Más inseguridad alimentaria y pobreza. Venezuela es en 2020 el país más pobre de la región de América Latina, con 96 % de pobreza por ingresos y se sitúa casi al mismo nivel de los países africanos, reveló la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida en Venezuela 2019-2020 (Encovi), consultada en más de 9.000 hogares.
Niveles de pobreza nunca antes vistos, un nuevo perfil demográfico, el nivel de participación de la población en la actividad económica más bajo de la región, más desnutrición infantil, repunte del rezago escolar y una mayor desigualdad son algunos de los resultados de la nueva edición del estudio, realizada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (Iies) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y presentada este martes 7 de julio a través de plataformas digitales.
El rector de la Ucab, el padre Francisco José Virtuoso, indicó que los resultados de la Encovi son el reflejo de “la destrucción acumulada” de la calidad de vida del venezolano en los últimos cinco años e instó a tomar el estudio como una hoja de ruta para el diseño de políticas públicas, en pro de la recuperación de condiciones dignas para Venezuela.
“El drama social que vive el país clama al cielo y exige cambios importantes”, dijo antes de dar la palabra a los coordinadores de la Encovi: Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (Iies) de la Ucab, y el sociólogo e investigador del Iies, Luis Pedro España.
Pobreza como nunca antes
Los resultados de la Encovi arrojan que 96,2 % de los hogares reportan pobreza por ingresos, mientras que 79,3 % no tienen cómo cubrir la canasta de alimentos. El Producto Interno Bruto (PIB) registró una caída de 70 % entre 2o13 y 2019.
“Se trata un problema de la caída del PIB. No hay riqueza que repartir ni bienestar que disfrutar. Cuando eso ocurre, aumenta la pobreza” , dijo el coordinador Luis Pedro España. “Todos somos pobres desde el punto de vista del ingreso, pero no todos tenemos el mismo tipo de pobreza”, agregó.
Venezuela registró 64,8 % de pobreza multidimensional, una categoría que contempla los niveles de estándar de vida, empleo, educación servicios públicos y vivienda. Los niveles de los otros tipos de pobreza son 54 % de pobreza reciente, 68 % de pobreza de consumo y 41 % de pobreza crónica.
“En la era moderna nunca habíamos tenido esas cifras. Nos salimos de contexto”, dijo Luis Pedro España. De acuerdo con la Encovi, los indicadores de Venezuela sitúan al país en categorías similares a los países africanos, los más pobres del mundo y los que tienen mayor inestabilidad política.
Para los hogares en pobreza extrema, las transferencias no laborales representan el 45 % de su ingreso, mientras que para los no pobres significa 35 % de sus ingresos. Sin embargo, las transferencias sólo han reducido en 1,5% la pobreza extrema. 5 % de los pobres extremos no reciben las cajas subsidiadas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), mientras 22 % de los no pobres o no pobres extremos sí reciben la caja Clap. En general, la proporción de hogares beneficiarios subió al 92 % en 2019.
Más desigualdad e inseguridad alimentaria
Hasta marzo de 2020, 88 % de los hogares reportaron preocupación porque los alimentos se acabaran en su hogar. En medio de la pandemia de COVID-19, solo 7 % no estaba preocupado porque los alimentos se acabaran. 83 % dejó de tener una alimentación saludable.
En al menos uno de cada cuatro hogares hay inseguridad alimentaria severa por falta de alimentos y la disminución de recursos para atender cantidad y calidad de la dieta. En total, 74 % de los hogares reportan inseguridad alimentaria entre moderada y severa.
Luis Pedro España destacó que Venezuela es el país de Suramérica con niveles de desnutrición gobal (peso/edad) más alto, con índices que se asemejan más a la realidad centroamericana y caribeña que a la latinoamericana, con secuelas que pueden ser irreversibles.
La evaluación de la situación nutricional revela que 30,3 % niños menores de 5 años entran en la categoría de desnutrición crónica o por baja talla y 8 % de los niños menores de cinco años califican como desnutridos desde el indicador de peso para la edad.
Con una profundización de la desigualdad, solo 3 % de los hogares no tienen ningún tipo de inseguridad alimentaria. Las personas que entran en los quintiles ricos comen cinco veces más proteínas que los pobres.
