viernes, diciembre 27, 2024
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Venezuela: una oposición sin plan B se aferra a la ilusión electoral

José Gregorio Martínez,

Tamara Adrián y César Pérez Vivas saludan al final del primer debate de precandidatos a las primarias en Venezuela. (EFE)

Falta un mes para las primarias en las que el antichavismo escogerá al abanderado unitario que enfrentaría a Nicolás Maduro en las presidenciales de 2024. Se trata de un proceso atípico, que en nada se compara, por ejemplo, con las internas de agosto en Argentina o las convenciones demócratas y republicanas que asoman una revancha entre Joe Biden y Donald Trump en Estados Unidos el próximo año. En Venezuela todo es incierto. Aún se desconoce la fecha de los comicios y el régimen juega con la posibilidad de adelantarlos y tomar por sorpresa a una oposición fragmentada que no termina de definir sus estrategias frente a las inconstitucionales inhabilitaciones, las amenazas de suspensión de la consulta por la vía judicial y las maniobras para sabotear la organización desde adentro.

De esto último ya hay advertencias. “Queremos denunciar que el régimen ha puesto en marcha un perverso plan, que tiene como objetivo captar a miembros de las juntas regionales para pedirles que renuncien a sus funciones”, alertó la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) el fin de semana en un comunicado. La renuncia a finales de julio de María Carolina Uzcátegui, quien se desempeñaba como vicepresidente de la Comisión Nacional de Primarias (CNP), fue el primer aviso. En las últimas horas siguió sus pasos el presidente de la comisión en el estado Cojedes.

Amenazas y maniobras del régimen

La posible suspensión de las primarias por decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) es una amenaza que sigue latente en Venezuela. El chavista Luis Ratti –el mismo que tramitó ante la Contraloría el anuncio de la inhabilitación a María Corina Machado– interpuso desde junio un amparo constitucional contra la interna opositora en la Sala Electoral del Poder Judicial, alegando que “es un instrumento para llamar a la violencia”.

Y sobre las ilegales inhabilitaciones hay más dudas que respuestas. Si bien la CNP permitió la inscripción de todas las candidaturas –siendo consecuente con el discurso de realizar una consulta ciudadana que no se rija por las imposiciones de la dictadura– este obstáculo seguirá estando presente después de anunciado el resultado. María Corina Machado, quien encabeza todas las encuestas por una amplia ventaja, sería la primera afectada. Pero también están en esta lista Henrique Capriles, precandidato consolidado en un lejano segundo lugar, y el abanderado del partido Voluntad Popular, Freddy Superlano.

Estrategias por caminos opuestos

Llegar “hasta el final” es el slogan de campaña de la aspirante de Vente Venezuela que ha calado con fuerza entre los electores, pero más allá del componente emotivo que marca una batalla entre el bien y el mal, no arroja luces sobre los mecanismos que permitan sortear los obstáculos que ya están puestos en el camino. Sería ingenuo pensar que con este Consejo Nacional Electoral (CNE) y con todos los poderes cumpliendo órdenes de Miraflores se podría derrotar al chavismo en unas elecciones libres y transparentes. La estrategia parece más enfocada en la renovación del liderazgo opositor para emprender una nueva lucha que trascienda la vía electoral. Sin embargo, hay muchos que –desde la ingenuidad o la complicidad– aseguran que es posible derrotar al régimen en las urnas.

Capriles, por ejemplo, selló recientemente una alianza con el gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, apostando a sumar votos con la maquinaria de su partido Un Nuevo Tiempo. El apretón de manos tiene un precio. Rosales se mantiene en la banca esperando el momento indicado para entrar al terreno de juego. Y fue justamente Capriles quien pidió a la Plataforma Unitaria definir un mecanismo de sustitución de candidatos, lo que fue admitido para someterse a debate antes del 22 de octubre.

Entre la ilusión y la desilusión

¿Qué pasará después de las primarias en Venezuela? La verdad es que ni siquiera se sabe qué ocurrirá antes. Si las inhabilitaciones se mantienen tal como están, la aparición de un sustituto u outsider sería la única opción para lograr inscribir ante el CNE una candidatura. ¿Es pertinente participar en unas elecciones en las que el régimen impone todas las reglas de juego y tiene el dominio del árbitro?

Es aquí donde entra en discusión el mencionado mecanismo de sustitución. Pero también cabe preguntarse, ¿hace falta este mecanismo después de haber elegido un líder? Hay quienes defienden que el ganador recibirá un baño de legitimidad para tomar todas las decisiones que correspondan. Otros sugieren que se ceda el mando en orden descendente de acuerdo con el resultado hasta llegar al candidato más votado que no esté inhabilitado. Incluso ha trascendido que los principales partidos proponen sentarse a tomar una decisión por “consenso”, lo que le quitaría todo sentido a las primarias.

Lo cierto es que todos los precandidatos se han aferrado a la ilusión electoral sin haber definido una estrategia en común. Y no se trata solo de un plan B ante las inhabilitaciones. Los venezolanos que acaban de superar la última decepción política esperan respuestas concretas antes de que la frustración los arrastre nuevamente a la abstención, lo que le hará el camino aún más fácil al régimen.

Fuente: Panam Post

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