como chavistas no respaldan las acciones de quien figura como jefe del Estado venezolano. En el grupo que se dice chavista, apenas 11% respalda a Maduro, mientras que el resto asegura que está descontento con su gestión.
Por primera vez en varios años, el grupo de personas que se identifican como opositores es la primera minoría en Venezuela.
Según Delphos hasta 42% de los venezolanos dicen ser de oposición. No obstante, como ocurre con el chavismo este grupo también se divide al momento de valorar al liderazgo político.
El grupo de quienes se dicen opositores se divide entre 24% que sostienen que apoyan al liderazgo político y 18% que, a pesar de reconocerse como opositores, sostiene que no apoya a los líderes políticos que representan a la oposición.
Según este estudio, 35% de los venezolanos se dicen independientes.
En este escenario, los venezolanos comienzan a transitar la senda de la elección presidencial prevista para el año 2024. Hace seis años, con unos números similares, la oposición decidió no participar en la elección argumentando que no existían condiciones electorales. Aunque las garantías técnicas y políticas para las elecciones han continuado deteriorándose, la oposición venezolana ha decidido regresar a la ruta electoral; impulsada por el sentimiento de cambio político que ha permeado a la mayoría de los venezolanos.
Según los más recientes estudios de opinión ocho de cada diez venezolanos aspiran a un cambio político, que además sirvan para impulsar un cambio económico. Este deseo de cambio se refleja en la disposición a votar en la presidencial por un candidato diferente a Maduro.
Aún sin haberse convocado formalmente los comicios, hasta 64% de los venezolanos declaran estar muy seguros de participar en esta elección.
Si la disposición a votar se analiza por autoidentificación política se concluye que quienes se dicen opositores, sin importar su aval al actual liderazgo están, en su amplia mayoría, dispuestos a votar en 2024.
Según Delphos 84% de quienes se dicen opositores y respaldan al actual liderazgo político quieren votar en la próxima elección presidencial, decisión que comparten 73% de los opositores que sostienen no avalar las actuaciones del liderazgo político.
En el caso de los independientes la disposición a votar cae hasta 46% de los venezolanos, siendo este sector una de las claves del próximo proceso electoral.
En el caso del chavismo, por primera vez en una década, quienes se autoidentifican con la revolución bolivariana en su amplia mayoría no están dispuestos a votar.
El estudio de Delphos refleja que mientras 80% de quienes se dicen chavistas y avalan la gestión de Maduro están dispuestos a votar, la disposición a votar cae hasta 53% en el caso de quienes se dicen chavistas y están descontentos con la gestión de Maduro.
Aún sin tener claro quién será el candidato presidencial de la oposición, las primeras mediciones le otorgan al abanderado opositor amplias opciones. Según Delphos hasta 56% de los ciudadanos dice que votaría por el candidato de la oposición, previamente electo en la primaria del 22 de octubre, mientras 12% sostiene que puede votar por cualquier adversario político que se lance en contra de Maduro. Por quien ocupa el puesto de jefe del estado apenas dicen estar dispuestos a votar en este momento 15,5% de los venezolanos.
En el caso de la expectativa de triunfo, los números demuestran el clima de opinión favorable a un cambio político. Al preguntársele a los entrevistados quién puede ganar la elección presidencial hasta 46% sostiene que será la persona que gane la primaria de la oposición, mientras 23% cree que será el candidato oficialista.
La clave de 2024
Para el doctor en ciencias políticas Juan Manuel Trak la discusión no puede centrarse, como ocurrió en 2018, en si el gobierno va a permitir elecciones libres, justas y competitivas.
Para Trak “el tema es si la elección puede ser un evento catalizador de un movimiento democratizador. Eso supone que la participación en la elección asume que se está en condiciones de desventaja y, por ello, es necesario organización alrededor del voto. Eso implica organizarse para tener todas las actas, todos los testigos; pero, sobre todo, todos los votos posibles dentro del país”.
Trak recuerda que “para tener todos los votos posibles es necesario tener un candidato que una, que motive y que incluya. No solo que le hable a los radicales, sino a todo el país que está agotado del gobierno y sus abusos, pero también de una oposición que viene del fracaso del Gobierno Interino. La tarea de ganarle a un sistema autoritario no es fácil, más si entre los opositores reina la discordia, la desconfianza y la creencia de que el juego es suma cero, es decir, el que gana barre con todos los demás”.
Desde la perspectiva de Trak, «la candidatura que resulte vencedora de la primaria tendría que trascender al revanchismo dentro de la oposición y generar una coalición que sume y multiplique, no que divida. En este momento, ningún candidato con chance de ganar muestra esas características”.