El director de la firma Econométrica, Henkel García destacó que desde 2018 Venezuela experimenta una apertura económica que ha generado “un crecimiento desigual e insuficiente”. El analista e instructor en finanzas resaltó que este periodo ha estado marcado por la desaceleración de la inflación y la contención del tipo de cambio, reseña el portal de noticias La Patilla.
“Si sigue esta tendencia de disciplina fiscal y monetaria que ha tenido el régimen venezolano, pudiéramos terminar 2022 con una inflación de dos dígitos”, sostuvo García, quien resaltó que el régimen chavista está creando “las condiciones para que la recaudación fiscal aumente en términos reales, cosa que no pasaba desde hace bastante tiempo”.
A pesar de la leve mejoría que atraviesa la economía venezolana, García subrayó que el país solo saldrá de la “postración” con un “cambio político y un arreglo institucional profundo”, escenario que no ve posible en el corto plazo. “Venezuela como sistema es disfuncional, tenemos un régimen que es muy presidencialista y un Estado que maneja muchísimos recursos, lo que anula al ciudadano y lo hace propenso al control estatal. Nos hace falta una sociedad más consciente, más sólida, que sirva de contrapeso al Estado”, enfatizó.
El politólogo Bautista de Alemán comentó que “Venezuela vive un proceso de reformas económicas no acompañadas de reformas políticas”. Tomando como referencia el proceso que desembocó en la disolución de la Unión Soviética, la presidenta del Instituto de Estudios Sociales y Políticos FORMA señaló: “Estamos ante una Perestroika criolla sin Glasnost, esto tiene un techo de crecimiento que si bien gotea a algunos sectores, no es capaz de subsanar la pobreza y la desigualdad”.
La doctora en Ciencia Política apuntó que “la oposición se encuentra en un terreno difuso”, donde surgen preguntas sobre su identidad y capacidad de representación. Frente a esta realidad, indicó que las fuerzas que enfrentan al régimen deben “construir la representación real apalancadas en las distintas instancias que hacen vida en la comunidad política” como los partidos, gremios, sindicatos y demás organizaciones de la sociedad civil.
Consultada sobre las enseñanzas que dejó el triunfo de la oposición en las elecciones del estado Barinas, Bautista de Alemán respondió: “Aprender la lección pasa por observar que el régimen también se equivoca y que si aprovechamos las equivocaciones, es probable que eso pueda servir para avanzar”. Sin embargo, acotó que “una cosa es el comportamiento cuando está en juego el poder local y otra cuando está en juego el poder nacional”.
Línea dura
“Creo que el régimen sigue avanzando en su proceso de autocratizacion, tratando de captar a sectores políticos, económicos y sociales para que entren en el juego de los reacomodos a cambio de que no mantengan una actitud permanentemente beligerante contra la dictadura”, opinó Alarcón, quien observa que Nicolás Maduro se ha limitado a ejecutar cambios pragmáticos y coyunturales para sobrevivir en el poder.
Para el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, las tensiones entre los sectores radicales y moderados de la oposición amenazan con provocar una ruptura que pondría a todos en una posición de “extrema debilidad”. “Si el régimen llega a las elecciones presidenciales de 2024 con una oposición dividida, dará todas las condiciones. Como eso no es lo que va a pasar, lo que es predecible es que vamos a tener una elección sin condiciones”, adelantó.
Con respecto al impacto que tendrá sobre la política venezolana el conflicto entre Rusia y Ucrania, Alarcón expuso: “En la medida en que los rusos se fortalezcan, la dictadura de Venezuela va a tender a radicalizarse, mientras que en la medida en que el gobierno ruso retroceda, Venezuela se sentirá más vulnerable”.
Con hambre
Raffalli aseveró que Venezuela sigue padeciendo “una de las emergencias humanitarias de mayor intensidad en el mundo”, ahora caracterizada por el incremento del “desplazamiento interno” producto de “la violencia desencadenada por grupos irregulares, la búsqueda de servicios básicos” y razones económicas que llevan a las personas a trasladarse a zonas vulnerables como el Arco Minero del Orinoco, al sur del país.
Apoyándose en estudios locales e internacionales, la asesora global en Seguridad Alimentaria de Emergencia afirmó que 7,8 millones de venezolanos -27% de la población- están subalimentados y que tras la pandemia por el COVID-19 la desnutrición infantil escaló hasta 17%, al tiempo que 30% de los niños que son atendidos en los programas nutricionales registran retardo en el crecimiento.
Tras cuestionar la calidad y los criterios de distribución de los CLAP -bolsas de comida que distribuye la dictadura chavista a precios subsidiados-, Raffalli advirtió que Venezuela presencia “la normalización de la precariedad, se está normalizando el sufrimiento”.
Fuente: Diario las Américas