sábado, noviembre 2, 2024
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Vitrina Venezuela: Aún hay cinco meses por delante

Benjamín Tripier,

Estamos viviendo una situación de tensión donde el hecho de que no haya marchas en este momento no es un indicativo de que las cosas se hayan calmado. Primero, porque se sabe que hay conversaciones en paralelo a distintos niveles y segundo, porque el país realmente cambió y quiere un cambio; y sabe que lo lograron y no están dispuestos a aceptar que le roben la elección como está ocurriendo en este momento.

Las conversaciones que se están dando entre gobierno y oposición son directas y no son formales; son de aproximación de propuestas y aceptación o rechazo de esas propuestas; lo último que he escuchado es el requerimiento del gobierno para reconocer a González Urrutia de que quede bajo control del chavismo Pdvsa y la Fuerza Armada; además del compromiso de no persecución.

Y del lado de la oposición, la respuesta fue que ya bastante estarían obteniendo con evitar la persecución judicial que es algo que están, aparentemente, dispuestos a otorgar. Porque pese a que hay una posición firme del lado de la oposición de castigar o que se castiguen los hechos ilícitos, también es cierto que se vería con razonabilidad el permitirles que se vayan sin perseguirlos y que disfruten del dinero mal habido.

Lo anterior podría verse como una solución fácil a corto plazo, pero dejaría en mala posición al liderazgo de María Corina Machado frente a la sociedad -“no habrá impunidad”- debido a lo cual parece que las restricciones de la negociación son importantes. Es tal vez por eso, y a lo mejor por resentimientos personales, que Lula está promoviendo que María Corina no participe en esas negociaciones.

Todo indica que el concepto de negociación directa que está ocurriendo en Venezuela y que en este momento está suspendido -pero pareciera que por poco tiempo- está ocurriendo en paralelo a las propuestas internacionales, en las que las de Lula y Petro favorecen a Maduro y la de Blinken reconoce la victoria de Edmundo.

Tenemos por delante un espacio de 5 meses hasta el momento de la toma de posesión del próximo 10 de enero de 2025, debido a lo cual la presión por la solución no es inmediata pero sí es contundente. Porque tratar de evaluar esta situación con alguna de las vividas en el pasado es como no haber entendido el cambio profundo y radical que se produjo en la sociedad venezolana; qué consiste en un rechazo al chavismo y sus políticas, el cual quedó relegado a 30% de la voluntad popular. Pero si se evalúa en forma realista y se incorpora a los 4,5 millones de venezolanos empadronados a los que le fue negada la posibilidad de votar, ese respaldo popular de Maduro llegaría a 15%, cuyo número refleja con mayor precisión y claridad el escenario que enfrenta el chavismo por delante.

Y esa lectura la están haciendo sus amigos cercanos como Lula y como Petro, y ya la tienen claramente asumida Estados Unidos, los países de Europa y al menos 11 países de América Latina. Por lo que el resultado final de todo esto que está ocurriendo, difícilmente sea que el chavismo permanezca; porque con tal rechazo popular, el cual casi sin duda se refleja en la Fuerza Armada, en los empleados públicos y en las fuerzas de seguridad; quedando relegada la capacidad de reprimir a un grupo menor pero altamente comprometido y con gran capacidad de amedrentamiento y destrucción.

En solo una semana hubo más de 1.000 detenciones y más de 20 muertos; en cuanto a las detenciones el porcentaje más alto es de jóvenes, mujeres y menores; y en cuanto a los muertos la cantidad por encima de 20 pudiera ser elevada.

Todo lo anterior no hace más que sumar puntos en contra de la revolución y hacer que su inevitable salida sea más costosa para ellos; y que la posibilidad de un regreso electoral y democrático en unos años, sea más difícil por estar ellos mismos confinándose a los espacios más oscuros de la historia de Venezuela.

El hecho de que el gobierno está infundiendo terror y causando miedo en la población, que esta semana es más alto que la semana anterior, no demerita la consistencia y continuidad de un reclamo genuino, y que el paso del tiempo durante estos siguientes 5 meses, juega más a favor de la oposición que a favor del estatus quo, por el deterioro y resquebrajamiento interno del chavismo, que ya es de conocimiento público, por las diferencias de posición y de criterio que imperan en el seno de la revolución.

Los comentarios de Amorim, que representa a Lula -pero no a la cancillería brasilera- sobre la posibilidad de una guerra civil, puede ser un anticipo de algo que él sabe y que el gobierno esté promoviendo. Eso porque con lo del “baño de sangre” de Maduro, confirmado por comentarios de Lula, y que en la realidad está ocurriendo, debe prepararnos para que estos 5 meses por delante sean para cuidarnos, pero sin abandonar la presión popular, que es el único medio para hacer valer la voluntad manifestada formalmente por los venezolanos.

Fuente: El Nacional

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