Maulas, llamamos los venezolanos a quienes por pródigos, botarates o zánganos, como patrón de conducta, deshonran sus deudas. Si determinado desgobernante declara a su país en bancarrota, por haber depredado el patrimonio público. O peor, porque en decúbito ventral se le ha colocado a cuanto bicho de uña viaja a Venezuela a enriquecerse a costa de la ruina compatriota Que no pretenda transferir responsabilidades propias a terceros.
Y dicho sea muy de paso ¿Qué culpa puede atribuírsele a mister “Donaldtrón”, como lo llama en su coprolalia el causante del default con Naciones Unidas, si el referido expresidente de EEUU asumió tal jefatura de Estado el 20 de enero de 2017 y la morosidad que comentamos persiste desde 2016?
Meses atrás, el Comité de Derechos Humanos de la mismísima, ONU, dictaminó que el finado, Hugo Chávez (q.e.p. se achicharre en la quinta paila), so pretexto de la supuesta participación en la intentona, del 11 de abril de 2002 -lamentablemente fracasada- exilió y persiguió con saña a un muy distinguido jurista venezolano. Quiere decir lo anterior, que el Comité, en referencia, se tomó casi 20 años para censurar tamaña arbitrariedad. Justicia tardía no es justicia.
En la orilla opuesta, ese mismo Comité, a la velocidad del rayo, vía express, semanas apenas, a contar de la petición correspondiente, emitió el 24 de junio del año pasado, resolución con el propósito de frustrar la extradición desde Cabo Verde a Florida, EEUU, de un sedicente embajador que no es más que vulgar testaferro. Destacamos, el trato desigual para un hombre decente y para quien no lo aparenta. Que tomen nota los que, en el futuro, pretendan tutelas similares. Nunca es malo saber cómo se bate el cobre -o el cobro, en el dicho comité. La narcocleptosatrapia, es toda una enciclopedia ambulante, en sobornar y dejarse sobornar, en Venezuela, en la ONU y hasta en el Reino de los Cielos.
Un “votico”, por pequeño que parezca es moneda de intercambio, en las recíprocas impunidades que campean fueros en los entes multilaterales. En estos últimos, los Estados forajidos, son mayoría. Ponerse al día con el honorable, António Guterres, para que pueda pagar las facturas de teléfono, luz y aseo urbano, de sus oficinas en la ONU, puede ser muy lucrativo. Basta con que cualquier desgobierno compinche, se encuentre urgido de algún certificado de buena conducta. En el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, las exigen, de cuando en cuando, para guardar apariencias.
¿No tienen, en estos momentos, ni míseros, 40 millones en moneda dura a causa del nuevo acto terrorista, perpetrado por uno de los identificados al comienzo de la presente crónica?
Urge una gran colecta entre los compinches, menos indecentes, del desgobierno maula: “El Koki”, “El Ñoqui”, “El Moki”. “Iván Márquez”, “Romaña”, “Gentil Duarte”, los “Narcojuniors” Guzmán Loera, hijos del legendario “Chapo”.
Hay que reponer la maltrecha virginidad, de la vestal narcocleptosatrapía.
Fuente: Diario las Américas