sábado, noviembre 23, 2024
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Venezuela libre no te dejes robar las elecciones: a la desobediencia civil

OSCAR ELÍAS BISCET,

La arrogancia despótica de los dictadores es la misma naturaleza irracional dondequiera en el mundo. No importa si es Lenin, Stalin, Hitler, Mao, Castro, Gadafi, Sadam, Chávez, Maduro, Ortega, Pol Pot, Ceausescu, Milosevic, los kim, Xi, Putin, y un largo etcétera de tiranos, todos promovieron el odio y la violencia y construyeron estados policíacos, donde destruyeron la personalidad del individuo y ultrajaron su dignidad e implantaron sociedades de miedo.

Muchas revoluciones de colores se desencadenaron en Europa Oriental para finalizar a los regímenes tiránicos comunistas o socialismo real en 1989 y condujeron a la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Un efecto más tardío fue la revolución cívica humanitaria, con la consigna “Gotov je” o Está acabado, que desintegró a la tiranía y el restablecimiento de una sociedad libre en Serbia, junto a Montenegro formaban la República Federal de Yugoslavia, en el 2000.

El dictador Slobodan Milosevic, un alto dirigente del Partido Comunista de Yugoslavia, se resistió a la revolución de colores y se trasmutó al Partido Socialista de Serbia, pero continúo con la arcaica y depravada técnica iniciada por José Stalin, del sufragio universal y el conteo de los votos por un grupo selecto que definía los resultados a su favor, o sea, la ciudadanía vota pero no elige. Así estuvo una década en el poder en Yugoslavia, 1987-2000. Las elecciones generales del 2000 fueron las primeras elecciones, democráticas, libres y directas en el país desde 1927.

El autócrata Milosevic era apodado El Carnicero de los Balcanes. Este desprecio por la vida lo demostró en la campaña presidencial del 2000 y convirtió la voluntad ciudadana en un pucherazo que agudizó el crónico descontento popular y exacerbó la represión policial, encarceló a miles de sus compatriotas y sacó los tanques de guerra a sofocar las protestas. El candidato presidencial opositor Vojislav Kostunica no se amilanó y llamó a la rebelión contra el fraude electoral de Milosevic; el movimiento Otpor (Resistencia) organizó a la población en la desobediencia civil y el resultado fue fantástico, cayó el tirano y el pueblo recuperaba su soberanía y la República.

Aquella situación de Yugoslavia del 2000 se presenta hoy mucho peor en Venezuela castrochavista, por ser un narcoestado y su mandatario un dictador comunista. También por la presencia de las trasnacionales del crimen organizado como el Cartel de los Soles y su jefe principal Nicolás Maduros, buscado por la Corte Penal Internacional (CPI), y los militares foráneos de Rusia, China, Irán y Hezbolá y Cuba. Esta última con una invasión de tropas militares de inteligencia y operativos de seguridad para el cuidado de Maduro y su régimen tiránico del socialismo del siglo XXI.

El tirano Nicolás Maduro es ideológicamente de la extrema izquierda radicalista, comunista, entrenado en Cuba por el régimen castrosocialista, este no tiene competidores en sus farsas electorales, así y todo, hace fraude; y asido al poder a cualquier costo, incluso en la ejecución de crímenes de lesa humanidad y genocidio. Maduro ha cumplido en Venezuela los requisitos elementales de represión, control y fraude de la dictadura cubana para continuar en el poder del país a través del terrorismo de Estado.

Por supuesto, el pueblo venezolano sí puede ser libre y acompañado de sus líderes, sellar esa alianza en una victoria de libertad y el restablecimiento de una sociedad libre. Por eso, la líder de la oposición María Corina Machado se ve muy bien al lado de sus compatriotas, cuando se atrevió al desafío político contra la tiranía chavista y no fue en vano, el tiempo le dio la razón y le entregó su crédito; elevando perfectamente el argumento principal de sustento de las aspiraciones y sentido humano de su pueblo, el derecho a la libertad; que solo será una realidad tangible con unas elecciones presidenciales objetivas y el cumplimiento de sus resultados, expresión de la voluntad popular, que expone una verdad peligrosa e irrefutable la ilegitimidad del régimen.

Si bien Corina Machado tendrá que manifestar lo mejor de sí para poner fin al fraude y a la dictadura y el mantenimiento de las pasiones libertarias y patrióticas de los venezolanos en incremento continuo hasta la solución de la situación y la vox populi sea ratificada en las urnas y restablezca la democracia. Esto solo es posible con la desobedecía civil en las calles hasta la caída de la tiranía castrochavista al estilo Otpor y también el llamado a la rebelión ciudadana para defender el voto electoral por el candidato presidencial Edmundo Gonzáles, al modo magnánimo del presidencial Kostunica, así se completará la libertad y será libre Venezuela.

Los militares de carrera y honor de Venezuela tendrán que mostrar su clase elegante, a la manera de los militares serbios que no cumplieron la orden de combate de Milosevic ni usaron la fuerza contra su pueblo. Militares venezolanos, unificarse a la población, a su líder María Corina y defender al candidato electo González y restablecer en su país la República.

Las personas de bien no acertamos la traición al noble pueblo venezolano, además muy importante el apoyo solidario directo de las democracias del mundo. Es el tiempo de romper las ataduras al colonialismo del régimen cubano castrista y sacarlo de la injerencia violadora de la soberanía nacional de Venezuela. El régimen castrochavista está acabado. Maduro y sus secuaces están gotov je y es hora de echarlos en la letrina de la historia.

Fuente: Diario Las Américas

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