El consumo nacional promedio de proteínas es solo el 34,3 % del requerido. “En Venezuela no solo hay personas que comen y que no comen, pero si todo lo disponible lo consumiéramos equitativamente, todos seríamos pobres. Ningún quintil llega al requerimiento de 51 gramos de proteína por persona al día”, explicó España.
Nueva demografía
Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (Iies) de la Ucab y una de las coordinadoras de la Encovi, expresó que hay una nueva demografía en el país, con 28,4 millones de habitantes y no los 32 millones que se proyectaban para esta época. Se estima que, en total, 5 millones de personas se fueron y la población de personas mayores de 60 años subió de 10 a 12 % entre 2015 y 2020.
“Tenemos una población que se redujo en su tamaño y por el efecto de una migración selectiva se aceleró el proceso de envejecimiento y, en consecuencia, esa ventana de oportunidades que debíamos tener durante el período 2000-2040 se perdió. Se perdió el bono demográfico”, dijo.
En cinco años se perdieron casi tres décadas que quedaban de bono demográfico, según la Encovi. Estos cambios son el resultado de la combinación de una intensa emigración de 15 a 39 años, un menor número de nacimientos y el incremento de la mortalidad.
De acuerdo con el estudio, hay un retroceso en la sobrevivencia de la población, con una tasa de mortalidad infantil de 26 por cada 1.000 nacidos vivos en lugar de 12, la última proyección oficial realizada en 2011.
Freitez destacó un descenso en la esperanza de vida: se estima que los nacidos en el período 2015-2020 vivirán 3,7 años menos a lo pronosticado según las proyecciones oficiales.
Crecen hogares unipersonales
El estudio también resalta como hallazgo el incremento en la feminización de las jefaturas de los hogares: 60 % de los hogares tienen a mujeres como jefas de las familias. Sin embargo, advierte que se debe evaluar con mayor profundidad si el aumento se relaciona con una mayor percepción de ayudas sociales y con la reconfiguración de los hogares por efectos de la migración.
La investigadora destacó la disminución de los hogares nucleares completos y el incremento de los hogares monoparentales, los hogares unipersonales y los hogares formados por pareja sola.
Cerca de 500.000 hogares habitan viviendas construidas con materiales no resistentes o precarios. En cuanto a los servicios públicos, 90 % de los hogares reportaron sufrir interrupciones del servicio eléctrico. Aunque 77 % de los hogares tienen acceso a acueductos, no todos reciben agua potable de manera continua: la gran mayoría de ellos cuentan con el servicio solo ciertos días a la semana (59 %) o algunas veces al mes (15 %).
1,6 millones de hogares con emigrantes
La Encovi 2019-2020 expone que 19% de los hogares reportan al menos un emigrante en su familia entre los años 2014 y 2019. Los resultados arrojan que solo en los últimos tres años salieron 2,3 millones de personas del país, ocasionando un “gran impacto” en el proceso y en la configuración de los hogares, una reducción del volumen de población en la oferta de fuerza de trabajo.
Anitza Freitez, también fundadora del Observatorio Venezolano de Migraciones, indicó que la mitad de los emigrantes recientes son jóvenes entre 15 y 29 años que buscan oportunidades en el exterior, aunque alertó que está creciendo la población mayor de 30 años que también sale del país.
“El proceso migratorio ha transversalizado todo el espectro social y el perfil educativo ha cambiado. Tenemos uno de cada tres migrantes con enseñanza de técnico superior universitario o universidad”, expresó.
Según la Encovi, existe una creciente participación de los hombres en el flujo migratorio desde 2015, cuando comenzó a revertirse la feminización de la emigración venezolana. Los principales destinos de los venezolanos ahora son Colombia, Perú y Chile.
Los hijos son los miembros del hogar que más han emigrado recientemente, mientras que dos de cada tres emigrantes iniciaron solos el proceso migratorio. La mayoría de los que emigran acompañados lo hacen junto a sus parejas.
