Trump dice lo que no se debe decir, lo que no es diplomático, cortés o conveniente, pero que todo el mundo oye con alivio porque son verdades como puños que nadie se atreve a pronunciar con claridad.
Así, el expresidente ha vuelto a desatar la polémica al declarar que París y Londres se han vuelto irreconocibles debido a sus políticas de inmigración y seguridad.
En un mitin de campaña en Wisconsin, Trump lamentó las consecuencias que cualquiera puede comprobar a simple vista de que las ciudades europeas «abran sus puertas a la yihad», lo que, como era previsible, ha generado críticas y debates. Como cuando llamó ‘vertedero’ a Haití (shithole), toda la prensa del régimen hizo como que se escandalizaba y, poco tiempo después, Haití dio la razón al presidente de manera innegable.
En esta ocasión, los comentarios de Trump no hacían más que remachar declaraciones anteriores, en las que afirmó que muchos barrios de París y Londres se habían vuelto tan peligrosos que la Policía los evitaba. No era una crítica casual: el expresidente pretende alertar a sus compatriotas de que, si se sigue permitiendo la enloquecida política de Biden en la frontera sur del país, si no se hacen esfuerzos por preservar la cultura y las tradiciones nacionales, Estados Unidos correrá la misma suerte.
Los comentarios del expresidente provocaron duras reprimendas por parte de los líderes europeos, y el entonces primer ministro británico, David Cameron, y el alcalde de Londres, Boris Johnson, los desestimaron por considerarlos divisivos y mal informados. A pesar de las críticas, Trump persistió en sus afirmaciones, sosteniendo que partes de las ciudades europeas estaban «radicalizadas» y presentaban importantes riesgos de seguridad.
La retórica de Trump sobre inmigración y seguridad ha sido un tema recurrente a lo largo de su carrera política, y sus declaraciones anteriores obtuvieron tanto apoyo como condena. Sus comentarios reflejan debates más amplios sobre el multiculturalismo, la asimilación y la identidad nacional en las sociedades occidentales.
Si bien las opiniones de Trump han generado controversia, sus partidarios argumentan que él llama la atención sobre cuestiones que los políticos tradicionales suelen pasar por alto. Sin embargo, los críticos lo acusan de perpetuar el miedo y la división para obtener beneficios políticos.
Mientras Trump sigue siendo una figura prominente en la política estadounidense, sus comentarios sobre asuntos internacionales siguen sujetos a escrutinio y debate, lo que subraya el impacto duradero de su presidencia en el discurso global.