Las sucursales de la empresa estadounidense Western Union en Cuba amanecieron con las puertas abiertas, pero muchos usuarios se preguntaban cómo harán para recibir el dinero de familiares y amigos para llegar a fin de mes.
“Independientemente de toda la política pido que se piense en las personas”, dijo a The Associated Press Daynela Pupo, quien arrienda su vivienda y compensó con las remesas la ausencia de turistas por la pandemia del nuevo coronavirus.
Unos metros más allá Reynier Pérez, un desempleado de 41 años, también se lamentó. “Ahora mismo estoy viviendo de lo que me manda la familia, las amistades”.
La víspera el gobierno estadounidense colocó en una lista negra a Fincimex, una entidad que opera el dinero enviado a Cuba y que tiene un convenio con Western Union desde hace dos décadas.
Fincimex, que es parte de un conglomerado de empresas militares cubanas, informó que debido a las regulaciones se cerrarían 407 oficinas de Western Union distribuidas en toda la isla.
“Recae en el gobierno norteamericano la responsabilidad por la interrupción del servicio de remesas entre los dos países”, dijo Fincimex en un comunicado el martes por la noche.
La semana pasada el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo había dicho que el objetivo de la medida era cortar el flujo de dinero que pasa por los uniformados cubanos, a los cuales acusó de violar sistemáticamente los derechos humanos y apoyar a Venezuela, aliada de la isla y también en un férreo enfrentamiento con Washington.
Aunque no hay una cifra oficial de las remesas que llegan a Cuba, los expertos estiman que rondarían los 3.500 millones de dólares anuales, un monto significativo para la pequeña isla del Caribe.
Alternativas
Por su parte, Western Union aseguró en un comunicado enviado a AP este miércoles que estaba “explorando formas de cumplir con las nuevas reglas y regulaciones sobre Cuba” para seguir brindando el servicio. “Proporcionaremos información adicional a medida que formalicemos esos planes”.
Una alternativa podría ser un nuevo convenio entre Western Union y empresas estatales cubanas como Fincimex pero civiles, tal como sucede con los envíos desde Europa y Canadá que se canalizan a través del local Banco Metropolitano. Sin embargo, las autoridades cubanas no parecieron inicialmente dispuestas a tomar esta opción.
“Fincimex, como parte del sistema financiero cubano, es la entidad que por decisión soberana del gobierno cubano ha sido encargada de garantizar las remesas a Cuba desde los Estados Unidos, que serán interrumpidas totalmente”, dijo el comunicado de la empresa cubana.
Las presiones económicas de Trump para forzar un cambio de modelo político en la isla han ido desde multas a empresas y listas de compañías con las que está prohibido operar, hasta restricciones a los viajes turísticos de estadounidenses a la isla. El régimen de Cuba informó esta semana que en el último año perdió unos 5.500 millones de dólares que atribuye a las sanciones de la administración Trump.
Los expertos, sin embargo, matizaron el impacto de la sanción contra Fincimex.
“Evidentemente crea molestias”, dijo a AP el economista cubano Omar Everleny Pérez, pero “en tiempos normales (sin las dificultades devenidas del COVID-19) con que quiten la Western Union no pasa nada… hay otras alternativas”.
Pérez destacó que la empresa estadounidense tiene el beneficio de operar virtualmente por lo que desde cualquier teléfono en Estados Unidos es posible transferir las remesas, pero recordó que un número no desdeñable de remesas viene a través de “mulas” por lo que el retorno de los vuelos les abrirá el camino. A su vez, otras agencias operan por vías no formales cubriendo el mercado de remesas y también hay bancos de terceros países.
Fuente: Diario las Américas