Las protestas universitarias en Estados Unidos, en las cuales se exige el fin de la relaciones con Israel y el rompimiento de alianzas con instituciones del Estado judío, se extendieron por todo el país. De ser Nueva York el epicentro, las escenas violentas se trasladaron a otros lugares del país como Florida o Chicago.
Los reclamos se transformaron en caos y en un asunto en el que Joe Biden, el presidente del país, no logra tener voz de mando porque hacerlo significaría perder votos en las elecciones de noviembre, por el descontento de electores jóvenes progresistas en su contra. Mientras su campaña trata de lidiar con eso, el multimillonario y precursor de planes globalistas, George Soros, sigue haciendo de las suyas con millones de dólares destinados a los grupos ideológicos que dicen apoyar la causa palestina desde los campus.
Los grupos Jewish Voice for Peace e IfNotNow están entre los organizadores de las protestas en la Universidad de Columbia y en otras, según un informe de Político. Lo que hay más allá, es lo que compromete al multimillonario de ideas globalistas: ambas cuentan con el apoyo de la Fundación Tides, financiada por Soros, cuyo Tides Advocacy (un grupo afiliado, calificado como una “enorme incubadora progresista” por The Washington Post) trabajó arduamente para impulsar la imagen de Biden cuando apenas cumplía seis meses en la presidencia, pero su popularidad caía en picada.
Misión: explotar la etiqueta de “judío”
Es interesante lo que arroja una búsqueda de internet sobre los grupos progresistas estadounidenses. En el caso de Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz, en español) se califican a sí mismos como el “ala judía” del movimiento de solidaridad palestino y como “judíos contra el sionismo”, pero muchos de sus activistas no son judíos.
Además de eso, tienen la intención de crear “una brecha” dentro de la comunidad judía estadounidense, mientras trabaja hacia el objetivo “de eliminar la ayuda económica, militar y política de Estados Unidos a Israel”, según una investigación separada de NGO Monitor. Lo hacen al explotar la etiqueta de “judío” para desviar la evidencia “de un antisemitismo flagrante dentro de las campañas antiisraelíes”.
El dato es importante, pero no es algo que deba causar sorpresa. El año pasado también trascendió cómo el dinero de Soros se camufla en un complejo sistema de financiamiento desde su Open Society Foundations hacia otro grupo progresista que busca la aniquilación de Israel utilizando el pretexto de la “opresión” contra civiles palestinos. En cuanto a la Fundación Tides, esta “ha dado casi 500.000 dólares en los últimos cinco años a Jewish Voice for Peace, que se describe explícitamente como antisionista”, agrega Político.
Partido Demócrata en la cuerda floja
Los apellidos Gates, Rockefeller y Pritzker también aparecen en este entramado de dinero oscuro, así como en donaciones a la campaña demócrata. Por ejemplo, el Fondo de los Hermanos Rockefeller habría donado en 2022, unos 300.000 dólares a la Fundación Tides. En paralelo, la fundación de Bill y Melinda Gates también participaría apoyando a los grupos progresistas mencionados.
Entonces, Joe Biden no solo está entre la espada y la pared en términos de popularidad, también lo está en términos de respaldo económico. No puede prescindir de este último porque encuestas como la de Pew Research Center revela que la carrera presidencial está prácticamente empatada: el 49% de los votantes registrados favorece a Donald Trump o se inclina por votar por él, mientras que el 48% apoya o se inclina por el mandatario demócrata.