Uno de cada cinco hogares reportan que uno de sus miembros dejaron el país recientemente. 10% de los hogares reciben remesas, y hay un repunte en los adultos como los principales perceptores. El porcentaje de hogares migrantes que reciben remesas pasó de 8% en 2017 a 30 % en 2019. La percepción de remesas se concentra en hogares jefaturados por mujeres y en situación de pobreza.
Antes de la pandemia, de los 2,3 millones de emigrantes recientes, 96 % seguía fuera de Venezuela. De acuerdo con los escenarios presentados por Freitez, es probable que más venezolanos sigan saliendo del país cuando disminuya el impacto de la pandemia de COVID-19.
“La emigración, una vez que entremos en etapa de postpandemia, puede que se reanude nuevamente en la medida en que los países potenciales destinos logren mejorar sus condiciones de vida”, señaló.
Más trabajadores por cuenta propia
Luis Pedro España, coordinador del Proyecto sobre Estudios de la Pobreza Asociación Civil para la Promoción de Estudios Sociales (Acpes-Ucab), indicó que la Encovi revela una continuación en la caída del nivel de participación de la población en la actividad económica. Así, Venezuela posee el índice más bajo de la región latinoamericana e iguala el nivel que tenía el país en 2015: 56 %.
La población activa se emplea en el sector de los servicios y del comercio, mientras que 44 % de la población de 15 años y más es económicamente inactiva.
“La caída más importante se registra el sector manufacturero. En cinco años se redujo a la mitad la capacidad del sector para absorber fuerza de trabajo”, expresó España.
El índice de asalariados cayó tanto en el sector público como en el sector privado de 62 % en 2014 a 46 % en 2019. Por el contrario, aumentó el número de personas que trabajan por cuenta propia. “Es en el trabajo por cuenta propia donde la población ha encontrado la posibilidad de desarrollar ocupación”, dijo España.
En cuanto a la intensidad del trabajo, 24% trabaja más de 46 horas a la semana. Los sectores de minería y comercio son los que registran más porcentaje de trabajo superior a las 44 horas.
Rezago educativo
En el sector educativo, Anitza Freitez aseguró que se han incrementado los riesgos de exclusión entre quienes no asisten regularmente a clases y además se registró un repunte del rezago escolar en 2019. Entre los más pobres de 12 a 17 años, casi la mitad de la población tiene un nivel de rezago y 27 % tiene rezago educativo severo.
“El hecho de tener uno o más años de rezago los coloca en condiciones de vulnerabilidad”, expresó Freitez.
La tasa de asistencia entre los jóvenes de 18 a 24 años cayó la mitad y se situó en 25%: 2,2 millones no asisten a clases. En la población de 3 a 17 años, 40 % de los estudiantes faltan algunas veces a clases por fallas de transporte, servicio eléctrico, falta de comida en el hogar y ausencia de docentes y 13 % no asiste. Más de la mitad de la población más pobre no completa la enseñanza secundaria.
“La población que deja de asistir lo hace porque considera que la educación no es importante. Dicen que terminaron los estudios cuando no han completado el nivel académico de enseñanza obligatoria”, indicó la coordinadora de la Encovi. “Las condiciones socioeconómicas han impulsado a los jóvenes a entrar tempranamente al mercado de trabajo”.
Solo 15 % de la población en edad escolar está en planteles privados y el acceso a ellos “está cada vez más lejos de ser una opción”: la Encovi revela que la participación de la educación privada ha caído considerablemente debido a la pérdida de poder adquisitivo en los hogares.
En cuanto al Programa de Alimentación Escolar en los colegios, 74 % recibe solo almuerzo durante el día, pero solo 28 % recibe alimentos todos los días.
Impacto COVID-19
La Encovi también midió en abril el impacto de la pandemia de COVID-19 y encontró que el desempleo aumentó 6,9 puntos porcentuales a nivel nacional por las restricciones de la movilidad. Hasta 43 % de los hogares del país reportaron imposibilidad de trabajar o pérdida de ingresos.
Las remesas también se redujeron de 9 % a 5 %, mientras que 52 % de los hogares declararon recibir transferencias de instituciones públicas entre marzo y abril. 70 % de los hogares declararon el precio de los alimentos como el principal impacto. Antes de la pandemia era 39 %.
Fuente: Efecto Cocuyo