sábado, septiembre 28, 2024
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Talibanes en la ONU: una peligrosa arma de doble filo para Occidente

Los talibanes quieren formar parte de la ONU. El grupo de fundamentalistas islámicos, quienes controlaron Afganistán entre 1996 y 2001, anunció su intención de participar en la 76° Asamblea General de este organismo, ahora que entraron a gobernar por completo el territorio afgano. Quieren medirse codo a codo con otros líderes mundiales.
Esto no es algo meramente casual: hoy este régimen busca reconocimiento internacional. De obtenerlo, accedería a relaciones diplomáticas y recursos congelados en fondos internacionales. Puede que formar parte de este organismo no se perciba como una mala idea, ya que podría garantizar mayor control sobre sus acciones.
Sin embargo, una cantidad de decisiones que se han tomado anteriormente en la ONU -en favor de regímenes autoritarios- han demostrado que este organismo no se caracteriza por tener rectitud o gozar de transparencia en lo que se refiere al manejo de temas porosos en materia geopolítica.
¿Es bueno abrirle la puertas de la Asamblea que agrupa a más de 190 mandatarios de todo el mundo? Las primeras decisiones demuestran que los talibanes no han cambiado. Descartaron la democracia como forma de gobierno, eliminaron la República para dar paso al Emirato Islámico y están excluyendo a las mujeres de la sociedad, sin ningún tipo de reparo. Tanto así que reemplazaron el Ministerio de la Mujer por el de Prevención del Vicio.
La respuesta a esta pregunta incluye dos elementos, aseguró en entrevista con PanAm Post el sociólogo y profesor en Palm Beach State College, Luis Fleischman. El primero, es que «muchos miembros de las Naciones Unidas violan derechos humanos, como Venezuela, Irán, Arabia Saudita y China». Por lo tanto, los talibanes no serían diferentes y podrían ingresar a la ONU dada la permisividad del organismo. El experto no descarta que el nuevo gobierno de Afganistán pida entrar para «unirse a Estados forajidos» como los antes mencionados.

El segundo, es que el grupo fundamentalista es señalado por haber acogido años antes a otros grupos terroristas como Al Qaeda. Por lo tanto, son un peligro para el resto del mundo que debe ser vigilado. Se demostró con el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York en 2001. «Quizás que sean miembros de la ONU, puede servir para escrutarlos mejor. Para controlar su actitud y su conexión con el terrorismo», agrega.

Sin embargo, antes que ambos elementos confluyan en un hipotético acceso a la ONU, Fleischman advirtió que los talibanes deben «hacer mucho trabajo para que se les pueda creer» sobre las intenciones supuestamente más moderadas, en comparación a su gobierno anterior.

La ONU, un mal inevitable 

El ministro talibán de Exteriores, Amir Khan Muttaqi, envió una carta a la Secretaría General de la organización. El líder de la comisión elegido por los talibanes se llama Suhail Shaheen, quien sirvió como su portavoz en Doha, Qatar. No obstante, acá se evidencia una nueva irregularidad. El expresidente de Afganistán, Ashraf Ghani, había designado como embajador ante la ONU a otro funcionario, Ghulam Isaczai, quien sigue en funciones.
El encargado de solucionar el conflicto es el comité de credenciales de la Asamblea General (integrado por países como Rusia, China y EE. UU.). Dados los tiempos, es poco probable que la instancia se reúna antes que terminen los debates actuales, apuntó EFE. Sea cual sea la solución, es necesario retomar el argumento expuesto por Fleischman, de que la organización no ha tenido problema con aceptar regímenes abusivos anteriormente.
El ejemplo más reciente es Cuba, elegido el año pasado por quinta vez para integrar el Consejo de Derechos Humanos. Resultó desconcertante e inadmisible esta decisión. Más aún, cuando el régimen castrista persiguió y detuvo a cientos de jóvenes por salir a protestar en julio pasado. Al respecto, el sociólogo apuntó lo siguiente:

«Las Naciones Unidas no es que sea un lugar de honor, donde están las naciones más iluminadas del mundo. En este organismo hay países con un récord terrible».

Para el experto, la ONU ha sido competente en temas de asistencia humanitaria a países con emergencias con desastres naturales, pero políticamente «es casi un lugar que no tiene valor». Se trata de un organismo «que carece de criterio respecto a los países». Aún así, es el único que legisla de forma internacional, algo que podría servir para regular a los talibanes.

Otro voto contra los valores occidentales

Hace poco los talibanes se reunieron Kabul con enviados de Rusia, China y Pakistán. Los fundamentalistas están usando todas las vías posibles para tener al ansiado reconocimiento internacional. Allí estuvieron el primer ministro talibán, el mulá Hassan Akhund y el ministro de Exteriores, Amir Khan Mutaqi, entre otros.
Según el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, el actual gobierno «ha proporcionado seguridad y controla todo el país, se han completado todos los requerimientos internacionales para reconocer a un Estado». Pero muchos países siguen dudando de esa afirmación. Por lo pronto, expertos no descartan la posibilidad de que países como Rusia y China ayuden a los talibanes a ingresar en la ONU. Ambos países no solo forman parte de la comisión de credenciales, también son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

«China quiere aumentar su esfera de influencia. Pakistán ya entró y quieren sumar a Afganistán. Veo claramente al régimen chino abogando por el reconocimiento de los talibanes. Si no es ahora, en un futuro no demasiado lejano».

Fleischman recuerda que el gigante asiático apoya a Venezuela, Irán e indirectamente, a Corea del Norte. «Si los talibanes entran en esta zona de influencia, entonces a la larga sería otro voto en contra de nuestros valores occidentales».
Fuente: PanamPost

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