Disociado completamente de la realidad, como ha sido costumbre, el régimen venezolano firmó un nuevo acuerdo con China que le permitirá al chavismo participar en el proyecto de la Estación Internacional de Investigación Lunar (EIIL). Además de eso, ambas naciones acordaron “cooperar” en distintos temas a través de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE) y la Administración Espacial Nacional de China (CNSA).
Desde Miraflores celebraron la firma del “importante proyecto” y de “los esfuerzos que ha realizado el Gobierno bolivariano en favor del desarrollo científico” del país. Sin embargo, solo se trata de uno de los tantos convenios con gobiernos amigos para consolidar alianzas políticas e ideológicas que en nada benefician a los venezolanos.
Se desconoce la inversión que hará el régimen de Nicolás Maduro para formar parte de este proyecto que garantiza su participación en la base lunar china, aunque no es difícil imaginar cuál será el resultado. Desde el año 2008, bajo la dictadura de Hugo Chávez, fueron lanzados tres satélites al espacio, todos desde territorio chino. Ninguno ha reportado beneficios reales. Solo han sido usados como propaganda del régimen.
Venezuela en la miseria
En el año 2020 el Venesat-1, mejor conocido como satélite Simón Bolívar, salió de su órbita y quedó a la deriva. Habían pasado 12 años de su lanzamiento, es decir, no duró los 15 que se estimó desde el inicio. El segundo, VRSS-1 (Miranda) supuestamente sigue activo desde que salió al espacio en 2012. El tercero, VRSS-2 (Sucre) lo lanzó China en 2017. En el año 2018 el régimen dijo que ambos funcionaban para “erradicar la delincuencia y el tráfico de sustancias ilícitas” y “estudiar suelos y recursos hídricos”, pero la realidad derrumba ese argumento cuando distintos estudios citan alianzas con grupos narcotraficantes en territorio venezolano, sumado a grupos criminales que cuentan con el visto bueno de Miraflores.
Un total de 406 millones de dólares fueron invertidos en el Venesat-1, fabricado por China y lanzado en el año 2008. No obstante, hay poca claridad sobre cuánto costaron los otros dos. Lo inocultable es el deplorable estado de las infraestructuras hospitalarias, el deterioro de los equipos médicos y la nula dotación de insumos. El año pasado, “el 70 % de los quirófanos del sistema de salud pública no funcionaban de manera adecuada y casi 100 % de los equipos de imagenología estaban inoperativos”, de acuerdo con un reporte de Transparencia Venezuela.
Ningún hospital del país maneja recursos mínimos para su funcionamiento desde hace varios años, indicó el balance tras examinar el presupuesto de la nación de 2022. Si llegan medicinas, no hay inyectadoras. Esa es la realidad. Si eso no fuera suficiente, sectores como el petrolero y el industrial también están completamente abandonados. La dictadura prefiere destinar fondos para expansión bélica y alianzas diplomáticas con gobiernos amigos.
Expansionismo espacial chino
China maneja todo un abanico de proyectos relacionados con la conquista del espacio con la vista puesta en superar a Estados Unidos. Precisamente el programa de la estación lunar con Venezuela cuenta con varias fases. La primera se estima culmine en 2025 con el apoyo de la Corporación Espacial Estatal «Roscosmos» de Rusia. La dictadura venezolana, el comunismo chino y el gobierno de Vladímir Putin forman una triangulación enfocada en derrotar a EE. UU.
El año pasado Pekín anunció el descubrimiento de un nuevo mineral en la Luna que impulsaría su carrera espacial, sin mencionar el hallazgo de un extraño objeto en forma de cubo en el lado oscuro del satélite ocurrido meses antes. Ambos avances quedan pequeños frente a la gran Estación Espacial Tiangong para lograr a largo plazo el envío de misiones tripuladas y el uso futuro de recursos disponibles fuera de la Tierra.
Que ahora Nicolás Maduro tenga participación oficial en la EIIL confirma esos profundos nexos que lo unen con Xi Jinping. Desde su gabinete, dicen que Venezuela “pone a disposición su infraestructura de estaciones terrenas de control satelital para acompañar, seguir y controlar las misiones espaciales para el envío de sondas a la Luna”. Pero las implicaciones geopolíticas son mucho más grandes sin importar que los venezolanos carezcan de un sistema de salud medianamente decente, un aparato productivo sólido, ni servicios públicos eficientes.