WASHINGTON — El representante Steve Scalise, luego de haber sido nominado para convertirse en presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se dirige hacia un embrollo republicano conocido: Colegas del Partido Republicano escépticos y reacios a dar su apoyo, negándole con ello la mayoría que necesita en la votación para conseguir el puesto.
La Cámara de Representantes inició su sesión del jueves a mediodía de cara a una acción en el pleno para elegir a un presidente, pero rápidamente llamó a un receso.
Scalise debe conseguir más de 100 votos, la mayoría de los que apoyaban a su principal rival, el representante Jim Jordan, el presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos que era el favorito de los de línea dura, mientras los legisladores batallan para reemplazar al representante Kevin McCarthy tras su histórica destitución. No se tiene prevista alguna votación y el total de votos que necesita Scalise para convertirse en presidente de la Cámara Baja asciende a 217.
“El tiempo apremia”, comentó McCarthy a su llegada al Capitolio.
Cuando le preguntaron si seguía siendo posible que Scalise consiguiera el apoyo necesario, McCarthy respondió: “Es posible, pero va a ser complicado”.
La Cámara de Representantes se encuentra en su segunda semana sin un presidente y es esencialmente incapaz de funcionar, por lo que la presión está sobre los republicanos para que den marcha atrás, reafirmen el control de la mayoría y gobiernen.
Se necesitan tomar medidas para financiar el gobierno o enfrentar la amenaza de un cierre de gobierno en un mes. Los legisladores también quieren que el Congreso proporcione una contundente muestra de apoyo a Israel en la guerra con Hamas, pero una resolución bipartidista ha sido ignorada por el estancamiento en la Cámara de Representantes. Se espera que la Casa Blanca pida pronto dinero para Israel, Ucrania y el reabastecimiento del arsenal de armas estadounidense.
“Tenemos mucho trabajo por hacer”, señaló Scalise tras la votación privada de los republicanos del miércoles, en la que no estuvo a la altura de las expectativas.