MIAMI. – Apenas 5 días habían transcurrido de que el Departamento de Estado de EEUU identificara a Cuba como un país con el que se puede contar para combatir el terrorismo internacional, cuando otra noticia igual de sorprendente se convertía en titular de los medios que ofrecen cobertura del tema cubano.
Ofrecida en primicia exclusiva por DIARIO LAS AMÉRICAS, el lunes 20 de mayo hacíamos pública la información, revelada por una fuente desde el interior del Aeropuerto Internacional de Miami, de que agentes de la seguridad aérea al servicio del régimen de La Habana se encontraban de recorrido por áreas restringidas de esa terminal aeroportuaria, a las que solo tienen acceso los agentes del TSA (por su sigla en inglés), es decir los oficiales de la Administración de Seguridad del Transporte que garantizan con su trabajo y el uso de tecnología el control del equipaje para la seguridad de los viajeros y en consecuencia del país.
Al trascender esta noticia, la reacción de las autoridades locales fue inmediata pues según información recopilada por este rotativo, ni la alcaldesa Daniella Levine Cava -bajo cuya jurisdicción como máxima autoridad condal opera el aeropuerto- había sido informada de la visita, como tampoco Ralph Cutié, director de Aviación de la demarcación.
Ante el suceso, considerado de alto impacto para la seguridad nacional, al día siguiente, en el contexto de una reunión, la Comisión del Condado aprobó por unanimidad una moción donde los trece funcionarios electos que la integran exigían a la Casa Blanca se les ofreciera una explicación por la inusual e inexplicable visita, teniendo en cuenta el nivel de acceso a información en áreas sensibles, de uno de los aeropuertos más transitados del país.
Pero las sorpresas a raíz de esta noticia que provocó también las reacciones del senador Marco Rubio, así como de los congresistas María Elvira Salazar y Carlos Giménez, aún no terminan.
Hoy, cuando se analiza la decisión anunciada el martes 28 de mayo por el gobierno de Biden, de que los propietarios de pequeñas y medianas empresas cubanas, las llamadas MIPYMES, podrán tener acceso a créditos y cuentas en bancos estadounidenses, un reporte publicado en el portal Martí Noticias, serviría para comenzar a desenredar la madeja de interrogantes que se ha abierto ante la andanada de “favores”, uno detrás del otro, que Washington le ha concedido a La Habana en los últimos días, como si la política de deshielo iniciada por Barack Obama en 2014 hubiese comenzado a tener un segundo momento, a partir de algún acuerdo secreto adoptado entre altos funcionarios de ambos países y que sólo quienes lo han propiciado o facilitado conocen.
En el artículo de Martí Noticias titulado ¿Quiénes fueron los funcionarios cubanos que visitaron el aeropuerto de Miami?, a partir de un documento del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba que ese portal de noticias consultó se supo que la cancillería cubana gestionó visado diplomático a los cinco oficiales de la isla que recorrieron durante unas cinco horas el Aeropuerto Internacional de Miami.
Este grupo de funcionarios, que según el documento consultado, viajó para participar en un encuentro de trabajo entre la Agencia de Seguridad del Transporte de EEUU de América y representantes de la Aviación Civil de Cuba, estuvo encabezado por Carlos Radamés Pérez Andino, vicepresidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba; también integraron el grupo, según la solicitud de visa entregada por el Departamento de Relaciones Exteriores de Cuba, Nestar María Rojas Álvarez, Lorenzo de la Rosa Garcés, Jossue Puigvert García y Benedicto Nelson Gutiérrez Acosta. Todos, asegura Martí Noticias, recibieron el visado A2 que se entrega en EEUU a diplomáticos y funcionarios extranjeros.
Común y usual, según comunicado de la TSA
Tras el asombro e indignación ocasionados por la visita de funcionarios cubanos a zonas de alta sensibilidad para la seguridad en el aeropuerto más transitado del estado de Florida, mediante un comunicado emitido, TSA respondió que «la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) trabaja habitualmente con todos los países con vuelos directos a Estados Unidos. La TSA recibe a funcionarios gubernamentales y miembros de la comunidad de la aviación en los aeropuertos de EEUU para fomentar una postura sólida de seguridad de la aviación global».
«Las autoridades estadounidenses y cubanas administran conjuntamente el espacio aéreo entre Cuba y los Estados Unidos y garantizan la seguridad de los viajeros que utilizan nuestros aeropuertos. La República de Cuba cuenta con seis aeropuertos de último punto de salida con vuelos directos a Estados Unidos, por lo que TSA trabaja continuamente para fortalecer el marco de seguridad con Cuba y otras naciones del Caribe».
Asimismo, agregaba la comunicación del TSA tras la reacción por la visita, «la TSA trabaja en estrecha colaboración con sus homólogos cubanos para promover la seguridad de la aviación civil en ambos países. Esto implica que la TSA inspeccione los aeropuertos cubanos para certificar su capacidad para albergar vuelos a Estados Unidos y visitas recíprocas ocasionales del Ministerio de Transporte cubano a aeropuertos estadounidenses para demostrar las mejores prácticas».
Además, aseguraban en el comunicado que «los funcionarios cubanos no tuvieron acceso a tecnología o sistemas sensibles. Recibieron una descripción general de las operaciones de seguridad de la TSA, incluido el equipo que cualquier persona inspeccionada en el punto de control puede ver, lo que demuestra las mejores prácticas en seguridad de la aviación civil, para que Cuba considere la implementación de medidas similares con sistemas similares».
Y tras otros argumentos que intentan explicar la razón de la visita, el comunicado finaliza, «la visita fue coordinada con la asistencia del Departamento de Estado».
Más preguntas aún
Tras este comunicado y teniendo en cuenta los hechos acontecidos en los que de manera aislada pero consecutiva, Cuba ha estado al centro de importantes decisiones adoptadas por quienes tienen poder de decisión en materia de política exterior estadounidense, se añaden dos preguntas más a la lista de interrogantes pendientes de respuesta: ¿Es usual que funcionarios de la seguridad aérea de un país adversario de Estados Unidos, como lo es Cuba, aliado de potencias enemigas como China, Rusia, Irán y Corea del Norte tengan acceso al país, amparados bajo un visado de diplomáticos? ¿Es usual que los recursos y tecnología adquiridos para proteger a los ciudadanos, residentes y viajeros en EEUU se muestre a funcionarios de un país cuya labor de inteligencia y espionaje ha ocasionado probados daños a la nación?
Dependiendo de las respuestas, cualquier lector que no estuviera influenciado por el sentimiento que ocasiona el antológico diferendo político entre Cuba y Estados Unidos, incluso entre la migración cubana exiliada y el régimen cubano, podrá formarse sus propias opiniones.